sábado, 25 de febrero de 2012

¡Mi primera amenaza! ¡Qué emoción!

El debate que nació por mi denuncia de las mentiras de Greenpeace Colombia y su posterior spin off hacia el multiculturalismo buensalvajista sigue vivo.

Recordarán que yo había abandonado la discusión. Al fin y al cabo no se puede razonar con alguien que ha renunciado a la razón. Sin embargo ellos me siguieron enviando tweets a los que me limité a responder remitiéndolos al último artículo.

Pues han ido, lo han leído y no les ha gustado ni un poquito. De hecho, uno de los comentarios me dice que cambie mi escrito o que me atenga a las consecuencias:

Se que este blog no lo van a leer jamas los clientes de la empresa donde trabajo, pero si yo quisiera podría hacer que los abogados de la empresa por intermedio del gobierno aleman, le impongan una multa por calumnia y uso inapropiado del buen nombre.

Vaya que don Alejandro es un tipo poderoso. Al parecer le incomodó que yo repitiera la información que él mismo me suministró a través de su cuenta (abierta) de Twitter cuando le pregunté en dónde trabajaba:



Yo mismo he dicho en más de una oportunidad que la mejor manera de combatir la censura no es dándole gusto a los censores, ni llegando a acuerdos. Es repitiendo la información que les disgusta, restregándosela por la cara hasta que entiendan que los demás somos libres de decir lo que nos plazca, como nos plazca y cuando nos plazca.

En cuanto a la calumnia, es un delito que atenta contra el buen nombre de alguien al decir que ese alguien cometió un delito. Nunca he dicho que el señor Alejandro haya cometido un delito.

Puede ser entonces que Alejandro se refiriera a la injuria, que es un delito que atenta contra la honra de las personas por decir que hacen cosas deshonrosas que no son delitos y que no hacen (un ejemplo sería acusar a alguien de no pagar los préstamos).

Yo no he cometido ninguna de esas dos conductas tipificadas en el código penal (que por cierto, están penadas con cárcel, no con multas).

Yo sólo repetí una información que él mismo me dio de manera voluntaria y pública. El único buen nombre que se puede ver vulnerado es el de él si dijo que trabajaba en GenXPro y llega a ser que no es verdad o cuando intenta coartar la libertad de expresión ajena. Es lo que llamamos responsabilizarnos por los actos propios.

Puede que también se ponga en entredicho el nombre de GenXPro de saberse que contrata a personas enemigas de los derechos humanos y que utilizan ese trabajo para erigirse como autoridad científica... y luego despotricar de los avances científicos y decir que la ciencia es una religión. Sí, lo es, de la manera como este tipo la concibe. O también puede que el nombre de GenXPro se vea afectado porque uno de sus trabajadores se dedica a deslegitimar el campo de desarrollo y estudio del laboratorio. Ellos sabrán con qué se quedan.

Otra costumbre de los enemigos de la libertad de expresión es su propensión a borrar todo rastro de la evidencia que los podría incriminar. Ya he tomado precauciones frente a esto:


Y quiero ser muy claro, lo más claro que jamás he sido en mi vida: yo no borraré ni modificaré ese escrito, al menos esos datos en particular, hasta que una entidad estatal, sea un Juez de la República o una entidad administrativa de protección de datos personales, consideren que vulnera el buen nombre de este tipo.

Hasta entonces, puede amenazarme con el mismísimo Hulk (pues él considera que sí hay conocimiento por fuera de la Ciencia) y yo no cambiaré ni una coma. Es más, repetiré lo que quiere que borre:

Resulta que en algún punto me pasaron un link a un artículo escrito por un dizque biólogo que afirma que trabaja en GenXPro.

Así que señor Rodríguez o lo que sea que represente el "Rod" en su usuario, ¡denúncieme! Por favor, venga y hágalo acá en Colombia, que en este momento nada me daría más satisfacción que ver a un fiscal cagársele de la risa en la cara por lo que pretende.

Mi bisabuelo, mi abuelo y mi papá han sido abogados. Yo estudié derecho en una de las mejores facultades del país, tengo amigos abogados. Nuestros profesores fueron Fiscales, ex fiscales, magistrados, ex magistrados, magistrados auxiliares, juristas y presidentes de colectivos de abogados. ¡Adelante! Póngame esa denuncia, lo vi.

Porque además de todo eso, no me aguanto las ganas a ponerle una a usted por falsa denuncia, por abusar del aparato de justicia del país. Y le advierto: tenga en cuenta que la rama judicial de acá funciona mediante pruebas y evidencias y lo que no se puede probar no existe. Se lo digo en caso de que estuviera pensando en llamar al estrado a Pinocho, a Bochica, a los duendes, las hadas o a la propia Gaia, la mismísima "Madre Tierra".

Pero que me denuncie en Alemania me llama mucho la atención. Después de todo, los últimos grandes aportes teóricos al derecho penal han venido de juristas de ese país: Claus Roxin y Günther Jakobs.

Es más, durante el seminario de derecho penal que dictó el Dr. Fernando Arboleda Ripoll y que yo tomé, él nos contó que Jakobs siempre había mostrado un interés especial por lo folclórica que es Colombia y que le llaman mucho la atención los ridículos casos que sólo pasan aquí. Creo que tanto Arboleda como Jakobs podrían apreciar a punta de carcajadas lo que usted se propone. Así que no sé, póngame la denuncia donde prefiera, pues las leyes alemanas no aplican en Colombia y ciertamente los jueces de aquí podrían apreciar tener un nuevo hazmerreír que no sea un bufón uribista. Y los alemanes también merecen saber de esto. ¿Por qué negarles ese derecho? Denúncieme en ambas partes, es lo justo.

Y aún hay más cosas positivas. El propio Alejandro probó mi punto: los apologistas de la "diversidad" y defensores de las "culturas minoritarias" están más que dispuestos a censurar. Son alérgicos a que alguien piense y diga diferente así como yo soy alérgico a la censura.

Alguna vez le dije a una amiga que en el ejercicio de la profesión, podíamos decir que estábamos haciendo las cosas bien cuando empezáramos a recibir coronas mortuorias (sí, acá en Colombia es así). Pues bueno, hoy recibí a la hermanita menor. ¡Algo debo estar haciendo bien!

Y lo seguiré haciendo. Jorge Cardona, editor general de El Espectador, definió el periodismo como la defensa de la libertad de expresión. Es la mejor definición que he encontrado y la que aplico en mi diario vivir. Defenderé la libertad de expresión mía, del vecino e incluso de las personas que ponen la ignorancia nativa en un altar y la llaman conocimiento. Y la defenderé aquí, en el blog, o en los tribunales. Con el mayor de los gustos.

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