En serio, son épicas las proporciones de la hipocresía que se ha puesto de relieve con el hecho de que la ONU empezó a seguir a Penelope Black Diamond, actriz porno, en Twitter:
El administrador del Twitter de la ONU siguió desde esa cuenta oficial a una famosa actriz porno. El ciberescándalo copó por la red social.
¿Cómo? La ONU sigue en su cuenta a políticos, banqueros, dictadores, millonarios con fortunas de dudosa procedencia, ¿y hacen escándalo porque siguió a una mujer dueña de su cuerpo? Y luego se preguntan por qué uno duda de su compromiso con los derechos de las mujeres.
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