He explicado hasta el hartazgo que los mensajes que consideramos erróneos, inadecuados, malos, pervertidos, molestos, inoportunos, incómodos y perjudiciales no deben ser censurados.
Primero, porque atenta contra la libertad de expresión, que se le debe respetar a todos los individuos de la sociedad: desde los estúpidos neonazis hasta los estúpidos neoestalinistas.
Segundo, porque los seres humanos tenemos un órgano muy importante llamado cerebro que nos capacita para la recepción crítica y en razón del cual no nos tragamos todo lo que nos dicen.
Pero al gobierno mexicano parece que le trae sin cuidado, pues respalda la censura a los narcocorridos:
Evidentemente se debe evitar que los narcotraficantes se apropien de la música norteña, pero es que la forma de evitarlo no es censurar un género musical. La forma de evitarlo es un desarrollo cultural y musical impulsado por el gobierno que difunda el mensaje que quieren transmitir y que guste más que los narcocorridos. Superarlos en calidad, que llaman.
Claro, porque los mexicanos nacieron sin cerebros y no saben distinguir entre una canción y la realidad.
¿Y qué? La censura también tiene que ver en los temas de legalidad. Para la muestra: los que defendemos el aborto en cualquier circunstancia, el libre porte y consumo de drogas, la eutanasia... si nos callan y nos reprimen, evitan que hablemos y digamos lo que pensamos, ¿no constituiría censura? Por supuesto que sí.
De malas: el castigo por los crímenes es la cárcel y no la violación de la libertad de expresión. ¿Volvemos a los delitos de opinión?
Sí. Merecen ese repudio pero ¡¡a través de la convicción racional de que deben ser repudiados y no un repudio no muy convincente impuesto a la fuerza!!
Primero, porque atenta contra la libertad de expresión, que se le debe respetar a todos los individuos de la sociedad: desde los estúpidos neonazis hasta los estúpidos neoestalinistas.
Segundo, porque los seres humanos tenemos un órgano muy importante llamado cerebro que nos capacita para la recepción crítica y en razón del cual no nos tragamos todo lo que nos dicen.
Pero al gobierno mexicano parece que le trae sin cuidado, pues respalda la censura a los narcocorridos:
El Gobierno mexicano expresó hoy su respaldo pleno al gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, quien emitió un decreto para prohibir que se interpreten narcocorridos en bares, cantinas, centros nocturnos y salones de fiestas.
En un artículo publicado en su blog, el secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Alejandro Poiré, señala que, además de combatir a la delincuencia con la fuerza, en México hay una "lucha cultural" en la que se debe "impedir que los homicidas, secuestradores, extorsionadores y traficantes de drogas se apropien de la música norteña" para legitimarse.
Evidentemente se debe evitar que los narcotraficantes se apropien de la música norteña, pero es que la forma de evitarlo no es censurar un género musical. La forma de evitarlo es un desarrollo cultural y musical impulsado por el gobierno que difunda el mensaje que quieren transmitir y que guste más que los narcocorridos. Superarlos en calidad, que llaman.
"La violencia no sólo se genera a balazos, la incorporación de este tipo de canciones en lugares que han sido asoladas por los criminales representa un intento por imbuir al tejido social de patrones de valores inadmisibles para nuestro país", explica.
Claro, porque los mexicanos nacieron sin cerebros y no saben distinguir entre una canción y la realidad.
Poiré agrega que "no es un tema de censura porque no es un tema de moral. Es un asunto de legalidad y de poner un alto al crecimiento de la cultura de la indiferencia y de la violencia".
¿Y qué? La censura también tiene que ver en los temas de legalidad. Para la muestra: los que defendemos el aborto en cualquier circunstancia, el libre porte y consumo de drogas, la eutanasia... si nos callan y nos reprimen, evitan que hablemos y digamos lo que pensamos, ¿no constituiría censura? Por supuesto que sí.
Ni el Gobierno ni la sociedad deben permitir que "delincuentes invadan impunemente también las esferas culturales para normalizar sus crímenes, debilitar nuestros esquemas de valores y obstaculizar la construcción de una cultura de la legalidad" en México, resalta.
De malas: el castigo por los crímenes es la cárcel y no la violación de la libertad de expresión. ¿Volvemos a los delitos de opinión?
"¿Debemos o no preocuparnos si nuestros jóvenes en Sinaloa cantan, bailan y se divierten al ritmo de esta música? ¿Acaso no merecen esos vídeos y canciones el repudio pleno de todos quienes aspiramos a un México de seguridad y justicia?", se pregunta antes de concluir que esa situación es algo que no se puede permitir.
Sí. Merecen ese repudio pero ¡¡a través de la convicción racional de que deben ser repudiados y no un repudio no muy convincente impuesto a la fuerza!!
"Claro, porque los mexicanos nacieron sin cerebros y no saben distinguir entre una canción y la realidad"
ResponderBorrarPues lamentablemente parece que así es, de otro modo no hubieran vetado esa música.
Anónimo, mi más completa solidaridad con el pueblo mexicano.
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