Creo que si hay alguien tan fastidiosamente insoportable como Uribe con el tema de no dejar que cada quien decida sobre su propia vida, ese es Alejandro Ordóñez, el procufacho.
Mientras el expresidente repite como un disco rayado fórmulas que hasta a Nixon le daría pena enunciar, el Ordóñez considera que hay que castigar a quienes decidan vivir la vida de maneras que a él no le parezcan correctas:
Ahh, ¿es que decirle a las personas qué pueden consumir y cómo deben vivir sus vidas no vulnera los derechos inalienables de las personas? Por supuesto que sí, lo que pasa es que el australopithecus este cree que los derechos inalienables son los de ser convertidos a su puritana y estúpida fe por su cuenta y que las personas sufran y tengan unas míseras vidas en este valle de lágrimas.
Y como si no acabara de estrenar dos nuevos niveles de estupidez, el Procurador siguió con su diarrea verbal:
Ahh, claro: cargarla, cultivarla, producirla o comprarla está prohibido. ¡¡Pero si del cielo cae un porro en la boca, entonces no es delito!!
Aunque por supuesto, pedirle a Ordóñez que vea la total carencia de lógica en lo que dice es inútil. Recordemos que este tipo cree que la humanidad nació con una mujer costilla que le hizo caso a una serpiente parlante acerca de comerse un fruto mágico, que cree que las ballenas pueden albergar a un ser humano durante tres días en sus estómagos, que cree que los muertos vuelven a la vida y que encuentra glorioso que un analfabeto pastor de hace miles de años le haya hecho caso a las voces que oyó en su cabeza y haya estado a punto de sacrificar a su hijo. ¡Y esa es la brújula moral de este tipo!
Mientras el expresidente repite como un disco rayado fórmulas que hasta a Nixon le daría pena enunciar, el Ordóñez considera que hay que castigar a quienes decidan vivir la vida de maneras que a él no le parezcan correctas:
En un concepto de la Procuraduría General a la Corte Constitucional se señala que es menester tipificar como delito la dosis mínima al considerar que no se vulneraran los derechos a la igualdad ni a al primacía de los derechos inalienables de las personas.
Según el concepto del Ministerio Público “tipificar como delito llevar consigo estupefacientes, es consecuente con la prohibición del consumo de los mismos, por cuanto el porte y consumo no son conductas que se puedan separar del mercado de las drogas, pues para ello se requiere producirlas, transportarlas y adquirirlas”.
Ahh, ¿es que decirle a las personas qué pueden consumir y cómo deben vivir sus vidas no vulnera los derechos inalienables de las personas? Por supuesto que sí, lo que pasa es que el australopithecus este cree que los derechos inalienables son los de ser convertidos a su puritana y estúpida fe por su cuenta y que las personas sufran y tengan unas míseras vidas en este valle de lágrimas.
Y como si no acabara de estrenar dos nuevos niveles de estupidez, el Procurador siguió con su diarrea verbal:
En este sentido se señala que la expresión demandada no tipifica como delito el consumo de estupefacientes, pues el verbo rector no tiene relación con las dosis, sean personales o no, contempladas en el convenio de las Naciones Unidas sobre sustancias sicotrópicas.
Ahh, claro: cargarla, cultivarla, producirla o comprarla está prohibido. ¡¡Pero si del cielo cae un porro en la boca, entonces no es delito!!
Aunque por supuesto, pedirle a Ordóñez que vea la total carencia de lógica en lo que dice es inútil. Recordemos que este tipo cree que la humanidad nació con una mujer costilla que le hizo caso a una serpiente parlante acerca de comerse un fruto mágico, que cree que las ballenas pueden albergar a un ser humano durante tres días en sus estómagos, que cree que los muertos vuelven a la vida y que encuentra glorioso que un analfabeto pastor de hace miles de años le haya hecho caso a las voces que oyó en su cabeza y haya estado a punto de sacrificar a su hijo. ¡Y esa es la brújula moral de este tipo!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.