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domingo, 19 de enero de 2025

Vacuna contra el mito de Patarroyo



Hace unos días Colombia estuvo de luto por la muerte de Manuel Elkin Patarroyo, posiblemente el científico colombiano más famoso del país. Patarroyo genera odios y amores, según qué faceta suya se mire — y normalmente se confunde una faceta con las otras. Aquí vamos a tratar de mirarlas de manera separada.

Manuel Elkin Patarroyo, el científico


En 1987, Manuel Elkin Patarroyo presentó la primera vacuna sintética contra la malaria, la SPf66, y se la regaló a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Durante los siguientes ocho años, la vacuna fue puesta a prueba en varios lugares del planeta, pero su tasa de éxito era muy baja o directamente no era efectiva. Eventualmente, la OMS la registró como inactiva o descontinuada.

Patarroyo dedicaría el resto de su vida a la investigación de vacunas sintéticas, específicamente contra la malaria, la tuberculosis, la leishmaniasis, la hepatitis A, la amigdalitis y el dengue. En ello fue coautor de al menos 630 publicaciones, cuenta con un poco menos de 16,000 citas, y en algún momento su laboratorio tuvo casi 160 investigadores.

No tenemos motivos para dudar que, en el más estricto sentido del quehacer científico, Patarroyo hacía buena ciencia. Cuando se trataba de ponerse la bata blanca, preparar discos de Petri, mirar bajo el microscopio, anotar los resultados, y publicar sus datos para revisión y posterior publicación, Patarroyo parece haberse ceñido a las normas que rigen la ocupación. No hay retractaciones de sus papers, denuncias de datos manipulados, ni cosas por el estilo.

Manuel Elkin Patarroyo, el charlatán


Existen otras facetas, menos pulcras, de Patarroyo. No hay escasez de afirmaciones gratuitas y anuncios grandilocuentes que Patarroyo hizo, pero que nunca se materializaron o fueron respaldados por la evidencia.

Por ejemplo, la explicación que Patarroyo ofreció para la inefectividad de su vacuna SPf66 no fue que él no hubiera acertado a la primera (que, en puridad, es parte de hacer ciencia, y no debe entenderse como fracaso), sino que era por las "fuerzas oscuras" de la industria farmacéutica, que supuestamente veía como una amenaza a su modelo de negocio que él le hubiera regalado la vacuna a la OMS, por lo que habían decidido sabotear todos y cada uno de los ensayos clínicos.

Aunque no seré yo quien le cante alabanzas a la industria farmacéutica, parece que Patarroyo nunca se molestó en proporcionar evidencia de este complot contra su vacuna. De hecho, la vacuna incluso sería objeto de una revisión Cochrane, que tampoco encontró que fuera efectiva. Culpar a las farmacéuticas sin aportar evidencias es una teoría de la conspiración en toda regla.

Patarroyo enfrentó varias denuncias por traficar ilegalmente los monos nocturnos del Amazonas que usaba en su investigación, aunque finalmente los estrados judiciales lo absolvieron y permitieron que continuara con sus investigaciones. Una vez más, las farmacéuticas fueron acusadas de estar detrás de una campaña de desprestigio aunque, como de costumbre, nunca hubo evidencia de esto. (Y no hay que olvidar que los animalistas son perfectamente capaces de ser obstinadamente litigantes sin estar a sueldo de nadie.)

En cualquier caso, conspiración farmacéutica de por medio o no, a pesar de dedicar casi 40 años a la investigación de vacunas sintéticas contra toda una serie de enfermedades, Patarroyo nunca desarrolló otra vacuna.

Eso no significa que Patarroyo no anunciara más vacunas. Por ejemplo, en 2011 anunció que ahora tenía una vacuna contra la malaria efectiva en más del 100% (¿!), que llamó Colfavac (Colombian Falciparum Vaccine). Esta nueva vacuna se cayó en la segunda fase de ensayos clínicos.

En 2018, durante el I Congreso Mundial de Facultades de Farmacia (IPAP18) Patarroyo prometió que la nueva versión de la vacuna, la Colfavac 90-100, se empezaría a aplicar al año siguiente. Eso no ocurrió. Luego, en 2021, Patarroyo prometió una vacuna contra el Covid-19; la llamada Colsarsprot que sería entregada en apenas unos meses, en 2022. Eso tampoco ocurrió.

Una interpretación caritativa sería pensar que Patarroyo tenía más entusiasmo que prudencia al momento de hablar sobre su trabajo, y que la emoción se apoderaba de él cada vez que se ponía delante de un micrófono. No obstante, esa interpretación no podría explicar la tendencia que tenía Patarroyo por utilizar su prestigio científico para darle validez a ideas cuestionables o que directamente no son ciertas.

Por ejemplo, a pesar de que no tenía experiencia desarrollando vacunas contra virus, cuando la pandemia de Covid-19 llegó al país, Patarroyo dio entrevistas en calidad de experto, e incluso tuvo una reunión para asesorar al Presidente Duque, escenarios en donde echó mano de su autoridad científica para decir cosas demostrablemente falsas y esparcir desinformación, en contra de lo que los investigadores del Covid estaban diciendo. Así, Patarroyo ayudó a la confusión general, y posiblemente a que hubiera un mayor número de infectados y de muertos. Ante las críticas de que su especialización era en enfermedades tropicales causadas por parásitos, y no en virus de transmisión aérea, su respuesta fue que "son iguales" en vista de que todo son moléculas y proteínas. Facepalm!

En otra ocasión le dijo a la revista católica Ecclesia que el grado de incertidumbre al analizar el núcleo de los átomos le indicaba que el mundo estaba muy ordenado (?) y que eso significaba que había un creador universal — lo que es un fracaso monumental en pensamiento crítico y, para completar, no apunta a que el catolicismo sea la religión verdadera más de lo que podría apuntar al budismo, el jainismo o la religión cargo.

Ahh, y por supuesto, no podía faltar el apunte de rigor de que el catolicismo y la ciencia son compatibles. Hay pocas cosas más lamentables a que un investigador utilice su prestigio científico para rehabilitar la superstición organizada de sus afectos. Como ya hemos explicado antes, las religiones ofrecen afirmaciones basadas en la revelación, la fe o la autoridad; mientras la ciencia ofrece afirmaciones sobre el mundo basadas en la mejor evidencia disponible, y susceptibles de modificación según nueva y mejor evidencia. Así que la afirmación de compatibilidad entre ciencia y religión es como decir que el fútbol es compatible con meter goles con la mano.

A mí siempre me dan lástima los científicos católicos que se ponen a escupir estas chorradas pero nunca se molestan en indicar un solo paper revisado por pares y publicado en una revista científica de amplia trayectoria y alto factor de impacto donde se dé por buena, o siquiera posible, la doctrina de la transubstanciación (según la cual, dice la Iglesia Católica, la harina se convierte literalmente en carne humana).

La frecuencia con la que Patarroyo hacía promesas rimbombantes y afirmaciones extravagantes para las cuales parecía pensar que su título de investigador era evidencia más que suficiente pone en tela de juicio la idea de que él simplemente se dejaba llevar por la emoción ingenuamente al tener una grabadora cerca.

Manuel Elkin Patarroyo salva al país


En Colombia, la ciencia no es vista como la interrogación escéptica del Universo mediante la cual satisfacemos nuestra curiosidad al tiempo que descubrimos cómo funciona el mundo a nuestro alrededor, y concebimos formas de interactuar con nuestro entorno que nos resulten ventajosas, sino que es más bien entendida como el ejercicio de un rito pagano industrial, ejercido por una especie de monjes con acceso secreto a un tipo de conocimiento de entre muchos varios, gurús cuyas prescripciones pueden ser tomadas más o menos a discreción, dependiendo de qué tanto comulguen con la idiosincracia nacional. Por eso, los científicos son tratados como una especie de bichos raros que ocasionalmente se transforman en sabios redentores con la verdad revelada para salvar al país, aunque sus prescripciones siempre terminan recogiendo polvo. La suspicacia y el desdén que en el país se tiene contra la ciencia son descomunales; y en consecuencia, todas las administraciones, del signo político que sean, la han tratado como un botín burocrático.

Esta fue una realidad que Manuel Elkin Patarroyo tuvo que navegar, y todo apunta a que no lo hizo nada mal. Si no de manera explícita, al menos a nivel instintivo, Patarroyo comprendió muy temprano que Colombia tiene ese malsano hábito de endiosar a los ciudadanos que consiguen el nebuloso propósito de "salvar al país", para satisfacer una suerte de necesidad psicológica, rascando esa picazón psicótica colectiva de quedar bien. Esto deriva en una tendencia a crear cultos y proto-cultos de la personalidad, que facilitan la explotación por parte de las personalidades instaladas en el panteón colectivo nacional. Y empiezan los círculos viciosos de "salvar al país" y consolidar su lugar en el pedestal, "salvar al país" y cimentar la posición, "salvar al país" y... así por toda la eternidad.

Desde que desarrolló la vacuna SPf66, Patarroyo consiguió ser puesto en el pedestal nacional, siendo canonizado como el científico estrella del país. En esta calidad le lloveron premios, galardones, honoris causa, invitaciones a conferencias y todo tipo de condecoraciones y homenajes, y la periodista Flor Romero escribió su biografía autorizada. En 1995, el mismo año en el que la vacuna SPf66 finalmente sería rechazada definitivamente por inefectiva, Patarroyo fue nombrado como uno de los 100 colombianos más influyentes y poderosos del país.

Después de casi una década de "salvar al país" al lomo de una vacuna fallida, a Patarroyo le llegó una nueva oportunidad de "salvar al país" con la primera Misión de Sabios, la farsa del gobierno nacional de convocar sabios salvadores y pedirles sus recomendaciones, para luego ignorarlas olímpicamente. Años más tarde, en una expresión de algo que no puede sino ser descrito como populismo, al anunciar la primera vacuna Colfavac, Patarroyo también prometió que todas sus vacunas llevarían el prefijo 'Col', "para que la gente sepa que fuimos los colombianos los que resolvimos el problema de la malaria, de la tuberculosis, del dengue y de esa manera se le otorgue el crédito y reconocimiento al país". El número total de vacunas efectivas con el prefijo 'Col' desarrolladas por él y su equipo permanece igual, catorce años después: cero.

Otro problema con la beatificación de los salvadores de la patria es que, una vez instalados en ese pedestal, todos se conocen con todos, y aparentemente Patarroyo tenía una facilidad pasmosa para amistarse con los tipos que son elegidos Presidente del país. Posiblemente su expresidente más cercano fuera Belisario Betancur, en cuyo funeral Patarroyo dijo haber sido el 'hijo bobo' de esa familia, y que cuando estuviera completada la vacuna de la malaria, esta también sería obra de Betancur.

Con una buena suerte normalmente reservada para políticos y personajes de la farándula, Patarroyo consiguió acaparar durante años más de la mitad del presupuesto nacional de investigación. Los fondos se depositaban en las cuentas de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (Fidic), la organización que Patarroyo fundó con su familia "y ex mandatarios colombianos".

La página de la Fidic es una oda a los albores del diseño web, y no parece haber recibido ninguna actualización en más de 10 años. No tienen secciones de misión, visión, acerca de, historia, ni mucho menos información sobre sus fundadores o su junta directiva — ni siquiera hay nada que indique que su co-fundador más famoso ha fallecido. Ciertamente no es la página web que uno esperaría de una organización que durante varios años consecutivos consiguió hacerse con más de 1,000 millones de dólares americanos del erario.

El investigador siempre adujo que tan abultada financiación era necesaria para pagar a sus investigadores, conseguir sujetos de investigación y materiales, y mantener las instalaciones. Aparentemnte la producción investigativa de la Fidic se ha mantenido constante hasta el día de hoy a pesar de que más o menos a partir de 2010 dejó de recibir financiación del gobierno colombiano. Sus fuentes de financiación posteriores incluyen al gobierno español, la Caja de Ahorros de Navarra, y la Universidad del Rosario. Para el presunto desarrollo de la vacuna Colsarsprot recibió financiación de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales y de la opaca Fundación Internacional Limitada Greenstone de Hong Kong.

Todo esto plantea preguntas que Patarroyo nunca se molestó en responder seriamente. Infortunadamente, la respuesta de Patarroyo era que —como a todo buen salvapatrias que se respete— le tenían envidia. No es envidia: si él estaba recibiendo la mitad del pastel, mientras todos los demás investigadores del país, si les iba bien, conseguían migajas, no sin antes haber tenido que sortear exitosamente toda una carrera de obstáculos burocrática, entonces exigir transparencia y que se nivele el campo de juego no es envidia, sino una petición absolutamente razonable.

A pesar de esto, la buena fortuna típica de una celebridad lo siguió hasta el final de su vida. Por lo menos hasta el año pasado, Patarroyo estuvo en la nómina de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional como catedrático de tiempo completo, con un salario exorbitante, a pesar de no dictar clase desde los Noventa. ¿Y quién no quiere pagarle una fortuna a alguien que se dedica a "salvar al país"?

