En el imaginario colectivo existen ciertos íconos del bien que parecen ser intocables. Es de lo que predan las relaciones públicas y en lo que se basa la idealización de ciertos nefastos personajes.
Jesús -a pesar de que no haya pruebas de su existencia- es quizá uno de los más reverenciados personajes en la historia de la humanidad. De hecho, siempre se habla de lo bonitas que fueron sus enseñanzas y de cómo este sería un mundo mejor se siguiéramos las propuestas del mesías. Eso debería cambiar:
Jesús -a pesar de que no haya pruebas de su existencia- es quizá uno de los más reverenciados personajes en la historia de la humanidad. De hecho, siempre se habla de lo bonitas que fueron sus enseñanzas y de cómo este sería un mundo mejor se siguiéramos las propuestas del mesías. Eso debería cambiar: