miércoles, 9 de septiembre de 2015

Industria 'orgánica' compró científicos y estudios



Por aquí ya hemos hablado del claro interés económico que tiene la industria 'orgánica' para desprestigiar los transgénicos.

Ahora, un artículo del Times sobre la guerra de la comida pone de manifiesto lo que los ecotalibanes y retroprogres no quieren ver — que la industria de la que son idiotas útiles tiene las mismas prácticas corporativas que supuestamente denuncian y les disgustan de la industria biotecnológica:

"Si usted pasa bastante tiempo con zorrillos, empieza a oler como uno", dijo Charles M. Benbrook, quien hasta hace poco ocupaba un puesto en la Universidad Estatal de Washington. La industria de alimentos orgánicos financió su investigación allí y pagó por sus viajes a Washington, donde ayudó a hacer lobby para etiquetar los alimentos con ingredientes modificados genéticamente.
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La industria de alimentos orgánicos tiene un interés financiero directo en elevar las preocupaciones del consumidor, ya que la ley federal requiere que cualquier producto etiquetado orgánico en Estados Unidos sea libre de ingredientes producidos a partir de semillas modificadas genéticamente. Así que si los consumidores se alejan de fuentes basadas en OMG, a veces cambian a alternativas orgánicas.

Al igual que las empresas de biotecnología, los ejecutivos de la industria orgánica creyeron que podían tener más influencia si ellos enviaban su mensaje con académicos.

"Soy un hombre de negocios, no un científico", dijo Gary Hirshberg, director y expresidente de Stonyfield Farm, que produce yogur orgánico, y quien lidera una iniciativa de lobby de la industria llamada Just Label It. "Así que por supuesto que ayuda tener a un científico académico que lo explique".

Es por eso que el Dr. Benbrook, que había servido como jefe científico en el Centro Orgánico, un grupo financiado por la industria de alimentos orgánicos, renunció a su trabajo y buscó un puesto en la universidad, dijo.

"Yo estaba trabajando para una organización afiliada y financiada por la industria, y la gente simplemente no estaba escuchando", dijo.

En la Estatal de Washington, el Dr. Benbrook fue apoyado por muchos de los mismos proveedores de fondos, incluyendo Organic Valley, Whole Foods, Stonyfield y United Natural Foods Inc. Las empresas permanecieron estrechamente involucradas en su investigación e incidencia, ayudándole a presionar a los periodistas para escribir sobre sus estudios, incluyendo uno que concluye que la leche orgánica tenía un mayor valor nutricional.

Al menos en dos ocasiones, el grupo del señor Hirshberg también pagó para que el Dr. Benbrook fuera a Washington y ayudara a hacer lobby contra una prohibición federal sobre el etiquetado de transgénicos. Y su investigación que sugiere que el uso de herbicidas en cultivos transgénicos ha aumentado ha sido una parte central de la argumentación de la industria orgánica para pedir el etiquetado obligatorio.

El Dr. Benbrook, cuyo puesto de investigación en la Estatal de Washington no fue renovado este año, dijo que las empresas orgánicas habían recurrido a él por las mismas razones que Monsanto y otros apoyan la Universidad de Florida o al Dr. [Kevin] Folta directamente.

"Ellos quieren influir en el público", dijo. "Podrían realizar estos estudios por su cuenta y poner esta información en su página web. Pero nadie les creería. Hay una guerra jodida ocurriendo alrededor de este tema. Y todo el mundo está tratando de conseguir la mayor cantidad influencia que puedan".

La situación no es bonita, pues comprar estudios con conclusiones prefabricadas siempre empaña el intercambio honesto de ideas y la guerra de lobby entre ambas partes dificulta que podamos sacar conclusiones sobre la comida que estén respaldadas por la evidencia.

Pero que sea difícil no quiere decir que sea imposible. Tenemos forma de saberlo y es recurriendo a los estudios independientes, que no han recibido financiación ni ayudas de ningún tipo de ninguna parte. Afortunadamente, hay una cantidad nada despreciable de estos estudios y sus conclusiones, por mucho que le pesen a la industria 'orgánica', demuestran la seguridad de los transgénicos.

Pueden seguir comprando científicos para que nieguen lo que dicen los estudios independientes, pero la evidencia está ahí, para cualquiera que esté interesado honestamente en el tema.

En todo caso, creo que la industria 'orgánica' ha conseguido algo formidable: venderse como pobres víctimas del capitalismo salvaje, cuando no han dudado en envenenar el debate público con un claro ánimo de lucro —y costándole la oportunidad de alimentación y la salud a millones de personas—. Esto tendría que ser un caso de estudio obligado para los estudiantes de publicidad.

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