Seguro que los multicultis se quejarán por esto.
Resulta que a todos los cuerdos nos parece despreciable y asqueroso que un clérigo musulmán le dé instrucciones a sus esbirros para que maltraten a las mujeres:
¿Violencia psíquica? ¿Y qué propone, que les lancen la vajilla mediante sus poderes mentales?
Además, qué gracia tiene que le abran investigación si sólo les van a dar un año de cárcel. ¡Eso es un chiste!
Ahora llegarán todos los relativistas culturales, que dieron regalos y las que los pidieron regalos en el día de la mujer, a decir que esto es un ataque contra la sagradísima y sacrosanta e invaluable cultura musulmana. Y tienen razón: yo no daría un peso por esas retrógradas muestras de la más retardataria estupidez y disfruto atacándolas.
Resulta que a todos los cuerdos nos parece despreciable y asqueroso que un clérigo musulmán le dé instrucciones a sus esbirros para que maltraten a las mujeres:
Abdeslam Laarusi, el imán marroquí que dirige la mezquita de Terrassa -una de las más grandes de Cataluña-, aprovecha el rezo masivo de los viernes para aleccionar a sus fieles, más de 1.500, sobre la mejor forma de agredir a sus esposas cuando estas se portan mal. La fiscalía ha abierto una investigación contra él por incitar a la violencia y la discriminación contra la mujer, en un caso que guarda un claro paralelismo con el del imán de Fuengirola que, en 2004, fue condenado a más de un año por un hecho similar. Laarusi se ampara en el Corán para explicar, durante la plegaria, que los musulmanes deben "corregir" con actos de violencia física y psíquica las conductas "desviadas" de sus mujeres.
¿Violencia psíquica? ¿Y qué propone, que les lancen la vajilla mediante sus poderes mentales?
Además, qué gracia tiene que le abran investigación si sólo les van a dar un año de cárcel. ¡Eso es un chiste!
Ahora llegarán todos los relativistas culturales, que dieron regalos y las que los pidieron regalos en el día de la mujer, a decir que esto es un ataque contra la sagradísima y sacrosanta e invaluable cultura musulmana. Y tienen razón: yo no daría un peso por esas retrógradas muestras de la más retardataria estupidez y disfruto atacándolas.
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