El martes hubo un ataque terrorista en Westminster (Londres, Inglaterra), frente al Parlamento Británico; Daesh ha reclamado responsabilidad por el ataque.
El evento es trágico y repudiable — no existe ninguna justificación para esto.
Ahora bien, en comparación con los ataques de 2015 y 2016, creo que la respuesta de la civilización ha mejorado considerablemente.
Lo rescatable
• La literatura especializada ha señalado que algo que incita a los terroristas a actuar es ver el cubrimiento periodístico que se hace de los perpetradores de masacres — y además muestran un profundo desprecio por las víctimas. A diferencia de lo que ocurrió tras las masacres en Charlie Hebdo, Boston u Orlando, los medios de comunicación hicieron un gran despliegue sobre las víctimas. En el ataque murieron el oficial de policía Keith Palmer, una profesora española llamada Aysha Frade, el turista estadounidense Kurt Cochran, y un hombre de 75 años todavía no identificado. La propia Londres honró a las víctimas.
• Inglaterra volvió a la normalidad en menos de 24 horas. El terrorismo, aunque tiene un saldo de muertes inocentes y sangre, es principalmente un arma psicológica. Va en el nombre: el objetivo es sembrar terror, con el cual paralizar la sociedad. Para derrotarlo es necesario entender esto y no permitir que los ataques nos lleven a vivir en un estado constante de angustia o miedo, porque ahí los terroristas habrán ganado. Es digno de reconocimiento el hashtag #WeAreNotAfraid, que fue tendencia entre los londinenses tras el ataque.
• Es poco probable que hubiera podido ser peor. Sí, esta es una victoria del contraterrorismo: hace 12 años, los terroristas musulmanes pusieron bombas en el metro de Londres, cobrándose 52 vidas inocentes. Que ahora el terrorismo islámico en el país esté reducido a amateurs con guías de hágalo usted mismo, y recurriendo a armas de fácil acceso como carros y cuchillos, con saldos mortales de un solo dígito es una mejora cualitativa importante. La guerra está lejos de terminarse, pero por lo menos los servicios de contraterrorismo están haciendo la tarea — otra cosa es que sea virtualmente imposible monitorear a todos los terroristas wannabe periféricos, como el autor del ataque del martes.
Por mejorar
• Los medios siguen haciendo un gran despliegue mediático sobre los autores. Los titulares que llevan el nombre de Khalid Masood premian al autor del martes, y facilitan el trabajo de los reclutadores de terroristas, que pueden prometerle fama a quienes caen en sus mentiras.
• Todavía hay quienes insisten en cambiar el tema de conversación hacia los despropósitos de algunos gobiernos de algunos países occidentales en otras partes del mundo. Pues se equivocan: aquí estamos hablando del ataque terrorista en Westminster. Y así como cualquier otro ataque terrorista, este es responsabilidad única y exclusivamente de su autor: las personas somos responsables de nuestros actos — el que venga a culpar a Occidente, bien puede irse por donde vino, esta página no es para usted y no será usada para culpar a las víctimas por los atroces crímenes de sus trogloditas victimarios.
• Lo mismo si vienen a quejarse de la empatía mostrada con las víctimas, sus amigos, familiares y seres queridos. A mí no me avergüenza la capacidad de ponerme en en lugar de otros y ofrecer mi solidaridad; y es normal sentir mayor cercanía con víctimas con las que hay afinidad cultural. No me pienso disculpar por eso.
• Rezar no sirve de nada, y sólo es una bofetada a las víctimas. De hecho, es gracias a la creencia en amigos imaginarios que estamos aquí en primer lugar. Más pensamiento mágico no hará nada para resolverlo ni paliarlo. Por cierto: ¿rezarle al dios que permitió el ataque o al que se le rindió homenaje con el mismo?
• Si tu primera reacción a los ataques fue pensar que es terrible porque empeorará la reputación del islam, entonces eres parte del problema.
• La mayoría de jefes de Estado —en este caso, también la Primera Ministra británica, Teresa May— se rehúsan a admitir que estos ataques se derivan directamente de doctrinas religiosas. Mientras sigan poniendo excusas para ideologías totalitarias contrarias a la democracia, sus expresiones de shock, horror y apoyo no son más que hipocresía. Tenemos buenos motivos para querer reconocer con precisión lo que motiva a los terroristas. Seguir negando o escondiendo la motivación religiosa obstaculiza los esfuerzos por frenar el terrorismo y eso es más importante que tratar de no ofender los sentimientos religiosos — los creyentes necesitan empezar a responsabilizarse por sus propios sentimientos, en vez de culpar a los demás.
• Nunca faltan los apologistas del terrorismo que chillarán "islamofobia". Eso no existe.
Civilización vs Barbarie
Curiosamente, quienes aprovechan estos ataques para ganar puntaje de virtue signaling, demostrando que son biológicamente incapaces de sentir empatía, y regurgitando el ya pasado de moda odio a Occidente, tal vez no se han detenido a pensar que aunque Occidente no es perfecto, cualquiera de las posibles alternativas es condenadamente peor. Y como una imagen dice más que mil palabras, acá la imagen:
Los paramédicos luchando por salvar la vida de Masood para que sea juzgado en un tribunal. Y, si es condenado, para que pague por sus crímenes. No hay nada ni remotamente similar en ninguna de las alternativas a Occidente. Eso lo hace la única opción redimible entre las disponibles, por mucho que Putin y WikiLeaks se empeñen en montar su campaña de desprestigio.
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Publicado en De Avanzada por David Osorio
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