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domingo, 19 de enero de 2025

Vacuna contra el mito de Patarroyo



Hace unos días Colombia estuvo de luto por la muerte de Manuel Elkin Patarroyo, posiblemente el científico colombiano más famoso del país. Patarroyo genera odios y amores, según qué faceta suya se mire — y normalmente se confunde una faceta con las otras. Aquí vamos a tratar de mirarlas de manera separada.

Manuel Elkin Patarroyo, el científico


En 1987, Manuel Elkin Patarroyo presentó la primera vacuna sintética contra la malaria, la SPf66, y se la regaló a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Durante los siguientes ocho años, la vacuna fue puesta a prueba en varios lugares del planeta, pero su tasa de éxito era muy baja o directamente no era efectiva. Eventualmente, la OMS la registró como inactiva o descontinuada.

Patarroyo dedicaría el resto de su vida a la investigación de vacunas sintéticas, específicamente contra la malaria, la tuberculosis, la leishmaniasis, la hepatitis A, la amigdalitis y el dengue. En ello fue coautor de al menos 630 publicaciones, cuenta con un poco menos de 16,000 citas, y en algún momento su laboratorio tuvo casi 160 investigadores.

No tenemos motivos para dudar que, en el más estricto sentido del quehacer científico, Patarroyo hacía buena ciencia. Cuando se trataba de ponerse la bata blanca, preparar discos de Petri, mirar bajo el microscopio, anotar los resultados, y publicar sus datos para revisión y posterior publicación, Patarroyo parece haberse ceñido a las normas que rigen la ocupación. No hay retractaciones de sus papers, denuncias de datos manipulados, ni cosas por el estilo.

Manuel Elkin Patarroyo, el charlatán


Existen otras facetas, menos pulcras, de Patarroyo. No hay escasez de afirmaciones gratuitas y anuncios grandilocuentes que Patarroyo hizo, pero que nunca se materializaron o fueron respaldados por la evidencia.

Por ejemplo, la explicación que Patarroyo ofreció para la inefectividad de su vacuna SPf66 no fue que él no hubiera acertado a la primera (que, en puridad, es parte de hacer ciencia, y no debe entenderse como fracaso), sino que era por las "fuerzas oscuras" de la industria farmacéutica, que supuestamente veía como una amenaza a su modelo de negocio que él le hubiera regalado la vacuna a la OMS, por lo que habían decidido sabotear todos y cada uno de los ensayos clínicos.

Aunque no seré yo quien le cante alabanzas a la industria farmacéutica, parece que Patarroyo nunca se molestó en proporcionar evidencia de este complot contra su vacuna. De hecho, la vacuna incluso sería objeto de una revisión Cochrane, que tampoco encontró que fuera efectiva. Culpar a las farmacéuticas sin aportar evidencias es una teoría de la conspiración en toda regla.

Patarroyo enfrentó varias denuncias por traficar ilegalmente los monos nocturnos del Amazonas que usaba en su investigación, aunque finalmente los estrados judiciales lo absolvieron y permitieron que continuara con sus investigaciones. Una vez más, las farmacéuticas fueron acusadas de estar detrás de una campaña de desprestigio aunque, como de costumbre, nunca hubo evidencia de esto. (Y no hay que olvidar que los animalistas son perfectamente capaces de ser obstinadamente litigantes sin estar a sueldo de nadie.)

En cualquier caso, conspiración farmacéutica de por medio o no, a pesar de dedicar casi 40 años a la investigación de vacunas sintéticas contra toda una serie de enfermedades, Patarroyo nunca desarrolló otra vacuna.

Eso no significa que Patarroyo no anunciara más vacunas. Por ejemplo, en 2011 anunció que ahora tenía una vacuna contra la malaria efectiva en más del 100% (¿!), que llamó Colfavac (Colombian Falciparum Vaccine). Esta nueva vacuna se cayó en la segunda fase de ensayos clínicos.

En 2018, durante el I Congreso Mundial de Facultades de Farmacia (IPAP18) Patarroyo prometió que la nueva versión de la vacuna, la Colfavac 90-100, se empezaría a aplicar al año siguiente. Eso no ocurrió. Luego, en 2021, Patarroyo prometió una vacuna contra el Covid-19; la llamada Colsarsprot que sería entregada en apenas unos meses, en 2022. Eso tampoco ocurrió.

Una interpretación caritativa sería pensar que Patarroyo tenía más entusiasmo que prudencia al momento de hablar sobre su trabajo, y que la emoción se apoderaba de él cada vez que se ponía delante de un micrófono. No obstante, esa interpretación no podría explicar la tendencia que tenía Patarroyo por utilizar su prestigio científico para darle validez a ideas cuestionables o que directamente no son ciertas.

