El estado de la ciencia en Colombia es deplorable. No es sólo el ambiente de anticiencia y estupidez que reina sino también es que no tenemos institutos científicos serios. Al igual que EEUU, el mayor gasto de nuestro presupuesto es en guerra y la ciencia queda relegada. Al menos ellos tienen la NASA y museos (y hablo de museos reales y no esos centros de culto a la idiotez en donde se reivindica la versión humana de los Picapiedra de que los seres humanos convivimos con los dinosaurios; no, nada de creacionismo, sino verdadero conocimiento).
En cambio aquí sólo tenemos a Colciencias y al Jardín Botánico, que esta semana le abrió campo en su agenda a la pseudociencia, lo que en un país que se respete y que se tome la ciencia en serio, le habría costado dejar de ser el centro heredero del admirable trabajo de José Celestino Mutis:
¡Oh, oh! Esto no puede ser nada bueno:
En palabras castizas y coloquiales: un establecimiento que dice promover la Ciencia y se supone que eso es lo que hace tendrá como invitado especial, no a ningún científico, sino a un charlatán.
Libros sagrados, rezos, mística oriental... Es la promoción de una religión o de un embeleco ecuménico, que para efectos prácticos es lo mismo.
Se me olvidaba: el Jardín Botánico es una institución estatal, razón por la cual no puede promover ningún tipo de creencia en amigos imaginarios o poderes sobrenaturales.
Vida comunitaria basada en principios espirituales. ¿Cómo es que eso no suena a Edad Media?
Además, los centros de enseñanza y aprendizaje, los verdaderos, o sea los colegios y las universidades, deben promover la duda, el escepticismo, el pensamiento crítico y ofrecer unos libros con el estatus de "sagrados" como respuesta será cualquier cosa menos enseñanza y aprendizaje. Yo lo llamaría adoctrinamiento.
Eso está muy bien salvo por el pequeño detalle de ¿cómo piensan medir, cuantificar y tabular la información si es "espiritual"?
Pero es que no se necesitan alternativas. El desarrollo sostenible ya tiene sus bases teóricas y ciertamente sus desarrollos expuestos. Es una cuestión más de política pública y medioambiental que otra cosa.
Promover la pseudociencia, por cierto, atenta contra el desarrollo sostenible. ¿Cómo es que seguir las guías espirituales y de comportamiento de unos tipos que vivieron antes del feudalismo, antes del capialismo y de las revoluciones francesa e industrial, va a hacer algo por el desarrollo económico del planeta a un costo ambientalmente aceptable?
¿"Prácticas de yoga"? ¿"Ceremonia de purificación"? ¿Acaso estamos o somos impuros? ¿Con base en qué observación médica se parte de ese supuesto? ¿Por qué una entidad del Estado, con dinero de los contribuyentes, está promoviendo ritos religiosos hindúes?
Uno pensaría que para conseguir un desarrollo sostenible, son necesarios tratados internacionales que los gobiernos y sus entidades y dependencias estén prestos a cumplir, como lo ordena la Constitución. Pero si ni siquiera pueden cumplir el más básico de los preceptos constitucionales -el laicismo-, ¿para qué ilusionarse con pensar en que cumplirán los pactos del desarrollo sostenible, si es que se firman?
Eso es sólo una excusa políticamente correcta para violar la Constitución.
(dato: Zipacón Malkav)
En cambio aquí sólo tenemos a Colciencias y al Jardín Botánico, que esta semana le abrió campo en su agenda a la pseudociencia, lo que en un país que se respete y que se tome la ciencia en serio, le habría costado dejar de ser el centro heredero del admirable trabajo de José Celestino Mutis:
Este domingo 04 de septiembre, a las 10:00 a.m, en el Jardín Botánico José Celestino Mutis, se realizará el Primer Encuentro Intercultural por la Madre Universal Eco Yoga Festival.
¡Oh, oh! Esto no puede ser nada bueno:
El invitado especial será el Gurú Maharaj, líder espiritual de millones de personas en el mundo, dispersos en más de 40 países, incluido Colombia.
En palabras castizas y coloquiales: un establecimiento que dice promover la Ciencia y se supone que eso es lo que hace tendrá como invitado especial, no a ningún científico, sino a un charlatán.
Heredero de una de las órdenes más antiguas de la India, Maharaj, un alemán que habla 15 idiomas y que anda por el mundo predicando el Amor Universal, decidió cambiar la superficialidad de los movimientos políticos por la mística oriental, razón por la que se marchó a la India a estudiar los Vedas, libros Sagrados en donde se encuentran los himnos, rezos y formulas para una vida más feliz.
Libros sagrados, rezos, mística oriental... Es la promoción de una religión o de un embeleco ecuménico, que para efectos prácticos es lo mismo.
Se me olvidaba: el Jardín Botánico es una institución estatal, razón por la cual no puede promover ningún tipo de creencia en amigos imaginarios o poderes sobrenaturales.
Este Amor universal que el líder predica, es una fuerza superior en la que creen muchos practicantes del Yoga, más específicamente los de la línea del Bhakti Yoga. Ha abierto muchos centros de enseñanza y aprendizaje del mensaje trascendental de los Vedas, publicado varios libros, ofrecido conferencias y consejería para la vida comunitaria, con base en principios espirituales y ecológicos.
Vida comunitaria basada en principios espirituales. ¿Cómo es que eso no suena a Edad Media?
Además, los centros de enseñanza y aprendizaje, los verdaderos, o sea los colegios y las universidades, deben promover la duda, el escepticismo, el pensamiento crítico y ofrecer unos libros con el estatus de "sagrados" como respuesta será cualquier cosa menos enseñanza y aprendizaje. Yo lo llamaría adoctrinamiento.
El Jardín Botánico, desde su misión y visión, contribuye a generar opciones para alcanzar los beneficios del desarrollo humano sostenible.
Eso está muy bien salvo por el pequeño detalle de ¿cómo piensan medir, cuantificar y tabular la información si es "espiritual"?
En ese sentido, apoya el Encuentro Intercultural por la Madre Universal, en donde se expondrán alternativas que promuevan la conservación y sostenibilidad de los recursos naturales.
Pero es que no se necesitan alternativas. El desarrollo sostenible ya tiene sus bases teóricas y ciertamente sus desarrollos expuestos. Es una cuestión más de política pública y medioambiental que otra cosa.
Promover la pseudociencia, por cierto, atenta contra el desarrollo sostenible. ¿Cómo es que seguir las guías espirituales y de comportamiento de unos tipos que vivieron antes del feudalismo, antes del capialismo y de las revoluciones francesa e industrial, va a hacer algo por el desarrollo económico del planeta a un costo ambientalmente aceptable?
En el evento se compartirá también con líderes de protección del ambiente y el planeta, se tendrá exhibición cultural de danzas orientales, conferencias sobre ecología, artistas musicales, muestra gastronómica vegetariana, prácticas de yoga al aire libre, ceremonia de purificación, promesa por la madre tierra y teatro de la cultura milenaria Hindú en una jornada que irá hasta las 5:00pm.
¿"Prácticas de yoga"? ¿"Ceremonia de purificación"? ¿Acaso estamos o somos impuros? ¿Con base en qué observación médica se parte de ese supuesto? ¿Por qué una entidad del Estado, con dinero de los contribuyentes, está promoviendo ritos religiosos hindúes?
Uno pensaría que para conseguir un desarrollo sostenible, son necesarios tratados internacionales que los gobiernos y sus entidades y dependencias estén prestos a cumplir, como lo ordena la Constitución. Pero si ni siquiera pueden cumplir el más básico de los preceptos constitucionales -el laicismo-, ¿para qué ilusionarse con pensar en que cumplirán los pactos del desarrollo sostenible, si es que se firman?
Eso es sólo una excusa políticamente correcta para violar la Constitución.
(dato: Zipacón Malkav)
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