miércoles, 30 de enero de 2013

Católicos, provida a no ser que les cueste

Lori Stodghill, una mujer de 31 años de edad embarazada de 7 meses con gemelos, fue a St. Thomas More Hospital, en donde tuvo un ataque al corazón provocado por un coágulo de sangre. El obstetra no apareció y Stodghill murió, al igual que sus gemelos.

El esposo de Stodghill demandó al hospital por motivos de homicidio culposo, con el argumento de que una cesárea podría haber salvado a los gemelos aún cuando la madre murió.

La hipocresía católica en su argumento de defensa es apabullante:

El principal acusado en el caso es Catholic Health Initiatives, la organización no lucrativa con sede en Englewood que administra el St. Thomas More Hospital, así como aproximadamente a 170 centros de salud en 17 estados. El año pasado, la cadena de hospitales reportó activos nacionales de $ 15 mil millones de dólares estadounidenses. La misión de la organización, de acuerdo con su literatura promocional, es la de "fomentar el ministerio de sanidad de la Iglesia" y dejarse guiar por "la fidelidad al Evangelio". Hacia esos fines, las instituciones católicas de salud tratan de seguir las Directivas Éticas y Religiosas de la Iglesia Católica elaboradas por la Conferencia de Obispos Católicos de EEUU. Esas normas han suscitado controversia durante décadas, principalmente por prohibir los anticonceptivos no naturales y los abortos. "El ministerio católico de salud atestigua a la santidad de la vida 'desde el momento de la concepción hasta la muerte'", afirma la directiva. "La defensa de la Iglesia de la vida incluye a los no nacidos".

Sí, los fetos son personas, a menos que la Iglesia sea demandada por dejar que los fetos mueran:

Pero cuando se trató de montar una defensa en el caso Stodghill, los abogados de Catholic Health ignoraron efectivamente las directrices de la Iglesia. Las organizaciones católicas han luchado durante décadas para cambiar las leyes federales y estatales que no protegen a "las personas por nacer", y los abogados de Catholic Health en este caso tuvieron la oportunidad de sentar un precedente reforzando los argumentos en contra del aborto legal. En cambio, argumentan que la ley estatal protege a los médicos de la responsabilidad sobre los fetos no nacidos en razón de que los fetos no son personas con derechos legales.

Jason Langley, un abogado con Kennedy Childs basado en Denver, sostuvo en uno de los escritos que presentó para la defensa, que la corte "no debe anular la norma de larga data en Colorado de que el término 'persona', como se usa en la Wrongful Death Act, abarca sólo a los individuos nacidos vivos. Las cortes estatales de Colorado definen "persona" en virtud de la Ley para incluir sólo los nacidos vivos. Por lo tanto, los demandantes no pueden sostener las acusaciones de homicidio culposo basados en dos fetos no nacidos".

(vía Why Evolution Is True y Fabio García)

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