En Caquetá no se ha podido empezar clases en los cuatro meses corridos del 2013, así que el ministerio de Educación salió con la idea más disparatada que se les pueda ocurrir:
Por ello, el Ministerio le sugirió a la Secretaría que optara por acogerse al modelo de administración del servicio educativo por confesión religiosa, el único que permite tener a docentes oficiales y privados. La alternativa les puso los pelos de punta a varios sectores, entre ellos los indígenas, quienes de tener escuelas funcionando bajo proyectos de etnoeducación y alejadas del cristianismo, ahora tendrían que estar regidos por el mandato de Dios.
Según el secretario de Educación de Caquetá, William Renán, luego de analizar la propuesta, y pese al malestar de los profesores y las comunidades, empezaron a hacer los ajustes para el nuevo modelo: de los colegios donde había pocos profesores se encargaría la Secretaría; de los demás, el Vicariato de San Vicente del Caguán y la Diócesis de Florencia.
A partir de ese momento, y siguiendo lo que ordena el decreto 2355, la Iglesia sería la encargada de nombrar a los rectores de cada institución que administrara.
Lo peor de todo, es que esta forma de reclutamiento infantil se encuentra contemplada en el decreto 2355 del 2009 que prevé que la iglesia se encargue de la educación.
Mientras siga siendo chivo expiatorio para el reclutamiento infantil -indígena, católico, o cualquier otro- no es lo que una persona civilizada llamaría 'educación'.
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