viernes, 13 de febrero de 2015

Los ateos no tenemos que disculparnos



Hace unos días, Craig Stephen Hicks, un hombre que resulta ser ateo, mató a tres musulmanes por motivos desconocidos. Condeno este lamentable acto, y los allegados de las víctimas fatales cuentan con mi total solidaridad — por más diferencias de opinión que pudiéramos tener, nada justifica sus muertes. ¡Nada!

El episodio sirvió a algunos medios para ganarse unos cuantos clicks a costa de los ateos del mundo. Ya he comentado los intentos de desprestigiar a los ateos con este mal periodismo. Sin embargo, en parte gracias a estas prácticas mediáticas, no faltan los que esperan que los ateos presentemos disculpas y condenemos el 'movimiento' ateo en su totalidad, tal como esperamos que los musulmanes salgan a condenar las acciones de sus correligionarios terroristas.

David Harsanyi les responde en The Federalist:

Para empezar, si el movimiento ateo tuviera un componente impulsado por la intolerancia y la violencia, la respuesta adecuada sería: "Tienes toda la razón en que debería estar exigiéndole a los ateos que condenen el movimiento, incluso si el 1 por ciento se apropió de mis creencias para para la violencia política. Desde luego, no hay que esperar a llegar a esos grandes porcentajes de musulmanes que apoyan la violencia teocrática".

No hay excusa para ningún crimen de odio (de ningún tipo), pero hay una enorme diferencia entre el asesinato aislado de tres personas y el sustancial movimiento teocrático dentro del mundo islámico. La diferencia más obvia es que en los Estados Unidos los asesinatos son condenados por casi todo el mundo, incondicionalmente. Esos asesinatos son llevados a juicio por el Estado, no son financiados por él, y los asesinos ciertamente no son celebrados como héroes.

Por otra parte, la filosofía de los Nuevos Ateos, que pasan mucho tiempo condenando el antiprogresismo del islam político, no tiene ninguna base o tradición que podría ser malinterpretada como violenta por ninguna persona con cerebro. Esta es la razón por la que, sin importar lo que pienses de ellos, ningún grupo ateo contemporáneo radical quema viva a la gente. Sam Harris no exige sumisión, o siquiera respeto de los cristianos. Richard Dawkins no funda células o escuelas de filosofía extremistas ateas patrocinadas por el Estado en su país. Christopher Hitchens expuso sus argumentos a favor del ateísmo usando un discurso abierto que fue proporcionado por una nación de mayoría cristiana. Es el tipo de libertad de expresión que no se puede encontrar en ningún estado islámico. Ni una sola vez, en ninguno de sus discursos o libros, Hitchens argumentó que los creyentes deberían tener menos derechos que él para hacer proselitismo.

Lo que este episodio demuestra una vez más es que los apologistas occidentales del antiprogresismo y el terror se niegan a hacer una diferenciación entre la raza y las ideas. Esta es la forma más fácil de aceptar la equivalencia moral e ignorar la proporcionalidad y la historia. Su principal objetivo, como siempre, es desincentivar la libre expresión.

Curiosamente, después del ataque terrorista a Charlie Hebdo hubo quienes salieron a pedir que no se estereotipara a todos los musulmanes ni al islam (!) por la barbarie.

Cuando un ateo asesina a alguien y nada permite inferir que fuera por diferencias de opinión, en vez de pedir que no se estereotipe a los ateos, hacen de esto una noticia que le da la vuelta al mundo y se aseguran de mencionar el ateísmo en el titular. Ahh, los dobles raseros...

(Imagen: sundial, en Chapel Hill via photopin (license))

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