martes, 3 de noviembre de 2015

Actualización sobre el padre Chucho y el parque de Castilla



Hace dos semanas, la Asociación de Ateos de Bogotá convocó a un plantón para pedir que el sacerdote Jesús Hernán Orjuela, alias padre Chucho, dejar de hacer misas en un parque vecinal de Castilla (Bogotá), porque está prohibido. En el plantón, el padre Chucho incitó una turba de feligreses que para que le dieran amor cristiano a los manifestantes pacíficos, que entonces recibieron patadas, puños y destrucción de su propiedad (pancartas y cámaras); luego la Policía abusó de su autoridad, encerrando a los manifestantes (!).

Muchos medios cometieron el error de periodista principiante de publicar una nota con sólo una fuente, lo que llevó a más de uno a publicar una historia ridícula sobre los testigos de Gokú (?) y alguna delirante idea sobre una batalla de supersticiones (??), dejando de lado el tema del abuso de Orjuela sobre el espacio público.

Afortunadamente, las cosas no se quedaron así.

En primer lugar, hubo medios que rectificaron y corrigieron — y el domingo, Noticias Uno publicó esta nota, que cuenta verazmente lo que pasó y de qué iba el plantón:



También hubo columnistas que se sumaron a la defensa del espacio público y del laicismo, y criticaron la actitud de matoncito del padre Chucho, por ejemplo Juan David Ochoa en El Espectador y Fernando Fernández en Kien y Ke.

Esta semana, además, la parroquia del padre Chucho se comprometió a dejar de invadir el espacio público... porque con las religiones toca a la malditasea, nunca se puede por las buenas — ¿a alguien le cabe en la cabeza que para que los religionistas cumplan las leyes requieren compromisos específicos para ello?

De hecho, el compromiso de Orjuela no parece demasiado serio — hace dos años, ya se había comprometido a suspender las misas en espacio público, las cuales reinició cuando la polémica se calmó. Por otra parte, Bogotá Atea reporta que el padre Chucho está solicitando la administración del parque para su uso particular y así poder volver a hacer las misas. Uff, es que esa honestidad brilla por su ausencia.

Y bueno, ¿qué se puede esperar de alguien que se gana la vida mintiendo?

(imagen: Kien y Ke)

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