Patarroyo no necesitó diseñar mal sus experimentos, hacer p hacking o amañar sus datos para hacerle daño a la ciencia colombiana: de las cuatro normas mertonianas que conforman el espíritu de la ciencia moderna, Manuel Elkin Patarroyo cómodamente rompió dos o tres de manera habitual.

El valor mertoniano del desinterés personal consiste en que los científicos deben actuar en beneficio de la empresa científica común más que por ganancia personal. Es claro que en este aspecto Patarroyo prefirió su interés propio, y en el proceso perjudicó a otros investigadores. También es claro que al culpar a las farmacéuticas sin proporcionar evidencia, Patarroyo atacó el valor mertoniano del escepticismo organizado: hay que tener un exceso dañino de autoestima para deplorar el trabajo de todos los demás científicos que se dieron a la tarea de poner a prueba sus vacunas y no encontraron que fueran efectivas, y acusarlos de ser todos comprados por las farmacéuticas o de ser todos tan ineptos como para no darse cuenta de que sus ensayos clínicos estaban siendo saboteados.

Incluso, el valor mertoniano del universalismo se vio emboscado por Patarroyo con su promesa de nombrar sus vacunas con el prefijo 'Col' para que el mundo supiera que fueron los colombianos quienes habían conquistado la malaria. El provincialismo es tan compatible con el universalismo como la religión lo es con la ciencia. Con algo de caridad, se podría hacer un argumento de que el único valor mertoniano que Patarroyo respetó fue el del comunismo, cuando regaló su vacuna a la OMS, lo que sí conduce al sentido de propiedad común y de acceso a los bienes científicos.

Al final, creo que Patarroyo consiguió su meta más ambiciada, que fue dejar muy en alto el nombre de Manuel Elkin Patarroyo. En su biografía autorizada, el investigador afirmaba que estaba "condenado a ganarse el Nobel". Nunca le pasó, ni falta que le hizo: para "salvar al país" tan sólo basta con hacer afirmaciones grandilocuentes, y esperar que nadie les haga seguimiento. Y así lo hizo él, de manera sistemática, durante casi 40 años.

(imagen: MedellínUNAL)

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lunes, 16 de septiembre de 2024

La mala ciencia de los microplásticos



Los microplásticos están de moda, y la comunidad científica los está encontrando hasta en la sopa: se han encontrado en el agua embotellada, en el cerebro, en los penes, en el semen, en el líquido amniótico, y hasta en las profundidades del océano.

¿Qué son los microplásticos? Al descomponerse, un producto plástico normal produce pequeñas partículas, llamadas microplásticos (fragmentos de cualquier tipo de plástico de menos de 5 mm de longitud) y nanoplásticos (que, dependiendo de la definición, tienen un tamaño inferior a 1 μm —es decir, 1000 nm— o inferior a 100 nm). Por economía del lenguaje, y para efectos de este post, al decir "microplásticos" vamos a referirnos a ambos tipos de partícula.

Además del detrimento medioambiental que pueden significar, los microplásticos también podrían suponer peligros para la salud humana y animal. Estas partículas pueden terminar en nuestros organismos al ingerir alimentos que los contengan, por inhalación y por contacto. Y se estima que los daños podrían ser físicos (si los microplásticos entran en las células), de disrupción endocrina (afectando la producción hormonal), y tóxicos (por acumulación de cosas que están en los microplásticos).

Esto hace que los hallazgos de microplásticos en todos los rincones de nuestra existencia pinten un panorama inquietante. ¿Qué tan preocupados deberíamos estar? Pues parece que en este punto del espacio-tiempo, la ciencia de los microplásticos no es tan definitiva como podría pensarse tras echarle un vistazo a los titulares. Este tema fue explorado inicialmente en el genial podcast The Studies Show, de Stuart Ritchie y Tom Chivers, y a partir de ahí empecé a tirar del hilo; y en líneas generales comparto las conclusiones del programa: puede que los microplásticos finalmente sí represente un verdadero problema de salud pública, pero por el momento no contamos con la evidencia necesaria para hacer afirmaciones de este calibre. Veamos.

