La semana pasada, un funcionario de la Corte Constitucional solicitó que se retirara el crucifijo cristiano de la Sala Plena, y seis de los nueve Magistrados negaron la solicitud, manteniendo el privilegio católico y, lo peor de todo, es que lo hicieron escudándose en el "pluralismo" (!).
El sábado, El Espectador cuestionó el chorro de babas de los Magistrados, y el lunes, en W Radio, María Victoria Calle, presidente de la Corte, siguió defendió la impostura de la Corte.
El audio ya está disponible y después de las palabras de Calle, entrevistan a Ramiro Bejarano, quien volvió a dejar en ridículo la ya de por sí absurda decisión de la Corte (y además pasó un derecho de petición solicitando la inclusión de los símbolos de todas las supersticiones):
Para quienes no pueden reproducir el audio o no lo quieren repetir, aquí están los 'argumentos' de María Victoria Calle (y la Corte Constitucional):
1. Que haya un crucifijo en la Sala Plena no significa que la Sala Plena esté vinculada a una religión particular.
2. El crucifijo significa que algunos de los Magistrados (pasados y/o actuales) profesan esa fe.
3. La Sala Plena es un recinto privado, no público.
4. El crucifijo tiene un valor histórico, porque siempre ha estado ahí.
5. El crucifijo tiene un valor cultural, porque fue hecho por uno de los "mejores artesanos" de La Candelaria, y es una "referencia de fuerza y de fe de los Magistrados".
6. Si llegan Magistrados con otras supersticiones que sean muy importantes para ellos, podrán pedir también que sus creencias sean tratadas de manera privilegiada.
En resumen, lo que dijo la Corte es esto: el lugar donde la máxima autoridad judicial del país toma las decisiones, que es sostenida con dinero de los contribuyentes y cuyas decisiones afectan a millones de colombianos, "no es pública"; los Magistrados cristianos pueden restregarle una imagen de su religión a los que no lo son; los valores histórico y cultural son buenas excusas para violar la Constitución, y están por encima de la propia jurisprudencia de la Corte, que señala que Colombia es un Estado laico; en la Sala Plena les parece genial que haya Magistrados que profesen una fe (o sea que acepten afirmaciones sin exigir evidencia); y si algún día llega algún Magistrado de alguna minoría religiosa (que no ateo, ni agnóstico) que sea tan fanático como para exigir privilegio religioso, entonces se le concederá.
¡Qué vergüenza de señora (y de Corte)!
Ahora, lo que dijo Bejarano:
1. La manera como se decidió el derecho de petición fue absurda, porque no se decidió en derecho sino con consideraciones religiosas — para "no ofender a los católicos".
2. Colombia es un Estado laico, y las decisiones se deben tomar en derecho; libres de consideraciones religiosas.
3. Bejarano envió un derecho de petición a la Corte, solicitando que se cuelguen imágenes y símbolos de las otras religiones.
4. Si no se bajó el crucifijo para no ofender a los católicos, se deben subir los demás símbolos, de las demás creencias, para no ofender a las demás religiones.
5. La Sala Plena no es privada porque es donde delibera la Corte Constitucional, en la que tenemos intereses todos los colombianos; no es la Sala de unos Magistrados.
6. Lo de llenar la sala de los demás símbolos es la segunda mejor opción, porque la verdadera decisión laica sería que no hubiera ningún símbolo.
Es refrescante escuchar algo de sensatez sobre laicismo en los medios de comunicación. Lástima que en la Corte haya borreguitos temerosos de "ofender creencias" (posición ridícula donde las haya) y falten verdaderos juristas como Bejarano.
En su columna de hoy, Pascual Gaviria también señaló lo absurdo de los argumentos de la Corte — es que cualquier persona con dos dedos de frente puede detectar las chorradas con las que salieron los Magistrados.
Ahora es cuando se nota que la partida de Juan Carlos Henao dejó lisiada intelectualmente a la Corte — con corruptos como Pretelt e ineptos como Calle (donde sólo se salvan Jorge Iván Palacio y Alejandro Linares).
Y así nos va.
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Publicado en De Avanzada por David Osorio
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