Este fin de semana está mortal. Toda la semana en el trabajo ha sido dedicada a cubrir la Cumbre de las Américas. Y aunque normalmente los sábados no me toca trabajar, hoy ha sido un día agotador haciendo las galerías de la Cumbre.
Ayer trasnoché, hoy madrugué, y voy a trasnochar (las trasnochadas no son por razones laborales, claro) y mañana tengo la Cuarta Reunión Atea en Bogotá, así que no creo que vaya a tener muchas horas de sueño en lo que queda de finde. Pues estoy hasta la coronilla de la dichosa Cumbre. Y no porque ya esté aburrido con el tema, sino por el desarrollo del evento.
Aunque la idea de estas reuniones es convencer a los países de que abran sus mercados, en esta ocasión hubo dos temas que derrocaron el económico. El primero fue el del cambio en la política de drogas, lo cual salió muy mal:
Bueno, pues como con casi todo el resto de temas, Barack Obama se equivoca. Llevamos cuarenta años en esta estúpida "guerra contra las drogas" y después de haber puesto no-sé-cuántas vidas y derramado no-sé-cuántos ríos de sangre, lo mejor con lo que puede salir el presidente de EEUU es que no considera que se deba respetar la libertad de las personas para decidir qué hacen con sus cuerpos. ¡Vaya dirigente del "mundo libre"!
El otro tema, el de que Cuba sea admitida otra vez en la Cumbre, también fue tratado. Y también salió lo peor que podía salir. Todos los mandatarios reunidos, menos dos, consideraron que otra reunión sin Cuba sería "inaceptable":
Ahh, ahí sí que pueden rebelarse y decir que no aceptan otra cumbre sin Cuba, un país con una represiva dictadura militar desde hace más de medio siglo.
Qué vergüenza de representantes. ¿Y esto es lo mejor que Occidente tiene para ofrecer? Con razón abundan los multi-cultis que creen que es preferible Corea del Norte, o China o algún feudalismo nativo -cualquiera-, o un país bajo el opresivo yugo del islam o la dictadura budista tibetana.
Las respuestas correctas eran al revés: sí a la libertad de consumir drogas y rechazo al autoritarismo. Sin embargo, fue todo lo contrario. El espíritu de esta cumbre se puede resumir muy acertada y macabramente en dos palabras: menos libertad.
Esto es verdaderamente vergonzoso e indignante.
Ayer trasnoché, hoy madrugué, y voy a trasnochar (las trasnochadas no son por razones laborales, claro) y mañana tengo la Cuarta Reunión Atea en Bogotá, así que no creo que vaya a tener muchas horas de sueño en lo que queda de finde. Pues estoy hasta la coronilla de la dichosa Cumbre. Y no porque ya esté aburrido con el tema, sino por el desarrollo del evento.
Aunque la idea de estas reuniones es convencer a los países de que abran sus mercados, en esta ocasión hubo dos temas que derrocaron el económico. El primero fue el del cambio en la política de drogas, lo cual salió muy mal:
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en desarrollo de la Cumbre de las Américas en Cartagena, ratificó su negativa a la posibilidad de abrir espacios a la legalización de la droga en el mundo.
El mandatario estadounidense consideró que esa no puede ser la salida a la problemática del consumo de narcóticos.
Bueno, pues como con casi todo el resto de temas, Barack Obama se equivoca. Llevamos cuarenta años en esta estúpida "guerra contra las drogas" y después de haber puesto no-sé-cuántas vidas y derramado no-sé-cuántos ríos de sangre, lo mejor con lo que puede salir el presidente de EEUU es que no considera que se deba respetar la libertad de las personas para decidir qué hacen con sus cuerpos. ¡Vaya dirigente del "mundo libre"!
El otro tema, el de que Cuba sea admitida otra vez en la Cumbre, también fue tratado. Y también salió lo peor que podía salir. Todos los mandatarios reunidos, menos dos, consideraron que otra reunión sin Cuba sería "inaceptable":
Por eso, entre otros, hizo un llamado para "tener puentes" que permitan traer a Cuba de regreso al escenario de las cumbres en el mundo.
"El embargo y el asilamiento a Cuba no se justifica. Es un anacronismo que debió ser superado hace décadas", dijo Santos y afirmó que "sería inaceptable otra cumbre sin Cuba presente".
Ahh, ahí sí que pueden rebelarse y decir que no aceptan otra cumbre sin Cuba, un país con una represiva dictadura militar desde hace más de medio siglo.
Qué vergüenza de representantes. ¿Y esto es lo mejor que Occidente tiene para ofrecer? Con razón abundan los multi-cultis que creen que es preferible Corea del Norte, o China o algún feudalismo nativo -cualquiera-, o un país bajo el opresivo yugo del islam o la dictadura budista tibetana.
Las respuestas correctas eran al revés: sí a la libertad de consumir drogas y rechazo al autoritarismo. Sin embargo, fue todo lo contrario. El espíritu de esta cumbre se puede resumir muy acertada y macabramente en dos palabras: menos libertad.
Esto es verdaderamente vergonzoso e indignante.
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