La semana pasada hubo mucho descontento por la forma en que tres jurados del reality show Ecuador tiene talento humillaron y discriminaron a Carolina Peña, una joven de 16 años, por decir que no cree en dios.
Pues las organizaciones ateas y librepensadoras de Latinoamérica —y algunas de otras partes del mundo— se unieron para condenar el acto en una carta de rechazo a las actitudes ateofóbicas de las jurados:
Señores del canal Ecuavisa:
El pasado domingo 20 de septiembre —justamente el día Internacional del Librepensamiento—, durante el programa Ecuador tiene talento que su canal transmite en horario estelar, tres de los cuatro miembros del jurado humillaron públicamente a una joven participante de 16 años llamada Carolina Peña luego de que ella respondiera abiertamente que no cree en Dios a la pregunta formulada por un miembro del jurado. De esta manera, fueron violados sus derechos fundamentales respecto a su libertad de conciencia. Tal situación no solo configura un hecho altamente condenable desde el punto de vista moral, sino también un delito de discriminación por creencia.
La República de Ecuador ha firmado y ratificado ante la ONU el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el cual, en su artículo 2, párrafo 1 expresa que «cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a respetar y a garantizar a todos los individuos que se encuentren en su territorio y estén sujetos a su jurisdicción los derechos reconocidos en el presente Pacto, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social».
El tema en cuestión es tratado específicamente en la Observación General N° 22 - Comentarios generales adoptados por el Comité de los Derechos Humanos, artículo 18 - Libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, 48º período de sesiones, U.N. Doc. HRI/GEN/1/Rev.7 at 179 (1993). En su párrafo 2, el artículo 18 protege las creencias teístas, no teístas y ateas, así como el derecho a no profesar ninguna religión o creencia. Los términos ‘creencias’ y ‘religión’ deben entenderse en sentido amplio, pues el mencionado artículo no limita su aplicación a las religiones tradicionales o a religiones y creencias con características o prácticas institucionales análogas a las de las religiones tradicionales. En este sentido, el Comité ve con preocupación todo tipo de tendencia a discriminar contra cualquier religión o creencia, en particular las más recientemente establecidas o las que representan a minorías religiosas que puedan ser objeto de hostilidad por parte de una comunidad religiosa predominante.
A su vez, es importante señalar que las manifestaciones —agravadas por el abuso de poder— de las tres jurados violan la Declaración Universal de los Derechos del Niño en su principio 10: «El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discriminación racial, religiosa o de cualquier otra índole […]».
Hoy, en el siglo XXI, no creer en Dios (en ninguno) es, para un sector numeroso de la sociedad, sinónimo de una larga lista de estereotipos negativos que frecuentemente se traducen en actos de intolerancia, humillación y discriminación. Así, resulta común escuchar que los ateos somos personas incompletas, inmaduras, faltas de amor e incapaces de gobernar nuestras propias vidas en ausencia de creencias sobrenaturales, tal como le informaron a Carolina frente a la mirada de millones de personas. Sin embargo, la realidad es muy diferente: aunque haya quienes no lo acepten, los ateos no solo somos seres humanos —con anhelos, preocupaciones y sueños personales y colectivos— como todos los demás, sino que también somos parientes, amigos o conocidos de los creyentes. A esto cabe añadir que cerca del 11% de latinoamericanos se identifica como no creyente y ese porcentaje va en aumento.
En virtud de tales razones, las agrupaciones de ateos, agnósticos, humanistas y librepensadores de diferentes países de América Latina nos solidarizamos con Carolina Peña y expresamos nuestro profundo rechazo a las acciones tomadas por las señoritas María Fernanda Ríos, Wendy Vera y Paola Farías, pues contribuyen a la perpetuación de los estereotipos, fomentan la intolerancia e incitan a la discriminación.
