Hace unos días comenté que en Risaralda unos diputados intolerantes buscan imponer su creencia a todos los risaraldenses, incluyendo la palabra "dios" en el escudo del Departamento.
El caso escaló rápidamente y ganó la atención de La W, así que en el programa de Julio Sánchez Cristo se entrevistó al presidente de la Asamblea, Alexánder García —ponente del proyecto— y a Alexánder Ríos, presidente de la Asociación de Ateos de Pereira (AAP):
Noten cómo el propio Julio Sánchez Cristo no tiene la menor idea sobre laicismo, pues introduce la nota diciendo que si el escudo de la Policía dice "Dios y Patria", cuál es el problema con que el de Risaralda también incluya al amigo imaginario de los intolerantes. Era justo lo que yo mencionaba la vez pasada: que el Consejo de Estado perpetuara el privilegio religioso manteniendo ese lema así, abrió la puerta para que los ignorantes y analfabetos argumenten —tal como hizo Julio Sánchez Cristo— que dos errores hacen un acierto.
Y la intervención de Alexánder García fue como para echarse a llorar. Él admite, en la misma oración que Colombia es un Estado laico y que de igual forma van a presentar la ordenanza, porque la mayoría de risaraldenses son católicos, así que los demás tienen que aguantarse. ¡En radio nacional! ¡Y tan pancho! ¡Y los periodistas no le dijeron nada! Ahh, y además mencionó que eso era traer valores... porque de alguna forma violarle la libertad de cultos a sus congéneres lo hace mejor persona o algo.
Yo no sé cómo Alexánder Ríos supo mantener la calma — que un fanático intolerante como García o cualquier otra persona sugiera que me faltan valores o moral sólo porque no pongo mi ignorancia en un altar y la llamo dios es una de las formas más efectivas para ganarse hostias retóricas como panes, pues la ética no es patrimonio de la religión, y sugerir lo contrario es una falta de respeto que no hace sino reforzar el estereotipo negativo sobre los ateos.
Los periodistas podrían haber ido mucho más lejos —muchísimo—, exigiéndole a García una explicación que no sea el equivalente intelectual a un chorro de babas, pero si el conductor principal del programa no tiene ni pajolera idea, mucho menos sus coequiperos (y esto no es exclusivo de La W — también ocurrió en la cabina de Gustavo Gómez, sólo que en este caso es aún más chistoso, porque Gómez dice que a él le importa el imperio de la ley, aún cuando puso a su cabina en contra de quienes defienden ese principio).
Y, por supuesto, aunque dejaron que García le respondiera a Ríos, no tuvieron la misma cortesía con este.
Es cínico que a eso le llamen periodismo, pues este oficio es una consecuencia directa de la democracia, y sistemáticamente, cada vez que se exige el principio democrático de neutralidad religiosa que representa el laicismo, los 'periodistas' toman bando por el privilegio religioso y/o, fracasan épicamente en ejercer la labor de vigilancia que le ha sido encomendada a la profesión. Como el privilegio religioso está normalizado, para ellos es normal. Pero es que el periodismo implica cuestionar el estado de cosas, en vez de defenderlo ad honorem.
Servir de altoparlante o poner un ring de intercambio de opiniones para simular imparcialidad lo hace cualquiera. (Y la imparcialidad está sobrevalorada.)
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Publicado en De Avanzada por David Osorio
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