viernes, 6 de noviembre de 2015

La pereza selectiva del razonamiento



¿Alguna vez se han preguntado cómo sería discutir con ustedes mismos? ¿Creen que siempre estarían de acuerdo consigo mismos? ¡Tal vez quieran pensarlo de nuevo!

Según un estudio, mucha gente rechazará sus propios argumentos si piensan que alguien más los hizo.

Los investigadores pusieron a los participantes a resolver acertijos lógicos y ofrecer una justificación para sus respuestas. Luego, les mostraron varias respuestas a los mismos acertijos, con los argumentos de apoyo. Se les dijo estas eran las respuestas de participantes anteriores, y se les pidió que evaluaran si los argumentos de los 'otros' voluntarios eran válidas.

Pero una de las respuestas mostradas era, de hecho, una de las respuestas que los propios participantes habían dado antes. Así, se les hizo creer que su propio argumento era de otra persona. Casi el 60% de las veces, los participantes rechazaron su propio argumento, y declararon que estaba mal, siendo especialmente propensos a rechazarlo cuando, de hecho, se habían equivocado a la primera.

El estudio concluye:

Los participantes demostraron ser críticos de sus propios argumentos cuando pensaban que eran de otra persona, rechazando más de la mitad de los argumentos. También demostraron ser exigentes: eran más propensos a rechazar sus propios argumentos para respuestas inválidas que sus propios argumentos para respuestas válidas ...

Estos experimentos proporcionan una demostración muy clara de la pereza selectiva del razonamiento. Cuando el razonamiento produce argumentos, produce principalmente justificaciones post-hoc de respuestas intuitivas, y no es particularmente crítico de los argumentos propios para respuestas inválidas. Por el contrario, cuando el razonamiento evalúa los mismos argumentos como si fueran de otra persona, demuestra ser tanto crítico como exigente.

Con justa razón, ya decía Christopher Hitchens: "Sospecha de tus propios motivos y de todas las excusas". Precisamente, una parte tanto fascinante como retadora del pensamiento crítico es tratar de ser tan exigente con los argumentos propios como con los ajenos.

No siempre lo logro, pero es un propósito constante, para tratar de minimizar tanto como pueda el sesgo de confirmación y otros procesos de razonamiento defectuosos.

(vía Neuroskeptic | imagen: Leonid Mamchenkov)

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