miércoles, 26 de junio de 2013

Más estragos del lenguaje 'incluyente'

Por si la vez pasada no había quedado suficientemente claro, Mauricio-José Schwarz remata la idea del lenguaje 'incluyente':

[E]l género gramatical no tiene nada que ver con el sexo ni con los cromosomas X e Y. Yo soy una persona y sería de una estupidez sublime que exigiera que me llamaran "persono" para denotar que soy hombre porque "persona" es epiceno. Como "pantera". No existen las panteras y los panteros. Ni las jirafas y los jirafos. "Compañeros", "alumnos", "políticos", "niños" y "gilipollas" no denotan sólo a los del sexo masculino, sino que denotan a todos y buscarle otra interpretación es perder el tiempo.

El lenguaje es producto de las relaciones sociales. Lo que busca un movimiento como el de la igualdad o equidad de género es un cambio en las relaciones sociales que impida las desigualdades patentes, como la culpabilización de la mujer cuando es víctima de ataques sexuales o el hecho de que en algunos lugares todavía una mujer cobre menos por el mismo trabajo de los hombres, o que las mujeres tengan menos oportunidades escolares que los hombres, o que se espere de ellas que sean máquinas reproductoras y poco más, etc.

Cambiando el lenguaje con presiones policiacas tan del gusto del alternativismo pocoseso no se cambian las relaciones sociales. Pero si primero cambian las relaciones sociales, si se opera una alteración eficaz en lo político, lo económico y lo social por medio de un activismo inteligente y serio, el lenguaje probablemente cambiará como consecuencia de ello. Hoy en cada vez más lugares, por ejemplo, "maricón" es rechazado como insulto o como denigración, precisamente donde los homosexuales han avanzado en el reconocimiento de su igualdad de género.

Y otra cosa: en este mundo de computadoras/ordenadores, lo único que hace el rejuego de la x y la arroba es joderle la vida a los ciegos que dependen de programas lectores de texto, que no saben leer "compañerxs" ni "compañer@s". El uso de la "e" no tiene este problema, pero ello no lo hace menos tonto. Acabas teniendo tres géneros gramaticales más falsos que un billete de tres euros. Los abogados, las abogadas y les abogades (que, por cierto, en asturiano es el femenino: "les botelles" significa "las botellas")... y luego otro cocohueco pedirá "lis abogadis" para los más pequeñitos.

Realmente la idea que me deja a mí es que hay mucho pequeñoburgués inquieto con demasiado tiempo libre, demasiado cabreao mal dirigido y demasiada poca información, y que se va a lo episódico porque lo complejo de los problemas reales desborda sus limitadas visiones de brocha gorda.

¡Pues que l@s cieg@s se jodan, que no es culpa de l@s feminist@s no tener ni put@ ide@ de filología!

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