Desafíos metodológicos


En particular, parece que el estudio de los microplásticos no es tan fácil como soplar y hacer botellas, así que los investigadores se han topado con problemas metodológicos que no son fáciles de resolver.

domingo, 30 de junio de 2024

Travistiendo la astrología



El año pasado me llamó la atención una publicación en las redes sociales de Colombia Diversa en la que hacían una disparatada asociación entre la población LGBTI y la astrología: ¿Qué personaje LGBTIQ+ eres según tu signo zoodiacal [sic] ?, preguntaba una imagen (sí, "zoodiacal" [?]), y la leyenda del post proclamaba que "Hay pocas cosas más queer en el mundo que la astrología, y nosotras lo sabemos".

Supuse que era una expresión del activismo infectado de posmodernismo, y no le dí mayor importancia: en Colombia, el pensamiento mágico campa a sus anchas, y las organizaciones de derechos no están exentas de adoptar ideologías que suenan chupiguay y que rechazan de plano la existencia de la realidad objetiva (lo que es preocupante si uno se detiene a pensar que no se puede conseguir ningún tipo de justicia sin que primero admitamos que se busca operar un cambio material sobre la realidad) — y así terminan ofreciéndonos estas joyas en redes sociales, asociando la astrología con los derechos LGBTI.

Me había olvidado del tema hasta que en estos días mi amigo Andrés señaló que había una cuenta de Twitter que parecía ser de la Universidad Nacional de Colombia (UNal) en la que se hacían asociaciones similares entre la astrología y los asuntos de género. Pues empecé a tirar del hilo y resulta que más o menos desde mayo de 2024 hay varias cuentas de distintas redes sociales que parecen asociadas a la UNal que están promoviendo esta absurda supuesta relación entre derechos LGBTI y astrología, en lo que han llamado la "campaña del anti-horóscopo". En la dichosa campaña a cada signo le corresponde una supuesta lucha social (anti-racismo, anti-patriarcado, anti-etnicismo, etc), le designan una vela, un ritual, un mantra, y un personaje histórico LGBTI.

domingo, 17 de marzo de 2024

¿Es un mito que los hombres cazan más que las mujeres?



Durante años, en antropología primó la idea de que en las sociedades de cazadores-recolectores, la caza era llevada cabo en su mayoría por hombres, mientras que la labor de recolección era llevada a cabo en su mayoría por mujeres. Nada de malo en ello si así hubiera sido, pues ambas labores eran igual de importantes para esas sociedades. Y tampoco es una premisa implausible, en vista de que entre nuestros parientes los chimpancés se encuentra una división del trabajo similar, en la que los machos cazan en una mucho mayor proporción que las hembras. (Por favor, leamos bien: esto no significa que las hembras no cacen nunca, ni que los machos no hagan recolección nunca, sino que de media, hay una mayor proporción de uno y otro sexo en las respectivas actividades.)

En 2023 se publicó un paper (Anderson et al, 2023) que identificó 63 sociedades tradicionales y, tras un análisis estadístico, encontró que en el 79% de las sociedades analizadas, la caza era una actividad llevada a cabo en partes iguales por hombres y mujeres; en el 33% de los casos, las mujeres incluso cazaban presas de gran tamaño. En su estocada a la idea del hombre cazador, Anderson y sus coautoras se aseguraron de incluir una advertencia sobre el sesgo del investigador y cómo este puede moldear la interpretación de los datos.

Los titulares no se hicieron esperar — se había derribado el mito de la división del trabajo, que no era más que un sesgo de sexo, y un ejemplo de cómo la ciencia también podía sucumbir a los estereotipos sexistas (?). Publicaciones dedicadas exclusivamente a la ciencia como New Scientist, Scientific American y Science unieron su voz al coro que celebraba la presunta destrucción de un alegado mito que perpetuaba un supuesto machismo. De nuevo: yo no entiendo que se considere que una actividad es más chupiguay que la otra; no hay ninguna razón por la que cazar sea intrínsecamente mejor, o más valioso que recolectar, pero pues no parece que muchos se hayan dado a la tarea de cuestionar esa suposición — y parece más popular glorificar la caza que cuestionar su nivel de importancia. En fin.

A finales de febrero de 2024 se publicó la preimpresión de un nuevo paper (Venkatamaran et al, 2024) en el que 15 antropólogos expertos en sociedades de cazadores-recolectores examinaron el artículo de 2023 y encontraron errores fundamentales que le restan cualquier credibilidad.

Los expertos hacen varias críticas al paper de Anderson y sus colegas:

jueves, 31 de agosto de 2023

Inexistente monstruo del lago Ness elude a investigadores



Este fin de semana fue muy emocionante para el mundillo de la criptozoología, pues cientos de entusiastas se reunieron en Escocia para, entre todos, encontrar de una buena vez al monstruo del lago Ness —cariñosamente llamado Nessie—.

