En plenas elecciones a la alcaldía, al candidato Antanas Mockus le empezaron otra investigación porque al parecer no se salió del Partido Verde antes de irse al partido indígena ASI (?), lo que podría frustrar sus aspiraciones a ocupar por tercera vez la oficina en el Palacio de Liévano.
Entonces salió Enrique Peñalosa, quien prácticamente lo echó del Partido Verde y se alió con el uribismo, a decir que él declararía en favor Mockus, para que éste siguiera en la competencia por la alcaldía:
En el timeline del Twitter de Peñalosa leí que alguien se refería a esta actitud como un gesto de caballerosidad. Yo no lo creo así, ni por un segundo.
En primer lugar, hay conocer muy bien a Enrique Peñalosa para saber que él no hace nada que no sea en su directo beneficio o en el de alguno que le pueda reportar un beneficio indirecto.
La honestidad durante su alcaldía brilló por su ausencia y esto era tan obvio que apenas pasó a engrosar las filas del Partido Verde, supe que ese partido estaba condenado -¿o destinado?- al mismo final que el partido de la U. Y tan poco equivocado estaba, que menos de un año y medio después, tienen el mismo candidato a la alcaldía, el propio Peñalosa.
En segundo lugar, no es sino mirar las encuestas:
Eso significa que si Mockus saliera de la contienda, un 13 por ciento de los votantes buscarían otro candidato, votarían en blanco o se abstendrían.
De ese porcentaje, es probable que muy pocos o casi ninguno vote por Peñalosa, pues los mockusistas resienten que este haya aceptado el aval del Partido de la U, cuando consideran -acertadamente- que este es sinónimo de corrupción, impunidad y la persecución del poder a toda costa. Todas, 'cualidades' que se resumen en una persona: Peñalosa.
Tampoco se puede desconocer la cercanía, ideológica y de amistad que existe entre Gustavo Petro y Antanas Mockus, hasta el punto de que han considerado hacer alianzas y construcciones conjuntas:
Así que es muy probable que la mayoría de intenciones de voto que ha conseguido Mockus, se vuelquen rápidamente hacia Gustavo Petro, lo que resultaría en una clara posición de ventaja de este frente a Peñalosa, que perdería, una vez más, su candidatura a la alcaldía.
Y por supuesto, ese modelo de corrupción y fanático de los toques de queda -fetiche que comparte con Mockus- está dispuesto a hacer hasta lo imposible por evitar que eso suceda, incluso si le toca recurrir a vías legítimas como defender la competencia y hacer que estas parezcan unas elecciones más democráticas.
Entonces salió Enrique Peñalosa, quien prácticamente lo echó del Partido Verde y se alió con el uribismo, a decir que él declararía en favor Mockus, para que éste siguiera en la competencia por la alcaldía:
El presidente del Consejo Nacional Electoral, CNE, Joaquín José Vives, aseguró que el candidato del Partido Verde, Enrique Peñalosa, podría testificar en el proceso que se adelanta para determinar si Antanas Mockus incurrió o no en una doble militancia al aspirar a la Alcaldía de Bogotá por la Alianza Social Indígena.
Por su parte ayer el candidato por el Partido Verde a la Alcaldía de la capital se ofreció, a través de su cuenta en Twitter, a ser testigo a favor de Antanas Mockus, para demostrar que sí había renunciado a los verdes.
En el timeline del Twitter de Peñalosa leí que alguien se refería a esta actitud como un gesto de caballerosidad. Yo no lo creo así, ni por un segundo.
En primer lugar, hay conocer muy bien a Enrique Peñalosa para saber que él no hace nada que no sea en su directo beneficio o en el de alguno que le pueda reportar un beneficio indirecto.
La honestidad durante su alcaldía brilló por su ausencia y esto era tan obvio que apenas pasó a engrosar las filas del Partido Verde, supe que ese partido estaba condenado -¿o destinado?- al mismo final que el partido de la U. Y tan poco equivocado estaba, que menos de un año y medio después, tienen el mismo candidato a la alcaldía, el propio Peñalosa.
En segundo lugar, no es sino mirar las encuestas:
En primer lugar aparece el candidato Enrique Peñalosa, del Partido Verde y de 'la U', con el 21 por ciento de intención de voto, seguido por Gustavo Petro, de Progresistas, con el 19 por ciento. Si se tiene en cuenta que el margen de error de la encuesta es del 2,55 por ciento, claramente existe un empate técnico entre ambos punteros.
Le siguen Antanas Mockus, de la Alianza Social Independiente (ASI), con el 13 por ciento.
Eso significa que si Mockus saliera de la contienda, un 13 por ciento de los votantes buscarían otro candidato, votarían en blanco o se abstendrían.
De ese porcentaje, es probable que muy pocos o casi ninguno vote por Peñalosa, pues los mockusistas resienten que este haya aceptado el aval del Partido de la U, cuando consideran -acertadamente- que este es sinónimo de corrupción, impunidad y la persecución del poder a toda costa. Todas, 'cualidades' que se resumen en una persona: Peñalosa.
Tampoco se puede desconocer la cercanía, ideológica y de amistad que existe entre Gustavo Petro y Antanas Mockus, hasta el punto de que han considerado hacer alianzas y construcciones conjuntas:
Lo primero que dijo el otrora líder de la conocida ‘Ola Verde’ fue: “agradezco la invitación de Gustavo”.
Luego fue más amplió y se despacho en elogios para el aspirante en la capital del movimiento Progresista: “Le reitero públicamente mi administración, mi respeto y mi cariño”.
Y dejó la puerta abierta al advertir: “espero que de algún modo los caminos conduzcan en algún momento de la vida, no sé si ahora pronto o más tarde, a una construcción conjunta”.
Así que es muy probable que la mayoría de intenciones de voto que ha conseguido Mockus, se vuelquen rápidamente hacia Gustavo Petro, lo que resultaría en una clara posición de ventaja de este frente a Peñalosa, que perdería, una vez más, su candidatura a la alcaldía.
Y por supuesto, ese modelo de corrupción y fanático de los toques de queda -fetiche que comparte con Mockus- está dispuesto a hacer hasta lo imposible por evitar que eso suceda, incluso si le toca recurrir a vías legítimas como defender la competencia y hacer que estas parezcan unas elecciones más democráticas.
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