El Tiempo entrevistó a Maria del Pilar Corena-McLeod, directora del Florida Newborn Screening Laboratory, quien utiliza su profesión como una especie de autoridad para darle pábulo a la superstición — práctica muy extendida que, para mí, es la peor traición a la ciencia (¡hola Andrew Wakefield!).
Básicamente, Corena cree en dios por tres motivos, cada uno más cuestionable que el anterior:
1. Dios la salvó de la muerte cuatro veces — una, cuando sintió un pálpito que la hizo no coger un avión que terminó estrellado, otra cuando sobrevivió a un accidente automovilístico, la tercera cuando fue abandonada en el Triángulo de las Bermudas (?) y la última cuando 'resucitó' de un coma de tres días, que es la que más la ha influido y cito a continuación:
Eran las diez de la mañana cuando empecé a sentir una sensación de hormigueo en mis piernas y brazos. A las once de la mañana estaba en coma y me habían llevado al hospital local, muy pobre: piso de tierra, avisperos en el techo y muy poca luz....
Los médicos me miraban desconcertados. Un estudiante de medicina se acercó a mi camilla y me dijo en francés: “María, creemos que tienes botulismo. Si puedes escucharme cierra los ojos”. Mis párpados no se movieron, aunque podía escucharlo claramente. A pesar de mis esfuerzos mi cuerpo no respondía.
Duré varios días en coma, sin sonda, sin suero, sin respirador. Acostada en esa camilla y con la compañía de Myrianne, una estudiante de obstetricia, de Camerún, que se había convertido en mi guía e intérprete. Ella tenía un rosario en la mano y lo rezaba en francés cada que podía. Me acompañó todos los días sin dejar de rezar su rosario.
En ese momento supe que iba a morir. Intenté rezar, porque era la única opción que me quedaba: “Padre nuestro que estás en el cielo...” Y mi cerebro no sabía el resto. No tenía oxígeno, ya era muy tarde. Así que lo repetí cuantas veces pude… “Padre nuestro que estás en el cielo…” Una y otra vez. Me olvidé de que era atea y de la ciencia. La medicina no podía hacer nada. La bioquímica tampoco. Estaba sola con la muerte y mi única esperanza era Dios.
Recé ese precario Padre Nuestro una y otra vez hasta que perdí noción de este mundo. Y ahí fue cuando sentí la felicidad más grande que haya sentido en este mundo, una felicidad que no puedo describir con palabras. Una felicidad que solo es posible cuando uno conoce a Dios.
Desperté del coma después de lo que me parecieron unos segundos. Habían pasado más de 45 minutos. Cuando abrí los ojos vi a Myrianne llorando, gritando “¡Está viva, está viva!, ¡Dios, está viva!”.
Me alegro que Corena viva pero su explicación es, cuando menos, incongruente. Primero, no tenía sonda, suero, ni respirador y las personas a su alrededor creían que era botulismo; pudo ser cualquier número de cosas.
En segundo lugar, las resurrecciones de este tipo están documentadas: se llama síndrome Lázaro y es una explicación más plausible, porque en cerca del 50% de los casos la persona mantiene un alto nivel de actividad neurológica, lo que no ocurre en ningún caso de coma — de hecho, se llama "coma" porque viene del griego κῶμα, que significa "sueño profundo", caracterizado, precisamente, por el estado total de inconciencia. Que Corena pudiera escuchar claramente al estudiante descarta por completo el coma.
Tercero, como ya he mencionado en otra ocasión, resulta sumamente soberbio y arrogante creer que dios la tiene en una misión especial, mientras permite que mueran todas las personas que abordaron el avión sin ella y que, mientras ella es 'elegida', hay niños muriéndose de malaria y sida en África. Es un poco la postura religiosa: "el mundo gira alrededor mío; soy tan sumamente importante que dios me eligió entre 8000 millones de personas". ¡No alcanzo ni a comenzar a describir lo insoportable que me parece esta postura!
2. La Biblia es cierta... si la tergiversamos lo suficiente:
La Biblia comienza con el libro del Génesis, donde se describe la creación de Adán y Eva, quien surgió de una de las costillas de Adán. Por siglos la idea de crear un ser humano de una parte del cuerpo de otro ser humano fue descabellada, pero el 5 de julio de 1996, se creó el primer clon de una oveja. Fue creada después de tomar una célula de una glándula mamaria de la progenitora. Se demostró científicamente que una célula tomada de cualquier parte del cuerpo puede recrear a un individuo en particular.
Otra gran verdad no aceptada es que María fue virgen después de dar a luz a Jesús. Hoy tenemos evidencia científica de mujeres con hímenes hiperelásticos que siguen siendo vírgenes aún después de haber dado a luz varias veces.
A ver, la ciencia ya ha determinado que Adán y Eva no pudieron existir: dos personas no podrían haber proporcionado toda la genética de ascendencia de los humanos modernos. En la historia de nuestra especie, jamás ha habido menos de 10.000 seres humanos vivos al tiempo.
Lo de la clonación ya es una tergiversación interesada: con Dolly resultó que la cuestión es más compleja (¡por no hablar de poner a reproducir al sujeto clonado con su clon!), a las técnicas les falta ser refinadas y hay animales que no han podido ser clonados.
Y lo de la virginidad es un completo disparate. Biológicamente, la virginidad no existe y asociarla al himen es sumamente medieval, por no decir ya deshonesto. La virginidad es un concepto cultural, que hace referencia a no haber tenido relaciones sexuales. Pero siguiendo el orden de ideas de Corena, las mujeres que nacen sin himen no tienen ninguna virginidad qué perder, montar bicicleta puede ser considerado una relación sexual y las mujeres con hímenes hiperelásticos podrían tener sexo con medio mundo y sus parejas no tendrían de qué preocuparse pues, técnicamente, no habrían perdido la virginidad.
¿Y qué explicación tiene María Corena para las serpientes parlantes, las ballenas come-hombres y los pingüinos que fueron del Polo Sur hasta Medio Oriente para ser reubicados en el Polo Sur?
3. La ciencia no es ciencia. La ciencia es un proceso sistemático mediante el cual alcanzamos conocimiento; nos permite evaluar la veracidad de una idea, determinar qué ideas son ciertas e, igualmente, qué ideas son falsas. María Corena, en cambio, sugiere que la ciencia "es una teoría más" y que todas las ideas son buenas (igual el genocidio nazi que el progreso hecho por Jonas Salk y Norman Borlaug, igual usar sanguijuelas que ir al médico, igual cruzar un río por un puente que nadando con una piedra atada al cuello).
En las palabras de Corena:
Tenía conflictos entre lo que la ciencia muestra y lo que muestra la Biblia, hasta que llegué a una conclusión: para ser buena científica tengo que aceptar otras teorías diferentes a las mías. Tengo que tener la mente abierta a la posibilidad de que lo que estoy estudiando tiene más de una respuesta. La verdad absoluta no existe en ciencia. La verdad absoluta de toda religión es que Dios es amor....
[La evolución e]s una teoría. Está sujeta a escrutinio, crítica, aceptación o rechazo. Darwin hizo en su momento su mejor esfuerzo para explicar los orígenes de las especies. Otros basan sus trabajos en la teoría del diseño inteligente. Lo maravilloso de la ciencia es que tenemos libertad de escoger puntos de vista
*Facepalm* Creo que los científicos honestos que conozco me acompañarán en la frustración.
Durante la exposición de los tres motivos, doña María incurre en varios tipos de procesos de razonamiento defectuosos sobre los que me gustaría llamar la atención. El primero, claramente, es el de creer que su experiencia es prueba de algo, pero las experiencias subjetivas no son evidencia de nada.
También está ese molesto recurso escolástico del dios de los vacíos, que Corena mezcla muy bien con un toque de arrogancia mesiánica: "no sé por qué me tuvieron que pasar a mí".
Por último, en su defensa del creacionismo, Corena recurre al argumento de la complejidad:
El diseño de una proteína, un ribosoma, un óvulo, un espermatozoide, un feto, una persona, un ecosistema, un continente o un planeta es demasiado complejo como para explicarlo con una sola teoría o como una sucesión de eventos aleatorios.
¡Trampa! La evolución no es una "sucesión de eventos aleatorios"; por el contrario, la evolución conduce naturalmente un sistema a un estado determinado. De ahí se explica que los osos polares, las hienas y los canguros parezcan 'diseñados' exactamente para su hábitat. No es que fueran diseñados así, sino que con el paso del tiempo hubo cambios en la frecuencia de los alelos, que fueron dotando a los individuos con rasgos más apropiados para sobrevivir en el entorno que los rodeaba.
(vía Johan de Aguas | imagen: Alex E. Proimos via photopin cc)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.