En Colombia es extraño encontrar columnas de opinión que defiendan el laicismo. Sí, es mencionado de pasada una que otra vez, cuando el columnista toca un tema más o menos tangencial, pero la estricta separación de Estado e iglesias no suele ser el tema central de estos espacios.
Por eso es reconfortante ver que Fernando Fernández dedicó toda su última columna en Kien y Ke a denunciar los embates religionistas que se gestan desde las entidades del Estado contra este principio civilizatorio: