El New England Journal of Medicine (NEJM), uno de los journals médicos más prestigiosos del mundo, publicó hace unas semanas un llamado a la segregación racial en las aulas de medicina:
A medida que la medicina académica comienza a reconocer y examinar el racismo como la causa fundamental de los resultados sanitarios racialmente dispares, necesitamos planes de estudios para formar médicos que desmantelen los sistemas que perpetúan estas desigualdades. Dado que los enfoques tradicionales de la formación médica se basan a su vez en sistemas desiguales, es esencial adoptar nuevos enfoques. Los grupos de afinidad racial (RAGC) son uno de ellos. Los RAGC son sesiones facilitadas en las que los participantes se agrupan según su identidad racial o étnica autoidentificada para apoyar la integración de los planes de estudios antirracistas en la práctica clínica. Utilizados como parte de un plan de estudios más amplio contra el racismo y la opresión, los grupos de afinidad racial implican a los participantes en una introspección crítica a través de la lente de su propia experiencia racializada y mejoran el aprendizaje creando comunidad y fomentando la praxis, la integración de la teoría, la autorreflexión y la acción. El cónclave, que según algunos estudiosos indígenas deriva de un término algonquino que significa reunión de un grupo para un consejo sabio, implica un planteamiento reflexivo y deliberado del diálogo.¡Uff, qué coraje!
Fundada sobre legados de colonialismo y racismo, la educación médica se ha centrado históricamente en los alumnos blancos y sigue perpetuando el racismo estructural.
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Algunas personas BIPOC [negras, indígenas y otras personas de color] han sido socializadas para cuidar el ego de los blancos, para expresar sus emociones sólo de forma que sean aceptables para el público blanco y para evitar la "fragilidad blanca" (la incomodidad y la actitud defensiva de los blancos ante su legado de racismo y su complicidad en los sistemas de desigualdad) con el fin de mantener sus relaciones, su estatus profesional y su seguridad. En un espacio sin gente blanca, los participantes BIPOC pueden aportar todo su ser, curarse juntos del trauma racial e identificar estrategias para abordar el racismo estructural.
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Los RAGC para estudiantes negros proporcionan un entorno que centra las experiencias negras como norma y celebra las diversas perspectivas negras. Este entorno protege a los participantes de las experiencias (a menudo diarias) de microagresiones y macroagresiones, desigualdades estructurales y silos de aislamiento en instituciones predominantemente blancas. Los RAGC también permiten a los estudiantes negros explorar su experiencia del racismo y contextualizar su comprensión del antirracismo sin la carga de educar o cuidar de los colegas no negros, y sin enfrentarse a la negación, por otra parte común, del gaslighting (socavar a otra persona haciéndole dudar de sus propias percepciones y experiencia), y de la fragilidad blanca. Los RAGC favorecen la exploración en profundidad del racismo interiorizado y permiten la expresión individual y colectiva de todo tipo de sentimientos, desde la alegría hasta la rabia, sin temor a las repercusiones.
Del mismo modo, los RAGC para personas [no negras] de color ofrecen a los participantes la oportunidad de construir una comunidad, profundizar en su comprensión del racismo y su curación, y expresar toda una gama de emociones. Los grupos de afinidad BIPOC reconocen la naturaleza interseccional y evolutiva de las identidades personales, raciales y culturales y honran la multidimensionalidad de cada participante. Con esta base, los estudiantes BIPOC están mejor equipados para cuestionar el impacto del racismo, incluyendo cómo sus propias comunidades perpetúan el colorismo, el colonialismo, la xenofobia y el racismo contra los negros.
No he visto tantos disparates juntos articulados de manera aparentemente coherente desde la última vez que leí un pasaje de la Biblia — lo que duele es que aparezca en un journal científico, porque valga recordar que todos esos conceptos chupiguays —como fragilidad blanca y microagresiones— no tienen el más mínimo soporte empírico.
Lo de abogar a favor de la segregación racial lo vimos venir hace años (por lo menos yo lo canté cuando expuse la tóxica ideología que arruinó el ateísmo y el movimiento escéptico organizados), así que por atroz que sea esto no es realmente sorprendente.
Aunque uno pensaría que no se puede caer más bajo que abogar por políticas de corte del apartheid, lo que lo hace aún peor es que tomen a estudiantes de Medicina y los entrenen para que crean que sus primeras impresiones siempre son acertadas, para que rechacen activamente información que contradice sus ideas preconcebidas, y que vayan por el mundo acusando a la ligera a las personas que tienen el color de piel 'equivocado' de haber cometido atrocidades. ¿Existe acaso un término para todo lo contrario a una Universidad?
Estoy seguro que enviar a las comunidades de minorías raciales doctores que no evitan el sesgo de confirmación en su desempeño profesional tendrá un impacto en "los resultados sanitarios racialmente dispares". ¿Alguien quiere apostar en qué dirección irá dicho impacto?
(imagen: Ayo Ogunseinde)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio | ¿Te ha gustado este post? Síguenos o apóyanos en Patreon para no perderte las próximas publicaciones
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