Hace unos días, el pastor y exsenador Carlos Baena —fundador del engendro de iglesia y movimiento político Mira— publicó una columna en la que busca "dignificar la relación entre religión y política" — una relación peligrosa y tóxica que goza de bastante buena salud en Colombia, por lo que la petición de Baena parece, cuando menos, delirante.
Su argumento es que en países civilizados se ve con muy buenos ojos que la superstición meta sus garras en la política y aboga porque en Colombia sea igual... como si este fuera algún tipo de paraíso laico o algo por el estilo. Es raro: