Cada año, la International Humanist and Ethical Union (IHEU) publica un informe global sobre el estatus legal y la discriminación contra ateos, humanistas y no-religiosos en general — sus resultados son como para echarse a llorar.
La discriminación de los ateos es inversamente proporcional a la libertad religiosa y de cultos. Lamentablemente, en ese frente el mundo está fracasando épicamente.
La Comisión de Libertad Religiosa Internacional de EEUU (USCIRF) acaba de publicar su informe de 2016 (sobre cómo estuvo el mundo en 2015) y las cosas pintan muy mal: