Desde hace años me ha molestado que el mercado empiece a celebrar Navidad antes de Halloween, una de mis fechas favoritas.
Está bien que el Estado celebre este último como una convención social y también lo está que celebre la Navidad, entendida de la misma forma: como convención social (así como lo son el Año Nuevo y el Día de los Inocentes). Sin embargo, ni mis impuestos ni los de nadie deben ser destinados a la celebración de la Navidad como convención religiosa. Esto es algo que la alcaldía de Clara López Obregón no entiende:
Pero si ni siquiera saben ubicar bien la T, ¿cómo esperar que respeten la Constitución? La T queda en la calle 82 con carrera 13... pero volvamos al asunto principal: los ángeles hacen parte de la parafernalia religiosa, por lo que la Alcaldía no debería estar haciendo shows con esa imagen. Para eso tienen a Papá Noel -con su preferencia por los niños ricos, que parece que siempre se portan mejor porque siempre reciben más regalos- y los renos, y el Polo Norte, y la fábrica que esclaviza a los gnomos, en fin...
Pero bueno, supongamos que estoy siendo demasiado puntilloso y que los ángeles ya han pasado a hacer parte del imaginario colectivo más allá de la religión (¿en serio?). Aunque no me trago ni por un segundo que eso sea así (pues no hay ángeles sin la Disneylandia celestial), veamos una promoción de la superstición aún más descarada y sinvergüenza por parte de la administración distrital:
Sí, un pesebre, celebrando el nacimiento de ese pésimo ejemplo de ser humano que fue el zombie judío, con lo de la violación a la palestina María, y el nacimiento virginal (¡y los homófobos católicos creyendo saber qué es antinatural!) y los pastores siguiendo una estrella (?).
Lo siento, eso sí es promoción del fascismo envuelto en superstición, o como lo llaman los demás, religión. Dicen que Clara López Obregón ha sido una buena alcalde y yo no me lo he creído ni por un segundo. Esto confirma mis sospechas.
Una persona en un cargo público que no sabe respetar el más sencillo precepto de separación entre la superchería y el Estado, ciertamente es incapaz de estar en ese cargo. Fue un error de Juan Manuel Santos haberla nombrado.
(dato: Victor Caballero)
Está bien que el Estado celebre este último como una convención social y también lo está que celebre la Navidad, entendida de la misma forma: como convención social (así como lo son el Año Nuevo y el Día de los Inocentes). Sin embargo, ni mis impuestos ni los de nadie deben ser destinados a la celebración de la Navidad como convención religiosa. Esto es algo que la alcaldía de Clara López Obregón no entiende:
La caída de nieve será una de las atracciones que se podrán ver este año, no solo en la zona T (en la calle 85), donde habrá show de ángeles, sino también en el parque de Usaquén.
Pero si ni siquiera saben ubicar bien la T, ¿cómo esperar que respeten la Constitución? La T queda en la calle 82 con carrera 13... pero volvamos al asunto principal: los ángeles hacen parte de la parafernalia religiosa, por lo que la Alcaldía no debería estar haciendo shows con esa imagen. Para eso tienen a Papá Noel -con su preferencia por los niños ricos, que parece que siempre se portan mejor porque siempre reciben más regalos- y los renos, y el Polo Norte, y la fábrica que esclaviza a los gnomos, en fin...
Pero bueno, supongamos que estoy siendo demasiado puntilloso y que los ángeles ya han pasado a hacer parte del imaginario colectivo más allá de la religión (¿en serio?). Aunque no me trago ni por un segundo que eso sea así (pues no hay ángeles sin la Disneylandia celestial), veamos una promoción de la superstición aún más descarada y sinvergüenza por parte de la administración distrital:
Habrá también un pesebre gigante, de cuatro metros de altura, en el parque El Tunal.
Sí, un pesebre, celebrando el nacimiento de ese pésimo ejemplo de ser humano que fue el zombie judío, con lo de la violación a la palestina María, y el nacimiento virginal (¡y los homófobos católicos creyendo saber qué es antinatural!) y los pastores siguiendo una estrella (?).
Lo siento, eso sí es promoción del fascismo envuelto en superstición, o como lo llaman los demás, religión. Dicen que Clara López Obregón ha sido una buena alcalde y yo no me lo he creído ni por un segundo. Esto confirma mis sospechas.
Una persona en un cargo público que no sabe respetar el más sencillo precepto de separación entre la superchería y el Estado, ciertamente es incapaz de estar en ese cargo. Fue un error de Juan Manuel Santos haberla nombrado.
(dato: Victor Caballero)
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