Esto es increíble. A uno lo pueden robar en frente de un agente de Policía y es muy probable que él no haga nada.
Pero cuando se trata de acosar a la prensa y censurar la libertad de expresión, la efectividad policial llega a extremos sorprendentes:
Para resumir: los policías no hicieron nada cuando cometieron un delito en sus narices, y cuando alguien más fue a hacer algo -legal- al respecto, entonces se lo impidieron. ¡Bravo!
A ver si algún día vemos a estos agentes procesados y condenados por abusar de la autoridad.
(vía Leonard Sánchez)
Pero cuando se trata de acosar a la prensa y censurar la libertad de expresión, la efectividad policial llega a extremos sorprendentes:
Un nuevo hecho de violencia contra los periodistas se presentó en Barranquilla. Este miércoles, nuestro reportero de judiciales, Ronald Avellaneda fue agredido por un agente de la Policía Nacional cuando estaba en cumplimiento de su labor.
Cubriendo un caso del paquete chileno a una cliente de un banco en la carrera 54 entre calles 72 y 74 se encontraba nuestro periodista, cuando un agente le dijo de forma poco cordial:"Esto es zona bancaria y no se puede grabar". Lo despojaron de celular y de la cámara de video.
Pese a la insistencia del comunicador, arbitrariamente fue detenido. Primero lo despojaron de sus equipos y sin que verificaran su identidad lo golpearon.
Acto seguido, y con los curiosos rodeando a los protagonistas, al periodista le leyeron sus derechos, lo montaron a una patrulla y lo trasladaron a la URI.
Tres patrullas motorizadas se desplazaron “en este rápido despliegue de seguridad que no se ve cuando van a capturar un integrante de una banda criminal” dijo una de las personas que se encontraban en el sector.
El periodista dijo que en la cámara de la que se apoderó uno de los policías registrados en el video de zonacero.info quedó en poder de uno de los uniformados.
Aunque parezca increíble, los patrulleros denunciaron una “supuesta agresión a servidor público” en la Unidad de Reacción Inmediata de la Fiscalía hasta donde fue conducido Ronald Avellaneda.
Para resumir: los policías no hicieron nada cuando cometieron un delito en sus narices, y cuando alguien más fue a hacer algo -legal- al respecto, entonces se lo impidieron. ¡Bravo!
A ver si algún día vemos a estos agentes procesados y condenados por abusar de la autoridad.
(vía Leonard Sánchez)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.