El asalto evangélico al Estado no tiene freno —de hecho, se hace en contubernio con servidores públicos que ponen su popularidad por encima de la Constitución—. Primero fue Bogotá Góspel; ahora en Pereira los cristianos repitieron la farsa de hacer pasar su música evanglizadora como si fuera cultural y se aprobó el Pereira Góspel.
De hecho, el responsable de esta impostura es el concejal cristiano Héctor Artunduaga quien alardeó burdamente de esta victoria del oscurantismo en su perfil de Facebook (y aquí va otro genio que ni siquiera entiende la diferencia entre perfiles personales y páginas en una red social; ¡y es concejal!):