Aquí ya hemos hablado sobre el sesgo de confirmación —o sea la tendencia a creerse cualquier cosa que se ajuste a sus creencias— y cómo una preocupante mayoría de personas no se molesta en corroborar la información, pues estas creencias entran a hacer parte de su sentido de identidad y sienten que cuestionarlas sería cuestionar su propia identidad — y de ahí que se aferren aún más a esas creencias cuando un tercero las cuestiona.
Ahora, un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences encontró lo que ya sospechábamos — esta dinámica se amplía y genera una cámara de eco cuando los usuarios comparten contenido en redes sociales:
La amplia disponibilidad de contenidos proporcionados por los usuarios en las redes sociales en línea facilita la acumulación de personas en torno a intereses, visiones del mundo y narrativas comunes. Sin embargo, la World Wide Web es un ambiente fructífero para la difusión masiva de rumores no verificados. En este trabajo, usando un análisis cuantitativo masivo de Facebook, mostramos que la información relacionada con narrativas distintas —teorías de la conspiración y noticias científicas— genera comunidades homogéneas y polarizadas (por ejemplo, cámaras de eco) que cuyos patrones de consumo de la información son similares.
Antes de la aparición de las redes sociales, era trabajo de los periodistas verificar la información y publicar noticias objetivas y contextualizadas — si desde ese entonces ellos fracasaban épicamente en esta tarea relativamente sencilla, parece demasiado optimista esperar que los usuarios de a pie se tomen la molestia de confirmar la información antes de compartirla en sus redes.
Si alguien tiene alguna sugerencia de cómo hacerle frente a esta locura de una manera más eficaz de lo que venimos haciendo hasta ahora, bienvenida sea.
(vía Doubtful News)
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