Por ejemplo, a pesar de que no tenía experiencia desarrollando vacunas contra virus, cuando la pandemia de Covid-19 llegó al país, Patarroyo dio entrevistas en calidad de experto, e incluso tuvo una reunión para asesorar al Presidente Duque, escenarios en donde echó mano de su autoridad científica para decir cosas demostrablemente falsas y esparcir desinformación, en contra de lo que los investigadores del Covid estaban diciendo. Así, Patarroyo ayudó a la confusión general, y posiblemente a que hubiera un mayor número de infectados y de muertos. Ante las críticas de que su especialización era en enfermedades tropicales causadas por parásitos, y no en virus de transmisión aérea, su respuesta fue que "son iguales" en vista de que todo son moléculas y proteínas. Facepalm!

En otra ocasión le dijo a la revista católica Ecclesia que el grado de incertidumbre al analizar el núcleo de los átomos le indicaba que el mundo estaba muy ordenado (?) y que eso significaba que había un creador universal — lo que es un fracaso monumental en pensamiento crítico y, para completar, no apunta a que el catolicismo sea la religión verdadera más de lo que podría apuntar al budismo, el jainismo o la religión cargo.

Ahh, y por supuesto, no podía faltar el apunte de rigor de que el catolicismo y la ciencia son compatibles. Hay pocas cosas más lamentables a que un investigador utilice su prestigio científico para rehabilitar la superstición organizada de sus afectos. Como ya hemos explicado antes, las religiones ofrecen afirmaciones basadas en la revelación, la fe o la autoridad; mientras la ciencia ofrece afirmaciones sobre el mundo basadas en la mejor evidencia disponible, y susceptibles de modificación según nueva y mejor evidencia. Así que la afirmación de compatibilidad entre ciencia y religión es como decir que el fútbol es compatible con meter goles con la mano.

A mí siempre me dan lástima los científicos católicos que se ponen a escupir estas chorradas pero nunca se molestan en indicar un solo paper revisado por pares y publicado en una revista científica de amplia trayectoria y alto factor de impacto donde se dé por buena, o siquiera posible, la doctrina de la transubstanciación (según la cual, dice la Iglesia Católica, la harina se convierte literalmente en carne humana).

La frecuencia con la que Patarroyo hacía promesas rimbombantes y afirmaciones extravagantes para las cuales parecía pensar que su título de investigador era evidencia más que suficiente pone en tela de juicio la idea de que él simplemente se dejaba llevar por la emoción ingenuamente al tener una grabadora cerca.

Manuel Elkin Patarroyo salva al país


En Colombia, la ciencia no es vista como la interrogación escéptica del Universo mediante la cual satisfacemos nuestra curiosidad al tiempo que descubrimos cómo funciona el mundo a nuestro alrededor, y concebimos formas de interactuar con nuestro entorno que nos resulten ventajosas, sino que es más bien entendida como el ejercicio de un rito pagano industrial, ejercido por una especie de monjes con acceso secreto a un tipo de conocimiento de entre muchos varios, gurús cuyas prescripciones pueden ser tomadas más o menos a discreción, dependiendo de qué tanto comulguen con la idiosincracia nacional. Por eso, los científicos son tratados como una especie de bichos raros que ocasionalmente se transforman en sabios redentores con la verdad revelada para salvar al país, aunque sus prescripciones siempre terminan recogiendo polvo. La suspicacia y el desdén que en el país se tiene contra la ciencia son descomunales; y en consecuencia, todas las administraciones, del signo político que sean, la han tratado como un botín burocrático.

Esta fue una realidad que Manuel Elkin Patarroyo tuvo que navegar, y todo apunta a que no lo hizo nada mal. Si no de manera explícita, al menos a nivel instintivo, Patarroyo comprendió muy temprano que Colombia tiene ese malsano hábito de endiosar a los ciudadanos que consiguen el nebuloso propósito de "salvar al país", para satisfacer una suerte de necesidad psicológica, rascando esa picazón psicótica colectiva de quedar bien. Esto deriva en una tendencia a crear cultos y proto-cultos de la personalidad, que facilitan la explotación por parte de las personalidades instaladas en el panteón colectivo nacional. Y empiezan los círculos viciosos de "salvar al país" y consolidar su lugar en el pedestal, "salvar al país" y cimentar la posición, "salvar al país" y... así por toda la eternidad.

Desde que desarrolló la vacuna SPf66, Patarroyo consiguió ser puesto en el pedestal nacional, siendo canonizado como el científico estrella del país. En esta calidad le lloveron premios, galardones, honoris causa, invitaciones a conferencias y todo tipo de condecoraciones y homenajes, y la periodista Flor Romero escribió su biografía autorizada. En 1995, el mismo año en el que la vacuna SPf66 finalmente sería rechazada definitivamente por inefectiva, Patarroyo fue nombrado como uno de los 100 colombianos más influyentes y poderosos del país.

Después de casi una década de "salvar al país" al lomo de una vacuna fallida, a Patarroyo le llegó una nueva oportunidad de "salvar al país" con la primera Misión de Sabios, la farsa del gobierno nacional de convocar sabios salvadores y pedirles sus recomendaciones, para luego ignorarlas olímpicamente. Años más tarde, en una expresión de algo que no puede sino ser descrito como populismo, al anunciar la primera vacuna Colfavac, Patarroyo también prometió que todas sus vacunas llevarían el prefijo 'Col', "para que la gente sepa que fuimos los colombianos los que resolvimos el problema de la malaria, de la tuberculosis, del dengue y de esa manera se le otorgue el crédito y reconocimiento al país". El número total de vacunas efectivas con el prefijo 'Col' desarrolladas por él y su equipo permanece igual, catorce años después: cero.

Otro problema con la beatificación de los salvadores de la patria es que, una vez instalados en ese pedestal, todos se conocen con todos, y aparentemente Patarroyo tenía una facilidad pasmosa para amistarse con los tipos que son elegidos Presidente del país. Posiblemente su expresidente más cercano fuera Belisario Betancur, en cuyo funeral Patarroyo dijo haber sido el 'hijo bobo' de esa familia, y que cuando estuviera completada la vacuna de la malaria, esta también sería obra de Betancur.

Con una buena suerte normalmente reservada para políticos y personajes de la farándula, Patarroyo consiguió acaparar durante años más de la mitad del presupuesto nacional de investigación. Los fondos se depositaban en las cuentas de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (Fidic), la organización que Patarroyo fundó con su familia "y ex mandatarios colombianos".

La página de la Fidic es una oda a los albores del diseño web, y no parece haber recibido ninguna actualización en más de 10 años. No tienen secciones de misión, visión, acerca de, historia, ni mucho menos información sobre sus fundadores o su junta directiva — ni siquiera hay nada que indique que su co-fundador más famoso ha fallecido. Ciertamente no es la página web que uno esperaría de una organización que durante varios años consecutivos consiguió hacerse con más de 1,000 millones de dólares americanos del erario.

El investigador siempre adujo que tan abultada financiación era necesaria para pagar a sus investigadores, conseguir sujetos de investigación y materiales, y mantener las instalaciones. Aparentemnte la producción investigativa de la Fidic se ha mantenido constante hasta el día de hoy a pesar de que más o menos a partir de 2010 dejó de recibir financiación del gobierno colombiano. Sus fuentes de financiación posteriores incluyen al gobierno español, la Caja de Ahorros de Navarra, y la Universidad del Rosario. Para el presunto desarrollo de la vacuna Colsarsprot recibió financiación de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales y de la opaca Fundación Internacional Limitada Greenstone de Hong Kong.

Todo esto plantea preguntas que Patarroyo nunca se molestó en responder seriamente. Infortunadamente, la respuesta de Patarroyo era que —como a todo buen salvapatrias que se respete— le tenían envidia. No es envidia: si él estaba recibiendo la mitad del pastel, mientras todos los demás investigadores del país, si les iba bien, conseguían migajas, no sin antes haber tenido que sortear exitosamente toda una carrera de obstáculos burocrática, entonces exigir transparencia y que se nivele el campo de juego no es envidia, sino una petición absolutamente razonable.

A pesar de esto, la buena fortuna típica de una celebridad lo siguió hasta el final de su vida. Por lo menos hasta el año pasado, Patarroyo estuvo en la nómina de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional como catedrático de tiempo completo, con un salario exorbitante, a pesar de no dictar clase desde los Noventa. ¿Y quién no quiere pagarle una fortuna a alguien que se dedica a "salvar al país"?

Patarroyo no necesitó diseñar mal sus experimentos, hacer p hacking o amañar sus datos para hacerle daño a la ciencia colombiana: de las cuatro normas mertonianas que conforman el espíritu de la ciencia moderna, Manuel Elkin Patarroyo cómodamente rompió dos o tres de manera habitual.

El valor mertoniano del desinterés personal consiste en que los científicos deben actuar en beneficio de la empresa científica común más que por ganancia personal. Es claro que en este aspecto Patarroyo prefirió su interés propio, y en el proceso perjudicó a otros investigadores. También es claro que al culpar a las farmacéuticas sin proporcionar evidencia, Patarroyo atacó el valor mertoniano del escepticismo organizado: hay que tener un exceso dañino de autoestima para deplorar el trabajo de todos los demás científicos que se dieron a la tarea de poner a prueba sus vacunas y no encontraron que fueran efectivas, y acusarlos de ser todos comprados por las farmacéuticas o de ser todos tan ineptos como para no darse cuenta de que sus ensayos clínicos estaban siendo saboteados.

Incluso, el valor mertoniano del universalismo se vio emboscado por Patarroyo con su promesa de nombrar sus vacunas con el prefijo 'Col' para que el mundo supiera que fueron los colombianos quienes habían conquistado la malaria. El provincialismo es tan compatible con el universalismo como la religión lo es con la ciencia. Con algo de caridad, se podría hacer un argumento de que el único valor mertoniano que Patarroyo respetó fue el del comunismo, cuando regaló su vacuna a la OMS, lo que sí conduce al sentido de propiedad común y de acceso a los bienes científicos.

Al final, creo que Patarroyo consiguió su meta más ambiciada, que fue dejar muy en alto el nombre de Manuel Elkin Patarroyo. En su biografía autorizada, el investigador afirmaba que estaba "condenado a ganarse el Nobel". Nunca le pasó, ni falta que le hizo: para "salvar al país" tan sólo basta con hacer afirmaciones grandilocuentes, y esperar que nadie les haga seguimiento. Y así lo hizo él, de manera sistemática, durante casi 40 años.

(imagen: MedellínUNAL)

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sábado, 7 de diciembre de 2024

Día de Velitas y la Inmaculada Concepción



La noche de cada 7 de diciembre, muchas personas en Colombia celebran el Día de las Velitas (también llamado Noche de Velitas), prendiendo varias pequeñas velas de cera; a veces las meten en faroles y a veces las ponen frente a sus casas.

Aunque con el paso del tiempo la celebración se ha sincretizado y secularizado un poco, y en algunas partes ha empezado a marcar más ampliamente el inicio de las festividades navideñas, el Día de Velitas nació como una vigilia por el dogma católico de la Inmaculada Concepción de la 'virgen' María, celebrado en esta fecha. Aunque para los católicos mayo es el mes mariano, el dogma de marras es celebrado a finales de año porque fue el 8 de diciembre de 1854 cuando el Papa Pío IX lo proclamó en su la bula Ineffabilis Deus. El Día de Velitas es una efeméride, pues.

¿Qué es el dogma de la Inmaculada Concepción? El mito católico contiene cuatro dogmas (o supuestas verdades reveladas por dios) sobre la 'virgen' María. El de la Inmaculada Concepción dice que esta palestina nació sin pecado original, porque si iba a ser la mamá del zombie judío, no podía ser pecadora, así que, a mediados del siglo 19, el Capo de Tutti Capi hizo canon la noción de que la elegida para ser violada por el Espíritu Santo estaría libre de pecado original.

sábado, 26 de octubre de 2024

Alternativas a la barbarie



Una de las desgracias de crecer en Colombia es tener que soportar a las criaturas que constantemente escupen la opinión de que el país necesita una dictadura — una afirmación absolutamente delirante, considerando que el prohibicionismo es la única forma en la que se hace política pública en el país: si un problema no se puede resolver prohibiendo algo, entonces se asume que no se puede resolver. Para completar, el talante consistentemente autoritario de los impresentables que se montan a la Presidencia haría pensar a cualquier observador imparcial que esto es un requisito para el cargo. Básicamente, Colombia nunca está muy lejos de una dictadura.

En cualquier caso, la criatura de turno soltará esa profana opinión —o una semejante— como si fuera la solución a un problema social, real o imaginario: sea la corrupción, la inseguridad, el crimen organizado, las leyes absurdas, la burocracia, o los jóvenes haciendo cosas de jóvenes; traicionando en el proceso que no tiene ni pajolera idea de cómo, en una dictadura, la burocracia, la corrupción, la inseguridad y el crimen organizados campan a sus anchas.

Entre los cursos de acción más aclamados por este tipo de criaturas se encuentran la pena de muerte por corrupción, y la cadena perpetua para violadores de niños (salvo que sean sacerdotes, en cuyo caso, prefieren no hacer nada). Y siempre tienen a la mano la excusa perfecta: algún pretendido bien moral y social, como la defensa del herario, o el memético "¿alguien quiere pensar en los niños?".

martes, 19 de septiembre de 2023

Aumentan países que castigan la blasfemia



La Comisión Americana sobre Libertad Religiosa Internacional (USCIRF, sigla en inglés) acaba de publicar dos informes en los que actualiza la lista de países que castigan la blasfemia— los resultados de estos reportes son desesperanzadores.

El primer informe es una ficha legislativa sobre blasfemia, que enumera los 95 países cuya legislación penaliza las expresiones que insultan u ofenden los sentimientos, figuras o símbolos religiosos. También explica cómo esa legislación es incompatible con las protecciones del derecho internacional de los derechos humanos para el derecho a la libertad de religión o creencia y el derecho a la libertad de opinión y expresión.

El segundo informe es el desglose y compendio de cada una de las leyes de esos 95 países que castigan la libre expresión sobre dioses, ideas religiosas y demás parafernalia supersticiosa que los religionistas pretenden reciban protección especial, en contra de la más elemental premisa de un Estado de derecho moderno, que está para proteger personas y no ideas.

Como dije, los resultados son desgarradores. Veamos.

domingo, 7 de agosto de 2022

Presidencia de Gustavo Petro empieza con superstición



Hoy es la toma de posesión de la Presidencia de Colombia por parte de Gustavo Petro — yo dudo bastante que su mandato sean los ríos de miel y leche que cantan sus seguidores, o el infierno castro-chavista que augura la extrema derecha, porque veo la Presidencia de Petro mucho más como un típico caso de cambiarlo todo para que todo siga igual.

A pesar de que tanto petristas como anti-petristas lo ven como el cambio (unos para bien, y otros para mal), lo cierto es que lo más cercano que tenemos a predecir el comportamiento futuro es mirar los comportamientos pasados. Y la trayectoria de Petro tiene antecedentes de feudalismo y premodernidad a cascoporro, que casi que es descabellado concluir algo diferente a que con Petro Colombia andará por las vías del progreso, yendo en reversa... que es exactamente lo mismo que ha ocurrido durante los 200 lamentables años de existencia del país —salpicados por una que otra excepción aquí y allá—.

Para la muestra, ayer Petro y su vicepresidente, Francia Márquez, llevaron a cabo una "posesión espiritual":

lunes, 23 de mayo de 2022

Ateos de Latinoamérica se desvinculan de Atheist Alliance International



A mediados de 2021 denuncié los tropezones de Atheist Alliance International (AAI), en lo que parecía una mezcla tóxica de corrupción, incompetencia y negligencia en el manejo que la Junta Directiva le había dado a la organización desde 2017, de manera ilegítima. En esa ocasión, cerré el post deseando que AAI pudiera ser rescatada y su antigua gloria restablecida, en vista de que cuenta con estatus de consultor especial en el Consejo de DDHH ante la ONU.

Pues todo parece indicar que quienes dieron el golpe y se apropiaron de AAI en 2017 no están muy interesados en soltar el poder, y dejar que la organización sea renovada de manera democrática. Antier, el grupo de organizaciones ateas de Latinoamérica que hacían parte de AAI se desvincularon de la alianza, mediante una carta profundamente condenatoria:

martes, 22 de febrero de 2022

Aborto despenalizado hasta semana 24 en Colombia



Buenas noticias: en lo que parece un ataque de cordura, ayer la Corte Constitucional de Colombia anunció una sentencia en la que despenaliza el aborto hasta la semana 24 de embarazo (seis meses de gestación). La decisión es un avance en los derechos de las mujeres y en remover la influencia de la superstición cristiana del ordenamiento jurídico — al fin y al cabo, Colombia es un Estado laico, y las creencias privadas no tienen cabida en las leyes de todos.

sábado, 18 de septiembre de 2021

Alejandro Gaviria y el respeto a las creencias religiosas



Cuando Alejandro Gaviria Uribe anunció su candidatura a la Presidencia de Colombia pensé que era una decisión valiente y un poco descabellada: los viudos de poder a 'izquierda' y derecha le harían la vida a cuadritos (a él, a su familia y a sus amigos más cercanos), tergiversarían sus logros, magnificarían sus desaciertos y le inventarían todo tipo de exabruptos, con tal de que la gente no votara por él. Inmediatamente después supuse que como Gaviria es ateo, la extrema derecha estaría enfilando baterías con toda la estigmatización y el odio a los no creyentes, y empecé a prepararme mentalmente para responder (de mala hostia) a las cadenas de WhatsApp que imaginé empezarían a pulular en los grupos de las familias advirtiendo sobre los presuntos males del laicismo y lo gravísimo que es "sacar a dios del gobierno y las escuelas", o disparates similares.

Ohh, ingenuo de mí — quien se estrenó con la ateofobia y la estigmatización a los ateos fue el caudillo Gustavo Petro, en un discurso que dio en Barranquilla para forjar alianza con la n-ésima secta que quiere llegar al poder para que las leyes de todos se ajusten a su particular interpretación de su libro sagrado.

Sin embargo, la mayor sorpresa vino por parte del propio Gaviria quien a los pocos días publicó un video en sus redes sobre su respeto a todas las creencias religiosas y... bueno, vean ustedes mismos:

martes, 22 de junio de 2021

Glifosato no es cancerígeno, concluye exhaustivo estudio



Desde 2015 venimos luchando con la mentira de que el glifosato causa cáncer — esta es una idea tan popular como falsa, que una apabullante cantidad de periodistas de salud y ciencia han abrazado y promulgado sin preocuparse por hacer una ponderación de toda la evidencia: en 2015, un estudio plagado de errores metodológicos y del que se suprimieron hallazgos, usando un sistema de clasificación paquidérmico, concluyó que el glifosato era un posible cancerígeno (su nivel de riesgo fue clasificado al mismo nivel que el del café, los celulares, el extracto de aloe vera, los vegetales conservados, el carbón de leña, y ser peluquero), y a pesar de que desde entonces se han llevado a cabo toneladas de estudios por parte de entidades reguladoras y organismos independientes, ninguno de los cuales encontró que el glifosato fuera cancerígeno, la prensa supuestamente especializada sigue promoviendo la idea infundada de que el glifosato causa cáncer.

El tema no es baladí, pues el estudio metodológicamente defectuoso de la IARC ha sido usado como argumento para sustentar proyectos de ley y políticas públicas. En Colombia, el entonces Ministro de Salud pidió que se detuvieran las aspersiones de cultivos de droga con el herbicida (una decisión acertada por razones equivocadas). En 2018, Bélgica prohibió el glifosato, y en 2020 Luxemburgo hizo lo propio.

Después del 'estudio' de la IARC, la Unión Europea creó el Grupo de Evaluación del Glifosato (AGG, su sigla en inglés), compuesto por las entidades reguladoras de Países Bajos, Francia, Hungría y Suecia — después de analizar todos los estudios sobre glifosato que pudieron encontrar, el grupo publicó la semana pasada el borrador de sus hallazgos (más de 11.000 páginas) y, bueno, parece que sólo la IARC, cometiendo errores metodológicos, ha sido capaz de encontrar la elusiva evidencia de que el glifosato causa cáncer:

viernes, 18 de diciembre de 2020

Alejandro Chaparro Giraldo (1958 – 2020)



Esta semana volvemos a estar de luto – el 15 de diciembre falleció el profesor Alejandro Chaparro Giraldo, por COVID-19.

Al doctor Chaparro lo conocí en un seminario de biotecnología en Bogotá, y desde entonces nos cruzábamos con alguna frecuencia en Twitter, donde su envidiable paciencia para explicarle las cosas a los promotores de la anticiencia y la sinrazón sólo era equiparable con su amplio conocimiento sobre modificación genética y los procesos relativos a la misma.

En más de una ocasión, el profesor Alejandro Chaparro hizo un uso magistral de su paciencia y conocimiento para corregirle la plana a populares columnistas, y sus desafortunados comentarios sobre transgénicos.

En un país donde la anticiencia campa a sus anchas (y es promovida incluso desde la academia), el profesor Alejandro Chaparro dedicó años a la ciencia, la divulgación científica, la docencia y la formación de científicos serios, que basan sus opiniones en la mejor evidencia disponible en vez de la ideología.

Sea este un pequeño homenaje póstumo al profe Alejandro Chaparro, quien se hizo merecedor de nuestra admiración por su inquebrantable compromiso por combatir la ignorancia y ayudar a mejorar efectivamente las condiciones materiales del campo.

(vía: David Triviño | imagen: Agro-Bio)

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viernes, 11 de diciembre de 2020

Propuestas de segunda Misión de Sabios cumplen primer año de recoger polvo



En febrero de 2019, el gobierno colombiano anunció la creación de la segunda Misión de Sabios, un grupo de personalidades en cuyas ideas supuestamente residía la esperanza de Colombia. En ese momento critiqué la idea, porque estaba mal en muchos niveles: a la primera Misión de Sabios no se le había hecho caso y no había motivo para pensar que la segunda tendría más éxito, unos cuantos 'sabios' no pueden arreglar un país en el que la sola idea de basar las políticas públicas en la mejor evidencia disponible es tratado como un evento extraordinario, y el mesianismo ramplón de pensar que los problemas de un país los resuelven unas cuantas personalidades selectas.

En todo caso, los sabios que se prestaron para ese pan-y-circo se pusieron a lo suyo, y en diciembre de 2019 recogieron sus propuestas en el libro Colombia hacia una sociedad del conocimiento. El libro fue presentado durante la firma del decreto en la que el botín burocrático que era Colciencias fue elevado de Departamento Administrativo a la categoría de Ministerio — la primera Ministra de Ciencia fue la charlatana Mabel Torres, quien se había inventado un batido que sin haber superado ningún ensayo clínico, era promocionado como una cura del cáncer.

Pues, para sorpresa de nadie, y según reporta La Silla Vacía, las recomendaciones de la segunda Misión de Sabios, ya completaron su primer año de recoger polvo sin que en el Ministerio se dignen a mirarlas:

viernes, 29 de mayo de 2020

Fabio Zuleta y el costo de la dote wayú



Los colombianitos andan otra vez indignados ⁠— esta vez porque el locutor radial Fabio Zuleta se atrevió a preguntar si en la tribu indígena wayú todavía venden mujeres. Zuleta estaba conversando con el palabrero wayú Roberto Barroso, quien confirmó que todavía se vendían y dijo que a Zuleta le harían una rebaja por ser cercano a la comunidad.

En la entrevista, Zuleta y Barroso hacen comentarios aún más grotescos y de pésimo gusto:

lunes, 20 de enero de 2020

Tumban norma de oraciones obligatorias en Cartagena



En 2007, el Concejo de Cartagena de Indias (Bolívar, Colombia) aprobó el Acuerdo 05 de 2007, en el cual se imponía una oración cristiana en todas las entidades públicas de la ciudad; incluso en colegios. En 2015, el mismo Concejo evaluó un proyecto para acabar con la oración obligatoria, pero la propuesta terminó siendo descartada. Después de esto, el grupo de investigación que dirigía el abogado Miguel Ángel Garcés Villamil demandó la norma y el juzgado 11 de Cartagena concedió las medidas cautelares, suspendiendo la norma efectivamente mientras era evaluada, lo que llevó a los concejales a hacer una pataleta que, de milagro, sólo tuvo un efecto mediático pero no influyó en el curso del juicio; así que en marzo de 2017, el mismo juzgado anuló la norma, porque no se pueden usar recursos públicos para promover creencias privadas — al fin y al cabo, Colombia es un Estado laico.

Diez años se demoró la Rama Judicial en corregir el entuerto de feudalismo intelectual impuesto por los pastoriles cabildantes cartageneros, quienes, aún así decidieron apelar la decisión, porque, aparentemente, les jode mucho la vida no poder ir por el mundo exigiéndole a todo el mundo que se someta a las reglas de su amigo imaginario. De cualquier forma, a finales de 2019 el Tribunal Administrativo de Bolívar confirmó la nulidad de la norma, en la gloriosa sentencia 353/19 (la sentencia se hizo pública el 15 de enero de 2020):

lunes, 13 de enero de 2020

Charlatana Mabel Torres, primera Ministra de Ciencia en Colombia



Yo, sinceramente, he tratado de enfocarme en asuntos mas globales y no escribir tanto sobre Colombia porque, al fin y al cabo, lo de Colombia ya sabemos cómo terminará: spoiler alert — en Colombia siempre ganan la superstición y el chovinismo.

Por eso es muy fácil hacer predicciones sobre el país. Por ejemplo, a finales de 2019 el gobierno de Ivan Duque elevó el botín burocrático que era Colciencias a la categoría de Ministerio.

Aunque todos se daban palmaditas en la espalda porque el país ahora contaría con más presupuesto para la "ciencia", yo opté por el escepticismo y sugerí que no resultaría extraño si desde el Ministerio se fueran a promover las ideas más patentemente anticientíficas, como la religión y la pseudociencia.

miércoles, 14 de agosto de 2019

Donald Trump impulsa fundamentalismo cristiano en América Latina



Ayer, en toda América se publicó la investigación Transnacionales de la Fe, un conjunto de notas periodísticas derivadas de la investigación conjunta de 16 periodistas, 13 medios de varios países, la Facultad de Periodismo de la Universidad de Columbia (EEUU) y el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) sobre cómo la administración de Donald Trump ha amparado y promovido la cruzada antiderechos y ultraconservadora del cristianismo evangélico en toda América Latina.

En resumen, Donald Trump ha usado el poder de la Casa Blanca para que los cristianos evangélicos más fundamentalistas impongan sus creencias privadas en las políticas públicas de todos los países latinoamericanos. El canal de YouTube Ampli ofrece un repaso rápido a cómo ha ocurrido esto:

sábado, 9 de marzo de 2019

Señor, hay rastros de glifosato en su bebida cancerígena



A finales de febrero, U.S. PIRG —una organización que dice hacer activismo por los consumidores— publicó un informe en el que afirmaba haber encontrado rastros de glifosato en vinos y cervezas. Los brazos de propaganda anti-glifosato, en ocasiones disfrazados de periodismo científico o de salud, se apresuraron a reproducir las partes más explosivas del informe, que confirmaban su postura ideológica, y aprovecharon para volver a condenar su odiado glifosato, sin detenerse a analizar siquiera por dos segundos. De lo contrario, no habría habido necesidad de escribir este post, pero pues aquí estamos.

Todo el asunto es absurdamente irónico: el principal argumento de estas piezas que saturaron Internet y estaban a la orden del día para compartir en redes sociales giraba entorno a la supuesta relación entre cáncer y glifosato, pero resulta que la mejor evidencia disponible apunta a que el glifosato no causa cáncer. Que el propio informe del U.S. PIRG dijera, además, que la cantidad de glifosato que se había rastreado era ínfima no dio ni para una nota al pie de página. Aunque si de ignorar hechos incómodos se trata, el premio se lo tienen que repartir a partes iguales entre todos los que se apresuraron a publicar sobre estos resultados, y que se dejaron por fuera que el licor es cancerígeno por sí mismo — incluso consumir una sola gota aumenta el riesgo de desarrollar cáncer.

jueves, 14 de febrero de 2019

¿Para qué una Misión de Sabios?



La semana pasada, el gobierno colombiano lanzó la segunda Misión de Sabios, para que académicos, intelectuales y artistas propongan el rumbo de Colombia en materia de ciencia, tecnología e innovación.

A mí, esto de la Misión de Sabios me da repelús, porque exuda todo lo que está mal con la forma en que Colombia hace políticas públicas — ¿para qué una Misión de Sabios, si no es para algo distinto a que el Gobierno gane puntos de popularidad y para hacerle perder el tiempo a un montón de gente que, de otra forma, podría estar haciendo algo valioso?

miércoles, 5 de diciembre de 2018

¡Todo es Ciencia! promueve pseudociencias



Hace un mes, el portal de divulgación científica de Colciencias, ¡Todo es Ciencia!, publicó una columna en la que el autor pretendía que ciencia y religión son compatibles sólo porque hay científicos que son creyentes religiosos. Ese disparate fue denunciado aquí y en una columna de respuesta de mi amigo Oscar Trejo, colaborador de la Asociación de Ateos de Bogotá (AAB). (Disclaimer: yo leí el artículo de Oscar previa publicación, sugerí un solo cambio — estético.)

La mayoría de las secciones de opinión se asemejan bastante al lejano Oeste, donde cada quién hace más o menos lo que se le da la gana. El argumento de que "es una columna de opinión" y que las "posiciones del autor no necesariamente reflejan las del medio" son indicaciones bastante claras de que un portal no está interesado en hacer el más elemental trabajo de fact-checking. Curiosamente, aunque el tipo que promovió la compatibilidad entre religión y ciencia metió falacias como panes, los encargados del sitio publicaron esa lamentable nota así como está, pero sí pidieron evidencia cuando Oscar hizo la afirmación demostrablemente cierta de que el antisemitismo fue doctrina oficial de la Iglesia hasta 1964, durante casi dos décadas tras terminada la II Guerra Mundial. Vaya, tienen un auténtico problema de prioridades.

Aún peor que subvertir un portal de ciencia para hacer proselitismo religioso es usarlo para promover las pseudociencias. Y eso, precisamente, es lo que acaba de hacer ¡Todo es Ciencia! con la columna ¿Hay ciencia detrás de la medicina alternativa? escrita por Renata Rincón Barrero.

martes, 27 de noviembre de 2018

Marta Lucía Ramírez contra la apostasía



Antier, domingo 25 de noviembre, la Asociación de Ateos de Bogotá llevó a cabo una jornada de apostasía masiva, para facilitar el éxodo de la Iglesia Católica de todos aquellos que no son católicos. Hasta ahí, normal: la promoción de la renuncia a la Iglesia Católica es una tarea constante en el activismo por los derechos de los no-creyentes, pues nadie tendría que ser etiquetado como parte de una institución en la que no cree — especialmente, cuando esos números inflados se utilizan para promover leyes injustas y codificar el privilegio religioso en el ordenamiento jurídico.

A algún llorica con contactos le habrá sentado mal la campaña, porque esta llegó a oídos de la vicepresidente de Colombia, Marta Lucía Ramírez, que decidió responder a la campaña en Twitter, sin siquiera molestarse en averiguar de qué va:

domingo, 4 de noviembre de 2018

Ciencia y religion: tan lejos y tan lejos


Desde hace un tiempo, Colciencias puso en marcha el portal Todo es Ciencia, con la idea de acercar la ciencia a la ciudadanía. Yo no le he seguido mucho la pista, porque su forma de hacer divulgación, aunque válida, no es el tipo de difusión científica que a mí me gusta. En todo caso, si están acercando a la ciudadanía a la ciencia, más poder para ellos.

Lamentablemente, la iniciativa ya fue subvertida para promover el pensamiento mágico y la superstición, lo que ya es bastante malo en un portal de divulgación científica — ahora, que sea hecho en una página pagada con los impuestos de todos los colombianos, siendo Colombia un Estado laico, lo hace aún peor.

El artículo en cuestion se llama Ciencia y religión: tan cerca y tan lejos, escrito por Martín Franco Vélez, y es una instancia de acomodacionismo — la idea de que religión y ciencia son compatibles (en el mejor de los casos) y hasta complementarias (en el peor).