Después de dos días de búsqueda sobre los 37 kilómetros de superficie de lago, la expedición terminó, una vez, más con las manos vacías:

miércoles, 12 de julio de 2023

La pseudociencia de la Teoría Crítica de la Raza



Esta es una traducción libre del artículo The Pseudoscience of Critical Race Theory, por Julian Adorney, publicado originalmente en Quillette el 9 de julio de 2023

jueves, 18 de mayo de 2023

'Nature' promueve pseudociencia sobre autismo



Lo de criticar journals científicos prestigiosos y presuntamente serios por publicar imposturas intelectuales y anticientíficas que están de moda en los círculos posmodernos se vuelve tedioso; así que la decisión de Nature de ampliar su portafolio de disparates para promover imposturas que todavía no han caído en la garras woke casi que llega como una bocanada de aire fresco.

En esta ocasión, Nature ha publicado un artículo por un tal Emiliano Rodríguez Mega, en donde se aboga porque la investigación sobre autismo sea más inclusiva con las personas que se encuentran en el espectro. Hasta ahí, todo bien; la intención es buena. El problema es que recurren a la pseudociencia para hacerlo.

Vamos por partes.

sábado, 8 de abril de 2023

La confusión de la mente moderna: Parte I



Esta es una traducción libre del artículo The Muddling of the American Mind: Part I, por Andy Lewis. El artículo fue publicado en Quackometer el 23 de julio de 2022


martes, 14 de marzo de 2023

¿Existen más de dos sexos?



Esta es una traducción libre del artículo Are There More Than Two Sexes?, por Colin Wright. El artículo fue publicado en City-Journal el 2 de marzo de 2023.

viernes, 10 de marzo de 2023

'Science' promueve la paparrucha del racismo inconsciente


Science, uno de los journals científicos más prestigiosos del mundo, acaba de publicar una pastoral sobre el sesgo implícito — esto es, la idea de que todos somos racistas (?), que no nos damos cuenta de que lo somos (??), y todas las potenciales implicaciones que esto tendría, incluyendo la idea de que todas las instituciones son racistas (???), la de que uno puede medir sus niveles de racismo (y otras formas de discriminación) mediante tests de asociación implícita, y hacerse tratar su racismo implícito acudiendo a campamentos de reentranimiento conocidos como "entrenamiento en sesgos". ¡Una pasada, pues!

El artículo, escrito por un tal Rodrigo Pérez Ortega, incluye joyas como:
El IAT [Test de Asociación Implícita] sigue siendo una herramienta estándar para medir el prejuicio implícito, aunque algunos lo han criticado porque hay que realizarlo varias veces para que revele un resultado fiable, ya que las puntuaciones de las personas podrían cambiar cada vez que lo realizan. Incluso cuando los resultados son neutros en cuanto a la raza, la mayoría de los estudios revelan algún tipo de prejuicio inconsciente, como una preferencia no reconocida por determinadas orientaciones sexuales o religiones.

[...]

LOS CIENTÍFICOS llevan mucho tiempo estudiando diversos tipos de intervenciones que intentan " eliminar" los prejuicios implícitos, pero pocas de ellas han demostrado efectos duraderos. "Existe una sólida base científica en torno al sesgo implícito", afirma [Rachel] Hardeman. Sin embargo, "ahora mismo no existe una pauta de referencia sobre cómo intervenir. Está impreso en nuestros cerebros de formas que lo hacen realmente difícil".

[...]

A continuación, el equipo de UnBIASED utilizó un tipo de inteligencia artificial (IA) conocida como aprendizaje de máquinas para analizar patrones en las grabaciones e identificar señales no verbales que pudieran indicar prejuicios implícitos. En una de las grabaciones que le mostraron a [el Dr. Brian] Wood, éste hablaba con un paciente mientras estaba inclinado hacia delante con los brazos cruzados sobre el escritorio, un lenguaje corporal que le preocupa que pueda haberle hecho parecer cerrado e inaccesible. "Reflexioné sobre la forma en que ese lenguaje corporal podía ser percibido por el paciente", dice. Wood, que espera mejorar su comportamiento, dice que agradece estos comentarios y que está deseando recibir más.

[...]