Por lo expuesto, exigimos que las tres jurados se disculpen inmediata y públicamente con el mismo impacto mediático que tuvo lugar la ofensa pública a la que fue sometida la menor. De no darse esta disculpa en términos equitativos, entenderemos que tales acciones fueron avaladas por Ecuavisa y representan su opinión. Así mismo, consideramos conveniente que las tres señoritas sean separadas del programa con el propósito de evitar represalias contra Carolina Peña y futuros actos discriminatorios hacia otros participantes.
Sin otro particular, saludan atentamente las instituciones que suscriben a continuación:
Asociación Internacional del LibrePensamiento (AILP)
Agnósticos y Ateos de Panamá
Apostasía Colectiva Argentina
Apostasía Colectiva Uruguay
Asociación Antioqueña de Librepensadores, Agnósticos y Ateos—Colombia
Asociación Civil Ateos Mar del Plata—Argentina)
Asociacion Civil 20 de Setiembre por el Librepensamiento, la Tolerancia y el Humanismo de Uruguay
Asociación de Ateos de Bogotá—Colombia)
Asociación de Ateos y Agnósticos del Atlántico—Colombia
Asociación Guatemalteca de Humanistas Seculares
Asociación Librepensamiento Honduras
Asociación Peruana de Ateos (APERAT)
Asociacion Uruguaya del Libre Pensamiento (AULP)
Asociación Uruguaya en Defensa del Pensamiento Racional (Audepra)
Ateos y Librepensadores Mexicanos Asociación civil
Bogotá Atea—Colombia
Centro Cultural "Valentín Letelier"—Chile.
Coalición Argentina por un Estado Laico (CAEL)
Congreso Nacional de Ateísmo de Argentina
Círculo Escéptico—Uruguay
Cusco Ateo—Perú
Richard Dawkins Foundation for Science and Reason
Fundación Sociedad Atea de Chile
Kazimierz Lyszczynski Foundation—Poland
Liga Humanista Secular do Brasil (LiHS)
Sociedad Atea Venezolana
Sociedad Secular y Humanista del Perú
Sé que algunos ateos están molestos o tienen reservas por las dimensiones que ha tomado el caso, y más allá de que el canal responda —yo no tengo muchas esperanzas al respecto— y de que los realities sean telebasura, los invito a reflexionar sobre la relevancia que ha tenido. No es justo restarle importancia a este caso, sólo por el hecho de estar ligado al mundo del espectáculo. Por ejemplo, con esta carta se marca un hito: es el primer frente común que presentan las organizaciones ateas latinoamericanas (tuve el privilegio de ver cómo se iba armando la carta tras bambalinas, con aportes y adiciones de todas partes) — esto habría sido impensable hace unos años.
Otro hecho destacable es que el caso no se quedó en la comunidad atea. Conseguimos que un caso de discriminación contra una no-creyente llegara a los medios tradicionales, e incluso fue cubierto por CNN en Español y portales anglosajones como Buzzfeed (que, aunque es es un poco sensacionalista, tiene una audiencia nada despreciable).
No sé cómo planearán otros activistas hacer respetar el laicismo y los derechos de los ateos como ciudadanos de primera, pero mientras no lleguemos a grandes audiencias a quienes les podamos explicar que también somos seres humanos como ellos, con sueños, metas, objetivos y sentimientos, tardaremos mucho más en conseguir un cambio de mentalidad. Si alguien me hubiera dicho hace cinco años que hoy la comunidad atea de habla hispana habría conseguido que los medios mainstream denunciaran un caso de discriminación contra uno de nosotros y que estaríamos trabajando mancomunadamente desde México hasta Argentina, no me lo habría creído.
A mí no me parece despreciable conseguir que la humillación a una atea en Ecuador se vuelva una noticia que le dé la vuelta al mundo — esto ha sido fruto del trabajo arduo y constante de cientos de activistas en todo el continente, que se esfuerzan cada día por hacerse respetar y dejar este mundo un poquito más racional de como lo encontraron. Todavía queda mucho por hacer, es cierto, pero exigir el respeto a Carolina Peña es un primer peldaño muy importante en esa labor.
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