domingo, 17 de abril de 2011

La homofobia sí es religiosa


Hace rato tuve un encontronazo vía e-mail con un creyente que aseguraba que los ateos cometemos delitos debido a nuestro ateísmo.

Como parte de sus argumentos señalaba que los comunistas soviéticos también habían juzgado a los homosexuales precisamente por eso y que por ende la homofobia no era patrimonio exclusivo de la religión.

Por supuesto, este tipo estaba meando fuera del tiesto. El comunismo no es ateo. El comunismo es una religión de Estado. Del ateísmo no se desprende sino la no creencia en dictadores celestiales y suele venir acompañado por una colección de modernos valores fuertes en contraposición con la obsoleta moral religiosa.

Me acordé del caso cuando leí sobre la manifestación que los homosexuales están llevando a cabo esta semana en contra del discurso homófobo de la Iglesia Católica. Junto con la manifestación hicieron un comunicado. Yo defiendo los derechos de los gays, pero aquí me veo en la obligación de corregirles la plana:

¡La homofobia no es cristiana! Insinuar que no tenemos la capacidad de amar y cuidar a nuestros hijos es una manifestación homofóbica ya que el mensaje de la Iglesia hace una descalificación y nos considera NO aptos, mensaje que no debería permitirse una iglesia que fue fundada con el mensaje de amor al prójimo.

¡Ahí es donde se equivocan! La homofobia es cristiana (mejor dicho, religiosa). Es un prejuicio que, como buenos cristianos, los nazis pusieron en práctica y condenaron a muchas personas cuyo único delito era haber encontrado el amor de su vida en alguien de su mismo sexo.

La URSS también los persiguió, en vista de que ese prejuicio había calado hondo en la sociedad soviética, obvia influencia de las religiones previas a la instauración del régimen comunista.

La homofobia sí es cristiana. La Iglesia Católica, lejos de ser fundada en el amor al prójimo, está fundada en el odio al cuerpo y a las libertades, la imposición de ridiculeces, la instauración de un mentiroso encubridor de pederastas como máxima autoridad y la persecución de los que pensamos diferente. Eso difícilmente califica como amor al prójimo.

Sigamos con el comunicado:

3. Estamos en una acción permanente para que se respeten nuestros derechos y NUESTRAS FAMILIAS. Nos duele que desde la iglesia, o la sociedad, se promueva la duda acerca de nuestra capacidad de amar y cuidar a nuestros hijos e hijas. Por eso no aceptamos descalificaciones o insinuaciones, sin importar de qué institución o persona provenga, acerca de los supuestos riesgos que corren nuestros hijos por ser criados en hogares homosexuales.

4. Contrario a la información sin fundamento del comunicado del episcopado, SÍ existen estudios que demuestra la no afectación y que lo afirman sin ninguna duda. Conceptos, incluso, de universidades católicas, como la Javeriana en Bogotá, así los confirman. Invitamos a que utilicen argumentos veraces y fundamentados, no más afirmaciones temerarias fundadas en el prejuicio.

¿Es que acaso no recuerdan a la Iglesia Católica condenando a Galileo? La Iglesia siempre se ha opuesto a la libre investigación científica por obvias razones: les desmontan el mito.

Ese castillo de naipes construido sobre una cadena de mentiras, cada una más absurda e increíble que la anterior se ve amenazado cada vez que se hace un descubrimiento o avance científico. Lo de ellos es la intolerancia y el prejuicio.

5. Los Derechos Humanos no los pueden definir las mayorías, si así fuera seguramente la esclavitud sería un principio constitucional, las mujeres seguirían sin acceso a la educación y las únicas uniones válidas y que generarían derechos civiles (tanto para las parejas como para los hijos) serían las surgidas del matrimonio católico, como ocurría en Colombia hasta antes del 1991.

Una vez más: ¿es que a ustedes no les dieron clase de Historia? La esclavitud es promovida activamente en la Biblia, la Iglesia siempre ha odiado a las mujeres y siempre se opuso a que fueran educadas. También se ha opuesto sistemáticamente a todas las demás opciones de conformación de familia que se salen de lo previsto por su estrechez mental y miopía ideológica. ¿Aún así se quieren seguir llamando católicos?

Aunque si no entiendo cómo hay mujeres que se siguen llamando católicas -de hecho, de cualquiera de las grandes religiones-, menos voy a entender a un grupo de personas que quieren vivir libremente su sexualidad y a la vez pertenecer a una superstición medieval que les dice cómo vivir su sexualidad mediante unas reglas que sólo sirven para una competencia de insensatez e intolerancia.

6. Colombia es un estado confesional o laico, la iglesia católica interfiere indebidamente y usa su poder para presionar las decisiones del Estado colombiano y esta es otra forma de corrupción y abuso de privilegios. El estado colombiano debe representar a todos y todas NO SOLO a la inmensa mayoría.

Grupo de mamás lesbianas
Mesa de Trabajo LGBT de Bogotá.

Colombia es un Estado laico, no confesional. Es distinto. De hecho, es todo lo contrario a ser confesional. Siguiendo ese orden de ideas que anotan en el último punto, deberían plantearse apoyar la legalización del aborto. En fin.

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