El invierno azota a Colombia. Hay inundaciones, ha llovido como si se tratara del diluvio universal, los ríos se desbordan, las universidades se convierten en lagos y la capital sufre un verano a lo Tim Burton.
Es en ese panorama cuando el editorial de El Tiempo hace un llamado para escuchar a los gurúes.
Empieza recordando que Juan Manuel Santos, al tomar posesión como Presidente de la República, en flagrante violación del laicismo ordenado en la Constitución, se reunió con los mamos (tribu) de la Sierra Nevada y recibió su bendición ecológica. Luego, el autor del artículo, busca darle algún tipo de validez mutlicultural al mantra de "escuchar a la naturaleza" para evitar que esta, cual vil dios, tome represalias contra los seres humanos.
Y llegamos a este párrafo:
Qué pésima selección de palabras. En todo sentido: "atender la invitación espiritual de los milenarios habitantes de estas tierras" no es que sea insuficiente, es que es inútil. De hecho, atender cualquier invitación espiritual es perder el tiempo y, si no me equivoco, el Presidente no fue elegido para eso.
Tampoco es que la palabra gurú esté bien utilizada. Los "expertos en el manejo ambiental del territorio", lo son porque han realizado estudios, se han cultivado y preparado, han estudiado y con su esfuerzo han llegado a ser dichos expertos. Decirles gurúes es ofensivo.
Ellos no son chamanes ni líderes espirituales -o al menos no lo serán en su lugar de trabajo- sino que son científicos, preparados con el correr de los años y la dedicación a aprender de manera concienzuda. Creo que se merecen mucho más respeto que el despectivo trato que reciben en el editorial del rotativo. ¡Se lo han ganado!
Es en ese panorama cuando el editorial de El Tiempo hace un llamado para escuchar a los gurúes.
Empieza recordando que Juan Manuel Santos, al tomar posesión como Presidente de la República, en flagrante violación del laicismo ordenado en la Constitución, se reunió con los mamos (tribu) de la Sierra Nevada y recibió su bendición ecológica. Luego, el autor del artículo, busca darle algún tipo de validez mutlicultural al mantra de "escuchar a la naturaleza" para evitar que esta, cual vil dios, tome represalias contra los seres humanos.
Y llegamos a este párrafo:
Pero atender la invitación espiritual de los milenarios habitantes de estas tierras no es suficiente. Para equilibrar los cuatro cuarzos del collar de Santos se requiere escuchar a otro tipo de gurúes. Por ejemplo, los expertos en el manejo ambiental del territorio. Zonas duramente golpeadas como la sabana de Bogotá o la cuenca del río Magdalena, entre otras, necesitan planes serios que distribuyan mejor las cargas entre las áreas ocupadas y los necesarios colchones 'verdes'.
Qué pésima selección de palabras. En todo sentido: "atender la invitación espiritual de los milenarios habitantes de estas tierras" no es que sea insuficiente, es que es inútil. De hecho, atender cualquier invitación espiritual es perder el tiempo y, si no me equivoco, el Presidente no fue elegido para eso.
Tampoco es que la palabra gurú esté bien utilizada. Los "expertos en el manejo ambiental del territorio", lo son porque han realizado estudios, se han cultivado y preparado, han estudiado y con su esfuerzo han llegado a ser dichos expertos. Decirles gurúes es ofensivo.
Ellos no son chamanes ni líderes espirituales -o al menos no lo serán en su lugar de trabajo- sino que son científicos, preparados con el correr de los años y la dedicación a aprender de manera concienzuda. Creo que se merecen mucho más respeto que el despectivo trato que reciben en el editorial del rotativo. ¡Se lo han ganado!
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