domingo, 13 de abril de 2014

El discurso que Ayaan Hirsi Ali no llegó a decir



Depués de que Brandeis le retiró el honoris causa a Ayaan Hirsi Ali cediendo al matoneo islámico, el Wall Street Journal publica una versión abreviada de las palabras que Ayaan Hirsi Ali iba a decir:



Hace un año, la ciudad y los suburbios de Boston seguían de luto. Las familias que sólo unas semanas antes tenían hijos y hermanos qué abrazar se quedaron con sólo fotografías y recuerdos. Y otros se cernían sobre cabeceras, viendo como jóvenes, mujeres, y niños soportaban dolorosas cirugías y desfiguraciones permanentes. Todo porque dos hermanos, radicalizados por sitios web jihadistas, decidieron poner bombas caseras en las mochilas cerca de la línea de llegada de uno de los acontecimientos más destacados en los deportes americanos, la maratón de Boston.

Ninguno de ustedes en la Clase del 2014 olvidará nunca ese día y los días que siguieron. Nunca olvidarán cuando escucharon las noticias, dónde estaban o lo que estaban haciendo. Y cuando vuelvan aquí, en 10, 15 ó 25 años a partir de ahora, lo recordarán. Las bombas explotaron a sólo 10 kilómetros de este campus.

Recientemente leí un artículo que decía que muchos adultos no recuerdan muchas cosas de antes de la edad de los ocho años. Eso significa que algunos de sus recuerdos más tempranos bien pueden ser de esa mañana de septiembre simplemente conocida como "11-S".

Ustedes merecen mejores recuerdos que del 11-S y el atentado de la maratón de Boston. Y no son los únicos. En Siria, al menos 120.000 personas han muerto, y no simplemente en la batalla, sino en masacres, en una guerra civil que se libra cada vez más a través de una división sectaria. La violencia está escalando en Irak, en el Líbano, en Libia, en Egipto. Y mucho más de lo que era el caso cuando ustedes nacieron, la violencia organizada en el mundo de hoy se concentra de manera desproporcionada en el mundo musulmán.

Otra característica notable de los países que acabo de nombrar, y de Oriente Medio en general, es que la violencia contra la mujer también está aumentando. En Arabia Saudita ha habido un aumento notable en la práctica de la mutilación genital femenina. En Egipto, el 99% de las mujeres informan haber sido objeto de acoso sexual y hasta 80 agresiones sexuales se producen en un solo día.

Especialmente preocupante es la manera en que el estatus de las mujeres como ciudadanas de segunda clase está siendo cimentada en la legislación. En Irak, se está proponiendo una ley que reduce a nueve años la edad legal a la que una niña puede ser obligada a contraer matrimonio. Esa misma ley le daría al marido el derecho de negarle permiso a su esposa para salir de la casa.

Lamentablemente, la lista podría seguir. Espero hablar en nombre de muchos cuando digo que este no es el mundo que mi generación pretende legar la suya. Cuando nacieron, Occidente era exultante, después de haber derrotado el comunismo soviético. Una coalición internacional había forzado a Saddam Hussein a salir de Kuwait. La próxima misión de las fuerzas armadas estadounidenses sería el alivio del hambre en mi tierra natal de Somalia. No había Departamento de Seguridad Nacional, y pocos estadounidenses hablaban de terrorismo.

Hace dos décadas, ni siquiera el pesimista más sombrío habría anticipado todo lo que ha ido mal en la parte del mundo donde me crié. Después de tantas victorias para el feminismo en Occidente, nadie habría predicho que los derechos humanos básicos de las mujeres en realidad se reducirían en tantos países cuando el siglo 20 dio paso al 21.

Hoy, sin embargo, voy a predecir un futuro mejor, porque creo que el péndulo ha oscilado casi tan lejos como es posible en la dirección equivocada.

Cuando veo a millones de mujeres en Afganistán desafiando las amenazas de los talibanes y haciendo cola para votar; cuando veo a las mujeres en Arabia Saudita desafiando una absurda prohibición a que las mujeres conduzcan; y cuando veo a las tunecinas celebrando la condena de un grupo de policías por una atroz violación en grupo, me siento más optimista de lo que lo estaba hace unos años. La mal llamada Primavera Árabe ha sido una revolución llena de decepciones. Pero creo que ha creado una oportunidad para que las formas tradicionales de autoridad —incluyendo la autoridad patriarcal— sean cuestionadas, e incluso para que las justificaciones religiosas para la opresión de las mujeres sean cuestionadas.

Sin embargo, para que esa oportunidad se cumpla, en Occidente debemos proporcionar el tipo adecuado de ánimo. Al igual que la ciudad de Boston fue una vez la cuna de un nuevo ideal de libertad, tenemos que volver a nuestras raíces convertiéndonos una vez más en un faro de la libertad de pensamiento y la civilidad para el siglo 21. Cuando hay injusticia, tenemos que denunciarla, y no simplemente condenarla, sino con acciones concretas.

Uno de los mejores lugares para hacerlo es en nuestras instituciones de educación superior. Tenemos que hacer que nuestras universidades no sean templos de la ortodoxia dogmática, sino de pensamiento verdaderamente crítico, donde todas las ideas sean bienvenidas y donde se fomente el debate civilazdo. Estoy acostumbrada a ser abucheada en los campus, así que estoy agradecida por la oportunidad de dirigirme a ustedes hoy. No espero que todos están de acuerdo conmigo, pero aprecio mucho su disposición a escuchar.

Me presento ante ustedes como alguien que lucha por las mujeres y los derechos fundamentales de las niñas a nivel mundial. Y me presento ante ustedes como alguien que no tiene miedo de hacer preguntas difíciles sobre el papel de la religión en esa lucha.

La conexión entre la violencia, en particular la violencia contra las mujeres, y el islam es demasiado clara para ser ignorada. No le hacemos ningún favor a los estudiantes, la facultad, los no creyentes ni las personas de fe cuando cerramos nuestros ojos a este vínculo, cuando nos excusamos en lugar de reflexionar.

Así que pregunto: ¿Es el concepto de guerra santa compatible con nuestro ideal de tolerancia religiosa? ¿Es blasfemia —castigada con la muerte— cuestionar la aplicabilidad de ciertas doctrinas del siglo séptimo a nuestra propia época? Tanto el cristianismo como el judaísmo han tenido su eras de reforma. Yo diría que ha llegado el momento para una reforma musulmana.

¿Es tal argumento inadmisible? Seguramente no debe estar en una universidad que fue fundada a raíz del Holocausto, en un momento en que muchas universidades estadounidenses todavía imponen cuotas a los judíos.

El lema de la Universidad de Brandeis es "Verdad aun hasta sus partes más íntimas". Ese es mi lema también. Porque es sólo a través de la verdad, la verdad implacable, que su generación puede aspirar a hacerlo mejor que la mía en la lucha por la paz, la libertad y la igualdad de los sexos.

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