En febrero, un estudiante del colegio Dámaso Zapata (Bucaramanga, Santander) pidió que lo eximieran de la clase de religión porque, a pesar de que el colegio es público, la asignatura es usada para hacer
proselitismo católico —algo que las directivas del colegio negaron enfáticamente, mintiéndole al diario
Vanguardia—.