jueves, 10 de enero de 2019

La APA contra los hombres



En 2007, la Asociación Americana de Psicología (APA, su sigla en inglés) publicó su Guía para la Práctica Psicológica con Niñas y Mujeres — hasta enero de 2019, un documento similar no existía para guiar a los facultativos de la salud mental en el tratamiento y la terapia para niños y hombres.

Muchos hombres, al igual que ocurre con muchas mujeres, tienen vidas complejas que, en algún punto, requieren de apoyo, dirección y asistencia, y es urgente que los profesionales de la salud mental cuenten con guías especializadas para el tratamiento. Pues hace unos meses la APA publicó su Guía para la Práctica Psicológica con Niños y Hombres y, lamentablemente, la mayor organización de profesionales de la salud mental desperdició la oportunidad de hacer un documento que sirva para ayudar a los hombres que necesitan ayuda.

El documento, en cambio, adopta unas definiciones política e ideológicamente motivadas que reducen a los hombres y la masculinidad a poco menos que entes que rayan en la psicopatía. Consideremos, por ejemplo, los siguientes fragmentos:

IDEOLOGÍA DE MASCULINIDAD

La ideología de la masculinidad es un conjunto de cogniciones descriptivas, prescriptivas y proscriptivas sobre niños y hombres (Levant & Richmond, 2007; Pleck, Sonenstein, & Ku, 1994). Aunque existen diferencias en las ideologías de la masculinidad, hay una constelación particular de normas que han dominado a grandes segmentos de la población, entre ellas: la antifeminidad, el triunfo, la evasión de la apariencia de debilidad, y la aventura, el riesgo y la violencia. Estos han sido referidos colectivamente como ideología tradicional de masculinidad (Levant & Richmond, 2007). Además, reconociendo la pluralidad y la perspectiva construccionista social de la masculinidad, el término masculinidades se utiliza cada vez con mayor frecuencia (Wong & Wester, 2016).

CONFLICTO DE ROLES DE GÉNERO

El conflicto de roles de género (GRC, su sigla en inglés) se define como problemas que resultan de la adhesión a "roles de género rígidos, sexistas o restrictivos, aprendidos durante la socialización, que resultan en la restricción, devaluación o violación personal de los demás o de uno mismo" (O'Neil, 1990, p. 25). El GRC es el aspecto más ampliamente estudiado de la tensión del rol de género masculino, y los investigadores han demostrado que los hombres experimentan conflictos relacionados con cuatro dominios del rol de género masculino: éxito, poder y competencia (un énfasis desproporcionado en el logro y control personal o en estar en posiciones de poder); emocionalidad restrictiva (incomodidad expresando y experimentando emociones vulnerables); comportamiento afectivo restrictivo entre hombres (incomodidad expresando cuidado y contacto afectivo con otros hombres); y conflicto entre el trabajo y las relaciones familiares (angustia debido a equilibrar la escuela o el trabajo con las demandas de criar a una familia; ver O'Neil, 2008, 2013, 2015 para revisiones).

OPPRESIÓN

La opresión incluye la discriminación y/o la denegación sistemática de recursos a los miembros de grupos que son identificados como inferiores o menos merecedores que otros. La opresión es más frecuentemente experimentada por individuos con identidades sociales marginadas; se manifiesta en la discriminación flagrante y sutil en áreas como el racismo, el ancianismo, el sexismo, el clasismo y el heterosexismo; y tiene como resultado un acceso limitado al poder social (Robinson, 2012; Worell & Remer, 2003).

PRIVILEGIO

Privilegio se refiere a fuentes no merecidas de estatus social, poder y ventaja institucionalizada experimentadas por los individuos en virtud de sus identidades sociales dominantes y culturalmente valoradas (por ejemplo, blancos, cristianos, hombres y clase media/alta; McIntosh, 2008).

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DIRECTRIZ 3


Los psicólogos entienden el impacto del poder, el privilegio y el sexismo en el desarrollo de los niños y los hombres y en sus relaciones con los demás

Justificación

Aunque el privilegio no se aplica a todos los niños y hombres en igual medida, en conjunto, los hombres experimentan un mayor grado de poder social y económico que las niñas y las mujeres en una sociedad patriarcal (Flood & Pease, 2005). Sin embargo, los hombres que se benefician de su poder social también están confinados por políticas y prácticas a nivel de sistema, así como por recursos psicológicos a nivel individual necesarios para mantener el privilegio masculino (Mankowski & Maton, 2010). Por lo tanto, el privilegio masculino a menudo tiene un costo en forma de adhesión a ideologías sexistas diseñadas para mantener el poder masculino que también restringen la capacidad de los hombres para funcionar de manera adaptativa (Liu, 2005).

No sé, a lo mejor me falta el suficiente entrenamiento psicológico para entender esto, pero seguramente ahí fuera algún amable lector podrá venir y explicarme por qué la mayor asociación profesional de psicólogos del mundo decidió usar el término "masculinidad" para describir una patología, cómo promueve esto la confianza del paciente en la relación terapéutica, y cómo es que esto no dificulta la consideración positiva e incondicional que los profesionales deben tener por sus pacientes que podrían ser descritos como "tradicionalmente masculinos".

A pesar de que tiene deficiencias parecidas, porque tiene sesgos políticos e ideológicos similares a la Guía de los Hombres, por lo menos la Guía enfocada al tratamiento de mujeres no usa el término "feminidad" para describir ninguna patología — es más, la palabra no aparece en todo el documento... y así es como debe ser.

En cambio, en la recién publicada Guía enfocada al tratamiento de hombres, y en el subsecuente respectivo comunicado de prensa, la APA eligió un conjunto de comportamientos y rasgos que agrupó arbitrariamente bajo el término de "masculinidad tradicional", y que elevó a la categoría de "ideología" (?). Junto con rasgos y comportamientos decididamente negativos, la mezcla tambié incluye rasgos como la protección de los seres queridos, la competencia, la fortaleza emocional, una menor aversión al riesgo que el promedio en mujeres, y la valentía.

Y mientras todavía hay hombres que requieren de tratamiento profesional para la salud mental, la APA les hace un flaco favor al reducir toda su existencia a conceptos como "poder", "privilegio" y "sexismo". Y lo que no dicen, también es importante: la ausencia de referencias y definiciones en términos de biología, neurociencia y miles de años de evolución dice mucho de los sesgos ideológicos de la Asociación Americana de Psicología. Y es que sabemos que existen bases biológicas de la conducta que influyen directamente en estos rasgos y comportamientos.

Corriendo el riesgo de simplificar mucho, creo que lo único que tenía que hacer la APA era reconocer que muchos hombres, con diferentes grados de masculinidad, necesitan ayuda en salud mental, y proporcionar terapias y tratamientos que estuvieran sustentados en la mejor evidencia disponible. Sobra decir que no hicieron nada ni remotamente similar. Ojalá, algún día, consideren que los hombres con problemas de salud mental son más que una excusa para avanzar una agenda política y que realmente merecen atención y necesitan ayuda.

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Publicado en De Avanzada por David Osorio

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