martes, 14 de febrero de 2012

Los 5 personajes masculinos más ridículamente sexistas

Además de salir en defensa de las superheroínas sexys, creo que una buena forma de contrarrestar ese feminismo enemigo del erotismo y la sensualidad, que censura cualquier muestra de interés sexual, es poniendo el caso al revés.

Que los hombres y las mujeres cambiemos de lugar por un momento. Y no es mala idea. Si existen los 5 disfraces de superheroínas más ridículamente sexistas, también puede existir una denuncia igual pero al revés. Vamos a ver.

Convengamos en que el sexo vende (de hecho, los artículos del blog que por lo general se llevan más visitas son los que hablan de sexo o lo promueven).

Por esta razón no es descabellado encontrar que los personajes femeninos suelen encajar en ciertos patrones. A los hombres nos atraen sexualmente las mujeres voluptuosas y así son la mayoría de protagonistas femeninas - heroínas o no. Eso, según una facción pseudofeminista es sexismo.

Veamos entonces qué es lo que atrae a las mujeres a ver si podemos afirmar que la industria cultural ha hecho lo propio ("promover el sexismo") con los personajes masculinos.

Partamos de la base de que a los hombres y a las mujeres nos atraen -sexualmente- cosas distintas. Nuestro mecanismo de celo funciona con señales de fertilidad. El de ellas con indicadores estatus - entre más esté un hombre en la posición de garantizar una situación ventajosa a la descendencia que tuviera con una mujer, la atracción de ella probablemente sería mayor.

¿Y cómo garantizamos los hombres una situación ventajosa para ella y su descendencia? A través características que sub-comunican éxito y facilidad para desenvolverse socialmente.

Y esas características proliferan en los personajes masculinos. Si en los cómics y géneros en que rebosan las explosiones, los golpes y los disparos abundan las chicas voluptuosas, en las comedias románticas y los llamados flick chick (películas que apelan a un público femenino) no escasean machos alfa cuyo ejemplo es ridículamente inalcanzable.

Veamos:

Chuck Bass - Gossip Girl


Millonario, excéntrico, indisponible emocionalmente, cínico, sabe lo que quiere y va por ello sin importar a quien tenga que quitar de su camino. Es un estratega inigualable (tanto en los negocios como en el amor, que por cierto, también es inigualable para mezclarlos y salir airoso) y todos sus planes son factibles ya que cuenta con la fortuna que heredó, más fideicomiso más ser dueño de la multinacional que también heredó.

Damon Salvatore - The Vampire Diaries


Sabe lo que quiere, hará lo que sea para conseguirlo y su humor cínico, mezclado con cierto importaculismo y que es destilado en sus mordaces comentarios, además de que tampoco tiene que trabajar para vivir (es un muerto viviente) son características que le vienen muy bien cuando se trata de dejar de concentrarse en el amor de su vida y concentrarse en relaciones a corto plazo, pero de una intensidad emocional como no se ha visto antes.

Teddy Montgomery - 90210


Es Ken. Cuando llegó a la serie, no hubo un tipo que sirviera de rival para Teddy. Antes, habían intentado destacar como líder masculino de la serie al novio de la reina de la escuela, y luego, al chico malo con un turbio pasado y problemas familiares. Pero llegó Teddy y los borró a todos - viene de una familia millonaria, su papá es un actor famoso, él un atleta despreocupado que la vida siempre le ha dado lo que ha querido. Estaba eclipsando tanto la masculinidad de los otros personajes de la serie que lo volvieron gay.

Sawyer - Lost


El chico rebelde en persona. Calculador, inteligente, de humor mordaz, cínico. Es el tipo que cuando se estrella su avión en el medio de una isla en la mitad de la nada, en todo el Pacífico, se sienta a leer (Ayn Rand, que le quita puntos, pero bueh... ¡tampoco es que haya mucho de dónde elegir en esas circunstancias!) en la playa y realmente no le importa un soberano comino lo que pase con los demás. Vela por sí mismo y no depende de nadie. Sabe lo que quiere y va por ello (y a pesar de ser náufragos en una isla, nunca se humilla para agradar a Kate).

Ryan Atwood - The O.C.


Otro chico malo, o que parece malo. Es ese tipo de personajes que no buscan los problemas, sino que los problemas los buscan a ellos. A pesar de esto es una persona indisponible emocionalmente porque fue maltratado por su padre y consecutivos padrastros, hasta que llega al lujoso condado de Orange. Es compasivo y empático con aquellos que le importan (situación a la que es complicado llegar), pero también es cínico y temperamental. Cuida de sí mismo y no se preocupa por hacer amigos ni ganarse enemigos.

A ver: todos tienen en común características que los hacen atractivos para las mujeres - no les preocupa lo que ellas piensen de ellos, no ceden para agradarle a las personas, cuidan a los que quieren o por los que se preocupan y tienen un buen manejo del sarcasmo.

Ya, ahí está. Todos están hechos con el mismo molde y diseñados específicamente para atraer a la audiencia femenina. ¿Qué es lo sexista? Porque sigo sin entender: ¿es sexista utilizar los estándares clásicos de un príncipe azul protector, y a la vez autónomo, para atraer a la audiencia de las damas? En serio, no entiendo.

Ya, por último, me gustaría tratar un tema al que le he estado vueltas.

Esta corriente del feminismo (o pseudofeminismo, o feminazismo o hembrismo, todavía no sé, en fin, ella) suele quejarse de que conviertan en objetos sexuales a las mujeres.

Sin embargo resulta que históricamente el feminismo ha luchado por la liberación sexual y que las mujeres puedan decidir sobre sus propios cuerpos - tal como se supone que es el privilegio de los hombres. Esa liberación sexual, para que sea completa, supone que también se deja de ver la masturbación desde el punto de vista puritano. Si una mujer se quiere dar placer a sí misma, que lo haga.

Y es acá donde no entiendo: ¿por qué alguien promovería la masturbación para luego cargársela censurando que esas fantasías sean con alguien? ¡Todo el propósito de la masturbación es utilizar a alguien de objeto sexual (como fantasía)!

No se puede ser defensor de la masturbación y enemigo de la objetivización sexual.

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