Hace unos días, la Corte Constitucional permitió la adopción homoparental hace unos días, causando la indignación de millones de colombianos.
Esa indignación está siendo cosechada por hábiles políticos, como Viviane Morales y Marco Fidel Ramírez, quienes le mienten a sus fieles diciendo que revocarán la decisión con un referendo, lo que es imposible, pues los referendos no aplican en temas de DDHH (alguien alcanzó a prever que las mayorías podrían querer echar por la borda los derechos de las minorías).
Pues mi amigo Guido les tiene la solución:
Hay un método infalible que los cristianos colombianos pueden usar para evitar que los gays adopten niños: Adopten a todos los niños que están en el sistema de protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), muestren el gran poder del amor cristiano y su infinita caridad.
Hay alrededor de 80000 niños y jóvenes que necesitan hogar, según las cifras del ICBF. Sabiendo que la población de Colombia es de 48 millones, aproximadamente, y un 92% de ellos son cristianos de alguna denominación, ya sean católicos, evangélicos, adventistas o testigos de Jehová, entre otros. Asumiendo que en Colombia existen 8 millones de familias cristianas, sería suficiente con que 1 de cada 100 familias adopte a un niño (y algunas podrían adoptar más), no sólo para acabar con la amenaza de los gays que desean adoptar, sino para darle amor, cariño, una vida comfortable y un techo a miles de niños necesitados.
Cristianos de Colombia: Ustedes no necesitan del Estado para oponerse a la amenaza que ven en los gays. No necesitan de tutelas, de referendums, de decisiones jucidiales, de votaciones parlamentarias. No. Nada de eso. Ustedes sólo necesitan organizarse y encargarse que ni un solo niño quede bajo la autoridad del ICBF y del Estado. Si una familia desea adoptar y no puede, que las 99 familias restantes le ayuden económicamente, que las iglesias organicen guarderías y donen alimentos con los diezmos que reciben. Si su consideración y preocupación por el bienestar de estos niños es sincera y profunda, esto debe ser algo fácil. Y así, sea cual sea la decisión del gobierno, ustedes protegerán a estos niños de los gays y su depravado estilo de vida. Ustedes acogerán al que no tiene un techo, alimentarán al hambriento, protegerán al desvalido. Ustedes seguirán y vivirán el ejemplo de su Dios hecho humano, de Jesús el Cristo, el hijo del Padre celestial. No debería haber para un cristiano un gozo más profundo que el de seguir el ejemplo de su Dios, de ayudar al prójimo desinteresadamente y predicar al mundo la Buena Nueva de la resurrección del Señor.
Esta solución me gusta porque respeta el hecho de que Colombia es un Estado laico y evita que la política pública se infecte de religión. Allá cada quién con sus creencias, pero que no venga a imponérselas a los demás, mucho menos en las leyes.
Pensándolo bien, es aterrador dejar 80.000 inocentes en manos de homofóbicos, aunque supongo que entre eso y que todo el ordenamiento jurídico sea envenenado con una superstición ridícula, los niños siendo criados por homofóbicos es el mal menor.
La cosa es que no adoptan y tampoco quieren que personas dispuestas a brindar una familia estable y amor a un niño que lo necesita adopten. Como bien recuerda Guido, por sus obras los conoceréis.
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