Una vez más Alejandro Ordóñez, ese lefebvrista tinterillo con diploma que ocupa el cargo de Procurador (pero que por hacer precisamente todo lo contrario llamamos antiProcurador), volvió a emprenderla contra la libertad de expresión.
Él cuenta con un exquisito prontuario al respecto. No en vano es considerado el más legítimo descendiente ideológico de Torquemada.
Su paupérrimo y nimio conocimiento del derecho, siempre puesto al servicio de su intolerancia religiosa ya había relucido en un caso en que ocupando el cargo de magistrado del Consejo de Estado (!), denunció penalmente a Daniel Samper Ospina, director de la revista SoHo, a Fernando Vallejo, a Alejandra Azcárate y otros más por unas fotografías que parodiaban La Última Cena de Leonardo Da Vinci y que estaban acompañadas de un artículo de Fernando Vallejo titulado La Pasión de Alejandra Azcárate.
Como era de esperarse, la denuncia no prosperó.
Pero, como no aprende, en estos días Ordóñez ha vuelto a poner todas las armas que tiene a su alcance, lanza en ristre contra la revista SoHo, una vez más, por unas fotos que no son de su gusto y agrado.
Resulta que la revista hace una denuncia por los aberrantes y —por qué no decirlo si es una realidad— tradicionales casos de pederastia de la Iglesia Católica, que manifiestan clara y rotundamente que el deporte nacional del Vaticano es la violación de menores de edad.
Para ello, ha publicado una serie de fotografías que a Ordóñez no le han gustado. Al igual que en el caso anterior, esta colección contó con el fotógrafo Mauricio Vélez.
Él cuenta con un exquisito prontuario al respecto. No en vano es considerado el más legítimo descendiente ideológico de Torquemada.
Su paupérrimo y nimio conocimiento del derecho, siempre puesto al servicio de su intolerancia religiosa ya había relucido en un caso en que ocupando el cargo de magistrado del Consejo de Estado (!), denunció penalmente a Daniel Samper Ospina, director de la revista SoHo, a Fernando Vallejo, a Alejandra Azcárate y otros más por unas fotografías que parodiaban La Última Cena de Leonardo Da Vinci y que estaban acompañadas de un artículo de Fernando Vallejo titulado La Pasión de Alejandra Azcárate.
Como era de esperarse, la denuncia no prosperó.
Pero, como no aprende, en estos días Ordóñez ha vuelto a poner todas las armas que tiene a su alcance, lanza en ristre contra la revista SoHo, una vez más, por unas fotos que no son de su gusto y agrado.
Resulta que la revista hace una denuncia por los aberrantes y —por qué no decirlo si es una realidad— tradicionales casos de pederastia de la Iglesia Católica, que manifiestan clara y rotundamente que el deporte nacional del Vaticano es la violación de menores de edad.
Para ello, ha publicado una serie de fotografías que a Ordóñez no le han gustado. Al igual que en el caso anterior, esta colección contó con el fotógrafo Mauricio Vélez.
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