En Colombia, el mantra de que "
la vida es sagrada" ha hecho carrera como eslogan político, promovido por el nefasto
Antanas Mockus.
Obviamente
estoy de acuerdo con el respeto a la vida, pero no como la entronización de un dogma y la obediencia irreflexiva a un dios, o como el atajo fácil a un lema de campaña, sino porque existen motivos intrínsecos a la vida por los cuales merece ser defendida. En
Las2Orillas,
Pablo Abitbol elabora al respecto de manera clara y contundente: