Con alguna frecuencia, los escépticos damos con alguien que se aferra a sus más arraigadas creencias irracionales cuando las cuestionamos y refutamos, lo que resulta muy frustrante.
John Cook comenta una posible solución para prevenirlo:
Entonces, ¿cómo deben los científicos responder a la negación de la ciencia? La respuesta está en una rama de la psicología que se remonta a la década de 1960 conocida como la "teoría de la inoculación". La inoculación es una idea que cambió la historia: detener la propagación de un virus mediante la exposición de las personas a una forma débil del virus. Este simple concepto ha salvado millones de vidas....
En el ámbito psicológico, la teoría de la inoculación aplica el concepto de la inoculación al conocimiento. Cuando enseñamos ciencia, por lo general, sólo nos limitamos a explicar la ciencia. Esto es como darle vitaminas a la gente. Estamos proporcionando la información necesaria para una comprensión más saludable. Pero las vitaminas no otorgan necesariamente inmunidad contra un virus.
Hay una dinámica similar con la desinformación. Puede que tengas una sana comprensión de la ciencia. Pero si encuentras un mito que distorsiona la ciencia, te enfrentas con un conflicto entre la ciencia y el mito. Si no entiendes la técnica utilizada para distorsionar la ciencia, no hay manera de resolver ese conflicto.
Medio siglo de investigación en teoría de la inoculación ha encontrado que la manera de neutralizar la desinformación es exponer a la gente a una forma débil de la desinformación. La manera de lograr esto es explicar la falacia empleada por el mito. Una vez que la gente entiende las técnicas utilizadas para distorsionar la ciencia, pueden conciliar el mito con el hecho.
La respuesta a la negación de la ciencia no sólo es más ciencia. Detenemos la negación científica mediante la exposición de las personas a una forma débil de la negación de la ciencia. Necesitamos inocular mentes contra la desinformación.
La aplicación práctica de la teoría de la inoculación ya está ocurriendo en las aulas, con educadores que adoptan el enfoque de enseñanza de aprendizaje basada en la idea errónea (también conocido como el aprendizaje basado en agnotología o enseñanza refutacional).
Esto implica enseñar la ciencia desenmascarando las ideas erróneas sobre la ciencia. Este enfoque da como resultado ganancias de aprendizaje significativamente mayores que las cátedras tradicionales que sólo enseñan ciencia.
Aunque la propuesta me parece interesante, creo que la metáfora es un poco desafortunada porque, aunque representa todo lo contrario, se parece mucho a la teoría de aguja hipodérmica de la Comunicación que ya hemos refutado por acá varias veces.
Según la aguja hipodérmica, cuando se emite un mensaje, este será adoptado en su totalidad y acríticamente por el receptor. La metáfora de Cook, por el contrario, juega con el hecho de que recibimos críticamente los mensajes y, en ese sentido, una versión débil de la desinformación es un saco de boxeo con el cual podemos ejercitar nuestras capacidades de pensamiento crítico. Y que contemos con evidencia de que esta aproximación funciona, es la última puntilla en el ataúd de la aguja hipodérmica.
A pesar de que Cook limita su aplicación a la negación científica, yo creo que el modelo se puede extender a las magufadas de todos los sabores — ¿por qué limitarnos al negacionismo si también podemos vacunar contra la religión, la conspiranoia y la pseudociencia?
(imagen: July 17th "The Blue Tongue Vaccine" via photopin (license))
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