El bueno para nada de Ordóñez por fin ha visto algo con claridad. Por supuesto para él es algo malo y para mí es algo indispensable.
Es, cómo no, el tema de la legalización. Resulta que ese aborto de la Inquisición cree que al hablar de despenalización nos estamos dirigiendo a debatir la legalización. Que es justo lo que yo pienso:
Exactamente. Si seguimos por donde vamos, llegará el punto en que el negocio de las drogas será como el del cigarrillo o el del licor: sin capos, sin muertos y sin conciudadanos delincuentes detenidos en aeropuertos de otros países, ni la imposición de visas a ciudadanos inocentes para visitar esos países.
Todo ello a través de aumentar el abanico de libertades de los ciudadanos y dejarnos ser dueños de nuestros respectivos cuerpos, como siempre ha debido ser.
Es, cómo no, el tema de la legalización. Resulta que ese aborto de la Inquisición cree que al hablar de despenalización nos estamos dirigiendo a debatir la legalización. Que es justo lo que yo pienso:
Por eso se preguntó “qué van a despenalizar porque no se sabe qué vamos a debatir y no se puede plantear lo implanteable”.
Sin embargo, fue contundente en advertir que la discusión de acerca de la despenalización implica que todo apunta a la legalización del tráfico de drogas.
“De continuar por ese camino eufemísticamente como despenalización pero sabemos que ello no es, vamos rumbo a la legalización del tráfico y la producción”, aseguró.
Exactamente. Si seguimos por donde vamos, llegará el punto en que el negocio de las drogas será como el del cigarrillo o el del licor: sin capos, sin muertos y sin conciudadanos delincuentes detenidos en aeropuertos de otros países, ni la imposición de visas a ciudadanos inocentes para visitar esos países.
Todo ello a través de aumentar el abanico de libertades de los ciudadanos y dejarnos ser dueños de nuestros respectivos cuerpos, como siempre ha debido ser.
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