Parece que publicaciones Semana no se podía aguantar las ganas y tiene que seguir socavando su credibilidad.
Ya los critiqué una vez por promocionar el ReiKi en la sección de Salud, la segunda vez fue por distribuir el reportaje de Reyes Magos y hoy es porque entrevistan a un psíquico.
Igual me daría si entrevistaran a un fontanero o a un albañil, con la diferencia de que los resultados de estos honorables trabajos pueden ser verificados, comprobados y su método inquirido.
En cambio, con la entrevista al psíquico Armando Martí -quien fue protagonista de un escándalo porque había sido contratado por el entonces Fiscal General, Mario Iguarán Arana- no hay forma de saber si miente o dice la verdad. Afirma poseer un sexto sentido del que no puede aportar prueba alguna y no ofrece garantías de sus afirmaciones. De hecho, de la entrevista se destaca que afirma que su predicción se cumplió, cuando -evidente y afortunadamente- no lo hizo:
He aquí un charlatán que en vez de ser puesto en ridículo por la prensa, los periodistas lo están presentando como alguien confiable con un trabajo respetable. Pues lo siento, pero ningún trabajo respetable consiste en engañar a las personas. En palabras de SKA-P, el tipo es un Casposo: un estafador con total impunidad.
Supongo que el prestigio de la casa editorial se mantiene gracias a los columnistas con que cuenta.
En una columna de opinión de esa revista, Daniel Coronell probó que las predicciones del "psíquico del búnker" no son otra cosa que pura palabrería.
María Jimena Duzán, también columnista de Semana, expresa el problema de una forma que me parece adecuada:
Ya los critiqué una vez por promocionar el ReiKi en la sección de Salud, la segunda vez fue por distribuir el reportaje de Reyes Magos y hoy es porque entrevistan a un psíquico.
Igual me daría si entrevistaran a un fontanero o a un albañil, con la diferencia de que los resultados de estos honorables trabajos pueden ser verificados, comprobados y su método inquirido.
En cambio, con la entrevista al psíquico Armando Martí -quien fue protagonista de un escándalo porque había sido contratado por el entonces Fiscal General, Mario Iguarán Arana- no hay forma de saber si miente o dice la verdad. Afirma poseer un sexto sentido del que no puede aportar prueba alguna y no ofrece garantías de sus afirmaciones. De hecho, de la entrevista se destaca que afirma que su predicción se cumplió, cuando -evidente y afortunadamente- no lo hizo:
SEMANA: ¿Y qué pasó con su predicción de la segunda reelección de Uribe que no se cumplió?
A.M.: Yo no soy dueño de la verdad. La reelección como reelección se dio, las firmas fueron aprobadas, pero la actitud del Presidente fue muy pasiva. Él pudo haber recurrido a otras cosas, pero quedó pasmado y no actuó.
He aquí un charlatán que en vez de ser puesto en ridículo por la prensa, los periodistas lo están presentando como alguien confiable con un trabajo respetable. Pues lo siento, pero ningún trabajo respetable consiste en engañar a las personas. En palabras de SKA-P, el tipo es un Casposo: un estafador con total impunidad.
Supongo que el prestigio de la casa editorial se mantiene gracias a los columnistas con que cuenta.
En una columna de opinión de esa revista, Daniel Coronell probó que las predicciones del "psíquico del búnker" no son otra cosa que pura palabrería.
María Jimena Duzán, también columnista de Semana, expresa el problema de una forma que me parece adecuada:
¿qué país serio permite que el fiscal general contrate a un psíquico para destapar la corrupción interna?
[...]
En un país serio, un psíquico como Martí no pasaría de ser un charlatán bien educado que se lucra de uno que otro incauto. En un país como Colombia donde la impunidad pesa más que el imperio de la ley, los psíquicos terminan convertidos en oráculos todopoderosos.
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