En una nota de El Espectador titulada La segunda era de los transgénicos, Angélica María Cuevas arremete contra tres avances biotecnológicos recientes. Me veo en la penosa obligación de enmendarle la plana.
En primer lugar, Cuevas se va contra el supersalmón de AquaBounty:
Cuando sienten que su fe es atacada, en ocasiones los creyentes acusan a los críticos de haber elegido su religión porque no hay consecuencias violentas negativas, a diferencia de otras religiones (cristianismo-islam es la combinación más común).
Esta añoranza de imponer el respeto por sus creencias por medio de la violencia se conoce como envidia de la fatwa:
¿Qué sabemos de la acupuntura? La evidencia hasta la fecha es suficientemente concluyente para afirmar sin temor a equivocarnos que la acupuntra no funciona para mejorar la funcionalidad de pacientes luego de un evento cerebrovascular.