viernes, 5 de octubre de 2018

Trolleando al posmodernismo con los Estudios de Agravios



En mayo de 2017, la revista Cogent Social Sciences publicó "El pene conceptual como construcción social", un 'estudio' enviado por Peter Boghossian y James Lindsay en el que afirmaban que los penes no eran órganos reproductivos masculinos sino que eran mejor entendidos como construcciones sociales problemáticas para la humanidad que incluso causaban el cambio climático.

Lindsay y Boghossian buscaban ridiculizar los estudios de género à la Sokal, poniendo de relieve lo fácil que es publicar cualquier sartal de sandeces en un journal de estudios de género y, para muchos, lo consiguieron.

A principios de 2018, Lindsay y Boghossian se asociaron con Helen Pluckrose, para repetir la jugada del pene conceptual en masse; en este año, llegaron a fabricar hasta 20 'estudios' posmodernos que enviaron a journals de 'humanidades' y 'ciencias' sociales — los tres terminaron revelando el proyecto después de que el Wall Street Journal empezó a seguirle la pista a uno de sus artículos falsos sobre estudios de agravios.

Eso sí, los papers que les publicaron son una pasada:

Aunque todos nuestros papers son extravagantes o están deliberadamente estropeados de manera significativa, es importante reconocer que se mezclan casi perfectamente con otros en las disciplinas que consideramos. Para demostrar esto, necesitábamos que los trabajos fueran aceptados, especialmente por revistas importantes e influyentes. Sin embargo, el mero hecho de mezclarse no podía generar la profundidad necesaria para nuestro estudio. También necesitábamos escribir artículos que corrieran riesgos para probar ciertas hipótesis, de manera que el hecho de su aceptación en sí misma hiciera una declaración sobre el problema que estamos estudiando (ver la sección Documentos, más adelante). En consecuencia, aunque este estudio no califica como particularmente controlado, sí controlamos una variable importante: la metodología de ver todo el panorama que usamos para escribir cada artículo.

Nuestra metodología de redacción siempre siguió un patrón específico: comenzó con una idea que hablaba de nuestras preocupaciones epistemológicas o éticas con el campo y luego buscó doblegar la erudición existente para apoyarla. El objetivo era siempre utilizar lo que la literatura existente ofrecía para conseguir un poco de locura o depravación que fuera aceptable en los niveles más altos de respetabilidad intelectual dentro del campo. Por lo tanto, cada documento comenzó con algo absurdo o profundamente poco ético (o ambos) que queríamos presentar o concluir. Luego hicimos que la literatura existente revisada por pares cumpliera con nuestra voluntad en el intento de ser publicada en el canon académico.

Este es el punto principal del proyecto: lo que acabamos de describir no es producción de conocimiento, sino sofistería. Es decir, es una falsificación del conocimiento que no debe confundirse con la realidad. La mayor diferencia entre nosotros y la escolaridad que estamos estudiando por emulación es que nosotros sabemos que inventamos cosas.

Este proceso es el único hilo conductor que une a los veinte documentos, a pesar de que utilizamos una variedad de métodos para presentar las diversas ideas que se incorporaron a su sistema para ver cómo responderían los editores y los revisores pares. A veces simplemente se nos ocurrió una idea loca o inhumana y nos dejamos llevar por ella. ¿Qué tal si escribimos un artículo diciendo que debemos entrenar a los hombres como a los perros, para prevenir la cultura de la violación? De ahí vino el artículo "Dog Park". ¿Qué tal si escribimos un artículo en el que afirmamos que cuando un hombre se masturba en privado mientras piensa en una mujer (sin su consentimiento, de hecho, sin que ella se entere de ello), está cometiendo violencia sexual contra ella? Eso nos dio el artículo de "Masturbación". ¿Qué tal si argumentamos que la razón por la cual la inteligencia artificial superinteligente es potencialmente peligrosa es porque está siendo programada para ser masculinista e imperialista usando el psicoanálisis frankensteino y lacaniano de Mary Shelley? Ese es nuestro paper de "IA feminista". ¿Qué tal si argumentamos que "un cuerpo obeso es un cuerpo legítimamente construido" como base para introducir una categoría para el culturismo obeso en el deporte del culturismo profesional? Pueden leer cómo le fue en Estudios de la Obesidad.

En otras ocasiones, revisamos la literatura existente de estudios de agravios para ver por dónde iba mal y luego tratamos de magnificar esos problemas. ¿Glaciología feminista? Vale, lo copiaremos y escribiremos un artículo de astronomía feminista que argumenta que la astrología feminista y queer debería ser considerada parte de la ciencia de la astronomía, que calificaremos de intrínsecamente sexista. Los críticos estaban muy entusiasmados con esa idea. ¿Usar un método como el análisis temático para generar interpretaciones favorables de los datos? Bien, escribimos un artículo sobre las personas trans en el lugar de trabajo que hace precisamente eso. Los hombres usan "espacios masculinos" para promulgar discursos de masculinidades "machistas" moribundas de una manera que la sociedad en general no acepta? No hay problema. Publicamos un artículo que se resume mejor como: "Un erudito en cuestiones de género va a Hooters para tratar de averiguar por qué existe". "Desfamiliarizar", experiencias comunes, pretender ser desconcertado por ellas y luego buscar construcciones sociales que las expliquen? Claro, nuestro artículo de "Dildos" lo hizo para responder a las preguntas: "¿Por qué los hombres heterosexuales no tienden a masturbarse por medio de la penetración anal, y qué pasaría si lo hicieran?". Pista: según nuestro artículo en Sexuality and Culture, uno de los principales journals de sexualidades, ellos serán menos transfóbicos y más feministas como resultado de ello.

También utilizamos otros métodos, como, "Me pregunto si ese 'listado progresista' en las noticias podría ser escrito en un artículo que diga que a los hombres blancos en la universidad no se les debería permitir hablar en clase (o que sus correos electrónicos sean contestados por el instructor), y, por si acaso, que se les pida que se sienten en el suelo encadenados para que puedan `experimentar las reparaciones'". Ese era nuestro paper "Progressive Stack". La respuesta parece ser sí, y la titánica [revista de] filosofía feminista Hypatia ha sido sorprendentemente cálida [frente a la idea]. Otra difícil para nosotros fue: "Me pregunto si publicarían una reescritura feminista de un capítulo de Mein Kampf de Adolf Hitler". La respuesta a esa pregunta también resulta ser "sí", dado que la revista feminista de trabajo social Affilia acaba de aceptarla. A medida que avanzábamos, empezamos a darnos cuenta de que se puede hacer funcionar casi todo, siempre y cuando esté dentro de la ortodoxia moral y demuestre comprensión de la literatura existente.

Dicho de otra manera, ahora tenemos buenas razones para creer que si nos apropiamos de la literatura existente de la manera correcta —y siempre parece haber una cita o una vena de literatura que lo haga posible— podemos decir casi cualquier cosa políticamente de moda que queramos. Las preguntas subyacentes en cada caso fueron las mismas: ¿Qué necesitamos escribir y qué necesitamos citar (por cierto, todas nuestras citas son reales) para que esta locura académica se publique como una "investigación" de alta calidad?

De los 20 papers que enviaron para publicación, siete fueron aceptados, otros siete quedaron en el proceso de revisión y/o reenvío cuando les tocó frenar el experimento, y seis fueron retirados por fallas fatales o irreparables.

Gracias a sus esfuerzos durante estos 10 meses, y como resultado de su ejemplar "erudición", Lindsay, Boghossian y Pluckrose recibieron cuatro invitaciones para revisar otros papers, invitaciones que —lamentablemente— declinaron.

El paper de adiestrar a los hombres como perros gustó tanto en el journal en el que fue publicado, Gender, Place, and Culture (una publicación de alto rango que lidera el campo de la geografía feminista), que lo eligieron como una de las doce piezas de mayor relevancia en la geografía feminista como parte de la celebración del 25° aniversario del journal.

La celebración de la intolerancia y el chovinismo fue casi que una constante en el ejercicio, y es alucinante —y debería ser alarmante— que entre más inhumano fuera el comportamiento por el que abogaba el paper falso, mejor le iba: castigar a los estudiantes universitarios blancos por la esclavitud histórica pidiéndoles que se sienten en silencio en el suelo encadenados durante las clases, celebrar la obesidad mórbida como una opción de vida saludable, tratar la masturbación privada como una forma de violencia sexual contra las mujeres, y progamar la Inteligencia Artificial súperinteligente con absurdas tonterías ideológicas irracionales antes de que gobierne el mundo estuvieron entre los favoritos de los editores.

Además de ser un ejercicio de trolleo monumental, el experimento de Lindsay, Pluckrose y Boghossian es una súplica por la honestidad intelectual en la academia. Me gustaría pensar que los van a escuchar, pero hasta el momento, no hay motivo para creer que ese va a ser el caso: a pesar de que los tres tienen impecables credenciales de izquierda, la respuesta ha sido cuestionar sus motivos y acusarlos de ser de derechas.

Ese es el nivel intelectual de los académicos de estudios de agravios.

Por cierto, el proyecto contó desde el principio con el apoyo del cineasta Mike Nayna, quien publicó un breve documental detrás de cámaras del proyecto:


(imagen: Areo Magazine)

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Publicado en De Avanzada por David Osorio

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