Conseguir la participación de todos los sistemas sanitarios podría acelerar el proceso. Recientemente, los estados de California, Michigan, Maryland, Minnesota y Washington han aprobado leyes que obligan a los profesionales médicos a recibir formación sobre prejuicios implícitos. Y desde junio de 2022, los médicos de Massachusetts están obligados a recibir formación sobre prejuicios implícitos para obtener una nueva licencia o recertificarse para ejercer.
Ohh, vaya, esto es un poco embarazoso — resulta que el racismo inconsciente es un mito, que no ha podido ser replicado mediante verificación independiente. Así es, el dichoso sesgo inconsciente no es más que una idea popular y chupiguay más, que se hizo célebre gracias a la crisis de replicación. Un producto de la negligencia en el quehacer científico, nada más.

Y todas las críticas al Test de Asociación Implícita están más que justificadas porque cualquier test que ofrezca resultados salvajemente dispares entre una toma y la siguiente tiene la consistencia de un flan, y al no ser fiable, carece de cualquier validez, y merece ser criticado hasta el agotamiento.

Ahora bien, que haya gente que se dedique a ofrecer soluciones científicas a problemas imaginarios no es algo completamente nuevo, y normalmente no es demasiado alarmante — las personas pueden desperdiciar su tiempo como les plazca, y mientras no dañen a terceros, que lo aprovechen; al fin y al cabo, pocas cosas producen un subidón de dopamina tan bueno como el sesgo de confirmación. Claro, yo no me dejaría tratar por estos profesionales de la salud, pero eso ya va en cada uno. Y que haya políticos aprobando regulaciones absurdas, basados en pseudociencia y la ignorancia, es casi que hasta un requisito del cargo.

Lo que es relativamente nuevo, y no tan ordinario, es que uno de los journals científicos más prestigiosos del mundo, de larga estancia y de alto factor de impacto, decida utilizar su reputación como parangón del conocimiento acumulado mediante la revisión por pares para travestir como verdadero un concepto que falló esa misma revisión que ha dotado de corpulencia el prestigio de Science.

Y no es que las instituciones humanas deban ser infalibles. Estoy seguro que esta no será la última vez que Science meterá la pata, como de seguro también lo harán los otros journals de gran prestigio. Aquí el punto es doble: el primero, es que no parece que los journals científicos hayan establecido salvaguardas para prevenir capturas ideológicas por parte de doctrinas populares, lo que los hace vulnerables a estar publicando constantemente basura alineada con la ortodoxia de turno... como vimos que durante toda su historia lleva haciendo Nature, la competencia de Science.

El segundo punto es que no parece ser casualidad que la anticiencia promovida en Nature hoy en día se encuentre ideológicamente alineada con la pseudociencia promovida en Science. No creo que en este momento ninguno de los dos journals esté condenado de manera irredimible, pero sí se va haciendo tarde para corregir el curso, so pena de que cada vez se vuelva más difícil identificar lo que es verdadera ciencia de lo que es propaganda ideológica. ¿Y cómo vamos a saberlo exactamente, si las instituciones encargadas de dirimir entre lo que es verdadero y lo que es falso parecen estar abdicando voluntariamente su deber fiduciario en favor del fervor religioso que confiere la sensación de superioridad moral?

Bueno, por lo menos todos seremos etiquetados como racistas "tolerantes".

(vía Why Evolution Is True | imagen: Science)

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miércoles, 25 de enero de 2023

El fracaso del diseño 'inteligente'



Hace unos días, Jerry Coyne publicó un artículo sobre el épico fracaso del 'diseño' 'inteligente' —que no es otra cosa que un nombre pomposo para el creacionismo disfrazado de ciencia—. Coyne firma el certificado de defunción del 'diseño' 'inteligente' señalando dos hechos:

sábado, 10 de septiembre de 2022

Carlos, el Rey de la Pifia



Con la muerte de la Reina Isabel II, su hijo Carlos ha pasado a ocupar el trono como Rey Carlos III.

La que sigue es una traducción libre del artículo
Charles, Prince of Piffle, por Christopher Hitchens — el artículo fue publicado en Slate el 14 de Junio de 2010, tras un discurso de Carlos, cuando era Príncipe de Gales, en Oxford. A pesar de que fue publicado hace más de 10 años, el artículo conserva intacta su vigencia, puesto que el entonces príncipe y ahora rey Carlos sigue siendo el mismo.

martes, 28 de junio de 2022

Muerte por homeopatía



En India, el mejunje homeopático Arsenicum Album 30C (AA30) es preparado a partir de trióxido de arsénico, una sustancia altamente tóxica con el potencial de causar lesiones agudas y crónicas en múltiples sistemas orgánicos, principalmente en la piel, los pulmones, el hígado y los riñones. El preparado se prescribe muy liberalmente a adultos y niños, como un supuesto potenciador del sistema inmune, que presuntamente ayudaría a prevenir las infecciones por COVID-19.

Un grupo de investigadores presentó tres casos de lesión hepática aguda, que condujeron a la muerte de un paciente con cirrosis por esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) subyacente, tras el consumo de AA30 para la prevención del COVID-19:

domingo, 22 de mayo de 2022

Parlamento Europeo promueve pseudociencia para Covid-19



Hace unas semanas vimos que la OMS sigue en la promoción activa de la pseudociencia con el lanzamiento de su Centro Global para la 'Medicina' Tradicional.

Pues el Parlamento Europeo no se queda atrás, así que el martes 14 de junio están todos invitados al evento sobre 'medicina' integrativa y salud en la prevención y gestión del Covid-19, impulsado por el lobby magufo (y apoyado por los partidos Verdes/EFA, los socialdemócratas [?], y el Partido Popular Europeo):

miércoles, 18 de mayo de 2022

Herejes en Vivo, ft David Osorio — homeopatía y escepticismo 'empático'



La semana pasada fui invitado al episodio en vivo de Herejes: El Podcast para hablar de todo un poco, tomando como punto de partida la demanda al fabricante de homeopatía Boiron por engañar a los consumidores. Hacía unas semanas yo había visto el episodio con Lolo Espinosa sobre escepticismo empático y le comenté a Vasco, Alejandro y Bobby que tenía algunos reparos sobre el planteamiento de Lolo.

Ahí nació el episodio en vivo de la semana pasada — Herejes y Caro Solis En Vivo! Q&A #17 Gurú Asesino; Boiron y la Estafa Homeopática (ft David Osorio):

lunes, 18 de abril de 2022

Fabricante de homeopatía Boiron demandado por engañar consumidores con medicamentos basura



El Center for Inquiry (CFI) anunció la semana pasada que presentó una demanda contra el fabricante de productos homeopáticos Boiron porque, bueno, estafar a los consumidores está mal, vamos:

martes, 12 de abril de 2022

OMS lanza Centro Global para la 'Medicina' Tradicional



Por más de una década, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha promovido la 'medicina' tradicional y otros tratamientos no basados en la evidencia.

A pesar de lo irresponsable y peligroso de esto, la promoción parece haber cumplido su papel, pues a finales de marzo, la OMS anunció su Centro Global para la 'Medicina' Tradicional, que será inaugurado el 21 de abril, en Jamnagar (India):

sábado, 26 de marzo de 2022

Las malas prácticas de los ensayos clínicos de homeopatía



Desde hace años sabemos que la homeopatía no funciona en lo absoluto: la mejor evidencia disponible nos permite despacharla como la estafa que es — no funciona en seres humanos y, contrario a lo que algunos creen, tampoco en animales. Incluso, cuando los propios homeópatas se lo proponen y conducen ensayos honestos, sus resultados confirman nuevamente que la homeopatía no funciona.

Pero una pregunta que hasta ahora no parece que se hubiera formulado es: de media, ¿qué tan honestos y rigurosos son los homeópatas cuando llevan a cabo ensayos clínicos? Un equipo de investigadores quiso averiguarlo y el metanálisis que llevaron a cabo no deja muy bien parados a los homeópatas:

domingo, 7 de noviembre de 2021

El experimento definitivo para poner a prueba la homeopatía



Esta es una traducción libre del artículo A Design for a Definitive Experiment to Test Homeopathy, por Richard Dawkins, publicado originalmente en el Volumen 45 # 6 de Skeptical Inquirer, en su edición para Noviembre/Diciembre 2021.

lunes, 1 de noviembre de 2021

Premio de ciencias geofísicas cancelado por color de piel de candidatos



Scientific American reporta que el programa de becas de la Sociedad Americana de Geofísica (AGU, sigla en inglés), el premio más prestigioso otorgado por la mayor sociedad de ciencias de la tierra y el espacio del mundo, no fue entregado este año a ninguno de los finalistas al nivel de la sección de la Criosfera, porque todos tenían el color de piel y sexo equivocados: