domingo, 7 de julio de 2013

Por qué me opongo a la pena de muerte



Todavía existen muchas personas que favorecen la pena de muerte, algo que me sorprende bastante.

He tenido oportunidad de discutir con varios de ellos, escuchar sus motivos y debo decir que no me convencen:

Falacia ad populum


Empiezo por lo más sencillo. Hay quienes dicen que la mayoría quiere imponer la pena de muerte (¿en qué encuesta se basan?) y que los deseos de las mayorías deben ser órdenes.

Por supuesto, se dejan de lado que los que nos oponemos también somos parte del Estado, y que su justificación nos obliga a matar a otras personas en contra de nuestra voluntad.

Apelar a las emociones


Más falacias. De hecho, me parece que casi todas las justificaciones para la pena de muerte se reducen a apelar a los sentimientos.

¡No dirías lo mismo si te hubieran matado a tu familia!

No se trata de lo que yo diría en un caso hipotético, sino el hecho de que los sistemas penales civilizados son parte de las herramientas de justicia, y no herramientas de venganza. Por tal motivo, existen conceptos importantes como el del debido proceso, el derecho a la defensa y el del juez natural - ¡uno no debe ser juzgado ni por sus enemigos ni por sus víctimas!

Es más: resulta muy poco sabio tomar decisiones aconsejado por los sentimientos, y es mucho menos sabio, cuando de esas decisiones dependen los derechos de otra persona. Y peor aún, cuando el derecho en juego es la vida.

Los defensores de la pena capital olvidan fácilmente que incluso los culpables tienen derecho a la vida. Claro, el sentimiento de venganza es comprensible, pero nuestras instituciones deben ser mejores que nosotros.

Errores del sistema judicial


Es entonces cuando mis amigos promuerte recurren a enumerar los muchos errores del sistema judicial. Es cierto - el sistema judicial está plagado de errores, lo que es un motivo más por el cual es muy mala idea dejar en sus manos la vida de los acusados.

La pena de muerte es un castigo irreversible. Y yo prefiero 100 culpables libres a un inocente condenado (y más, cuando la condena es cargarse la vida de otra persona).

Paradoja de la pena de muerte


Y al matar a un inocente, no sólo se ha matado a un inocente (lo que es bastante grave), sino que esto además viene con un problema añadido para los defensores de esta barbara y feudal medida - la paradoja de la pena de muerte:

Por definición, matar a un inocente es asesinato. Si se mata a un inocente, uno se convierte en asesino. Si uno es un asesino, la pena es la pena de muerte.

Fuck logic!

Proporcionalidad de la pena


Otros argumentan que la condena a alguien que ha quitado una vida debe ser su propia vida. El problema es que mientras una persona sólo tiene una vida, puede segar más de una. Si la proporcionalidad de la pena para alguien que ha quitado una vida es perder su única vida, ¿cuál es la proporcionalidad de la pena para alguien que mató a dos personas? ¿Y para un asesino compulsivo? Se le pueden aumentar años a su condena de cárcel, pero no se le puede matar más de una vez.

La vida en manos del Estado


Sé que algunos no tendrán problema, sin embargo, que el Estado tenga la facultad de quitar vidas es una idea peligrosísima, ya que se abre la posibilidad de que el gobernante de turno use la pena de muerte contra sus adversarios políticos. (Y más, en países donde el sistema judicial tiene tantas falencias, como bien nos recuerdan los defensores de la pena de muerte.)

Disuasión


Otros fachos prefieren esta pena, porque dicen que servirá para disuadir a posibles futuros asesinos de cometer sus crímenes. ¡Se equivocan! Los motivos por los que una persona mata se pueden reducir a tres, que en ningún caso se ven afectados por la disuasión:

• Pasión: nadie puede ser persuadido con una medida estatal de no cometer un crimen pasional.

• Ganancia: son personas lógicas que matan con la convicción de que no serán atrapados (lo que hace inefectiva la supuesta disuasión).

• Compulsión: es una persona que no puede evitar cometer el delito, así que no importará la pena - igual lo cometerá.

Es más, si la pena de muerte sirviera para persuadir, esa sería la pena estándar para todos los delitos, pero no lo es porque no funciona. De hecho, las cifras muestran que se cometen más asesinatos en los lugares donde existe la pena de muerte.



Cuando se hace comparaciones entre los estados donde se practica la pena de muerte y los estados donde no se practica la pena de muerte, la mayoría de los estados donde se practica la pena de muerte muestran proporciones más altas de asesinatos que los estados donde no se practica la pena de muerte. La proporción del promedio de asesinatos por una población de 100,000 en 1999 entre los estados donde se practica la pena de muerte fue 5.5. La proporción del promedio de asesinatos en los estados donde no se practica la pena de muerte fue solamente 3.6%.

Argumento neoliberal


Otros promuerte recurren a ponerle precio a la vida humana. Consideran indigno que el dinero de los contribuyentes subsidie la vida de los criminales en prisión - así que matarlos es la mejor solución. No se les ocurre, por ejemplo, darles comida más barata.

Y lo que es peor - el argumento se cae, pues la pena de muerte cuesta más que la cadena perpetua.

Por ejemplo, el Informe de la Comisión de California para la administración de Justicia (2008) determinó:

El costo adicional de confinar a un preso condenado a muerte, en comparación con las cárceles de máxima seguridad, donde los condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional cumplen normalmente su condena, es de $90,000 por año por recluso. Con la actual población de condenados a muerte en California de 670, eso representa 63.3 millones dólares al año.

Un estudio publicado por el Urban Institute [PDF] prevé que el costo para los contribuyentes en los casos de pena capital ​en Maryland desde 1978 será de $186 millones. Eso se traduce en 37,2 millones de dólares para cada una de las cinco ejecuciones en el estado desde que allá se promulgó de nuevo la pena de muerte. El estudio estima que el costo promedio para los contribuyentes de Maryland para llegar a una sola sentencia de muerte es de entre $3,000,000 - $1,900,000 más que el costo de un caso de sentencia que no imponga la muerte. (Esto incluye la investigación, el juicio, las apelaciones, y los costos de encarcelamiento.) El estudio examinó 162 casos de pena capital que fueron perseguidos ​​entre 1978 y 1999 y encontró que los casos costarán 186 millones dólares más de lo que esos casos habrían costado si no hubiera existido la pena de muerte como castigo. En todas las fases de un caso, de acuerdo con el estudio, los casos de asesinato con pena capital cuestan más que los casos de homicidio sin pena capital.

Pendiente resbaladiza


La pena de muerte plantea otro problema: No hay forma de hacer una ley que se limite a los peores crímenes. Siempre habrá quienes quieran ampliar su cobertura, lecturas más o menos caritativas de la ley, e interpretaciones que, en últimas, terminan jugando con las vidas de las personas.

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