Casi todas las veces que he mencionado al impresentable procurador Alejandro Ordóñez, lo he hecho recordando que es un aborto de la Inquisición o señalándolo de ser un remedo de Torquemada (Y que Torquemada me disculpe).
Pues bien, ese mal hábito de perseguir a los que no suscriben su estúpida superstición ha llegado a extremos que harían que un nazi retroceda:
Pues bien, ese mal hábito de perseguir a los que no suscriben su estúpida superstición ha llegado a extremos que harían que un nazi retroceda: