Hace dos años la Corte Constitucional eximió del impuesto ambiental a una congregación cristiana que pedía el mismo trato que el catolicismo — en su momento advertí que esta era una pendiente resbaladiza que no hacía sino perpetuar el privilegio religioso, algo en lo que la Corte está bien curtida.
Pues dicho y hecho:
Gracias a una decisión de la Corte Constitucional, se abren las puertas a que las Iglesias evangélicas gocen de las mismas prerrogativas en materia de impuestos de las que goza la Iglesia católica desde hace 42 años.
Con ponencia de Alberto Rojas, el alto tribunal reconoció que la Iglesia cristiana cuadrangular central de Bucaramanga tiene derecho a no tener que pagar el impuesto de sobre tasa ambiental que se cobra en la capital de Santander.
El Concordato es una lamentable mancha en el ordenamiento jurídico colombiano, pero ampliar sus privilegios a más iglesias no es la solución. Dos errores no hacen un acierto.
Y el problema no es sólo la exención tributaria sino que darle prerrogativas a la religión e impulsar el privilegio religioso son incentivos negativos que propician la superstición, y esta ya es una sociedad suficientemente ahogada en creencias irracionales.
El derecho de las cosas es acabar con el Concordato y que todas las iglesias paguen todos los impuestos. A ver cuántos siglos se demoran en entenderlo los magistrados.
(imagen: Michael)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio
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