Si le diéramos rienda suelta a esa placentera actividad de buscar culpables, tendríamos que señalar que la madre de la insensatez multicultural fue Margaret Mead.
Desde la Asociación de Ateos y Agnósticos de Bogotá, le pedimos al procurador Alejandro Ordóñez que repusiera los libros que quemó en su juventud, como muestra de compromiso con la institucionalidad colombiana.
En su respuesta, Ordóñez señaló esos hechos como si fueran invenciones mediáticas que hacen parte de alguna campaña de desprestigio o algo así. Ahora, gracias a Daniel Coronell, sabemos que esto no es así: