jueves, 24 de enero de 2013

La imberbe superstición de Maduro

En este blog he denunciado amplia y extensamente todas las supersticiones y creencias ridículas que rodearon a Hugo Chávez mientras dirigió a Venezuela hacia el cadalso.

Ahora, su más posible sucesor, Nicolás Maduro tiene una superstición igual de peligrosa:

Baba desencarnó el 24 de abril de 2011. Un mes después, el Parlamento venezolano difundió una resolución oficial que lo reconoce como líder espiritual, calificándolo como un “alma grande” en la misma categoría que “Mahatma Gandhi y la Madre Teresa”.

¡Por supuesto, fue igual de charlatán, embustero y peligroso que esos dos!

Si bien “el elegido de Chávez” viajó al menos tres veces a Prashanti Nilayam, la visita más difundida fue la que hizo en 2005 con su esposa Cilia Flores, Procuradora General de la República. Fue justo antes de que Maduro asumiera como ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela. Aquel día fueron recibidos en una audiencia privada por Baba.
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De acuerdo con el diario antichavista español La Razón, lo que más le impactó a Maduro desde que empeoró la salud de Chávez fue la conversión de los más descreídos. “¿Cómo se llama eso? Eso se llama amor. Lo que surge gracias a Chávez se llama la revolución del amor, que no es otra cosa que el socialismo hecho humanidad”, proclamó Maduro.

El mismo diario “denuncia” que el gobierno venezolano ha tratado de ocultar las evidencias de esta relación con el gurú, tal vez “porque el líder bolivariano quiera adelantarse a futuras críticas a su mentor por demasiado suave, pacífico o ‘elevado’”. Por supuesto, ninguna de estas especulaciones constan en absoluto. De hecho, la página de radiosai.org donde Baba, Maduro y su esposa aparecen juntos durante la audiencia privada sigue imperturbable.

Es verdad que Sathya Sai Baba no fue juzgado por los crímenes de los que fue acusado en Puttaparthi. Pero también es cierto (ver videos) que están muy bien documentada la existencia de los rituales donde untaba con aceite testículos, parte de la pelvis y a veces cerca del recto a los devotos; también, el hecho de que a menudo se excediera en sus “caricias sagradas” a los devotos y que varios desertores –imposibilitados de denunciarlo en la India, donde fue un protegido por el poder político– han relatado con detalle cómo, siendo menores de edad, swammi había abusado sexualmente de ellos.

Sai Baba fue considerado como un sujeto de alta peligrosidad; y de sólo pensar que Maduro le venera tanto como a Chávez causa escalofríos.

(vía Alejandro Agostinelli)

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